Guayaquil: Llega una esperanza de vida para los pacientes psiquiátricos
El Instituto de Neurociencias inaugura residencias para atender a 112 personas con problemas. No se descarta la posibilidad de reinserción social
Este miércoles 20 de julio se inauguró el edificio de Residencias Asistidas para los pacientes del Instituto de Neurociencias, en Guayaquil. Sin embargo, llevan en funcionamiento desde abril, atendiendo progresivamente a los usuarios.
Con este proyecto se busca mostrar un estilo de vida distinto, con la esperanza de que los pacientes vean un hogar y no una ‘prisión’, a través de actividades para mantenerlos activos, con terapias de motricidad como rompecabezas, crucigramas, pinturas, creación de monigotes. Todo esto, mientras residen en sus propios cuartos, donde tienen la libertad de adornarlo a su gusto, para devolverles su sentido de individualidad, pero asistidos de los psiquiatras.
Guayaquil: pacientes del Instituto de Neurociencias elaboran monigotes
Leer másEl establecimiento lleva más de 60 años desde su construcción, pero no fue hasta que se inició con este proyecto que cambió su uso, para el de alojamiento.
Actualmente son 87 los residentes que se están atendiendo, pero hay capacidad para 112. Se espera a futuro dar espacio a más personas, menciona María Cristina Game, jefa de residencias de la institución.
La mayoría de los que participan de este nuevo plan son quienes llevan décadas aquí; quienes fueron parte de los modelos antiguos de edificios y tratamientos, que parecían más que nada una cárcel.
Durante la inauguración se pudo ver a uno de los habitantes de la entidad, Roger Larriata, quien presentó un cuadro elaborado por él.
Queremos pasar de ser vistos como un manicomio, a un edificio residencial, para la rehabilitación de quienes viven aquí.
“Lo que buscamos es que los residentes del edificio tengan una rutina y un espacio para ellos, recuperar todas las costumbres que han perdido”, explica Game.
La atención que se brinda es de acuerdo al nivel de dependencia y ayuda, por piso. En el nivel A están ubicados aquellos que no requieren de gran ayuda, pero igual existe apoyo; el nivel B son más direccionados, pero son capaces de trabajar por ellos mismos; mientras que los del nivel C requieren de apoyo constante, pero trabajan para ayudarles a mejorar.
“Esto les ayuda a mantenerse activo, pero no descartamos que con las actividades que se trabajen, puedan tener una inserción laboral y social”, señala Game.