Guayaquil: El estero contamina a 1.600 familias de Jardines del Salado
Los vertidos tóxicos de las fábricas acentúan el problema. El Cabildo dice que recoge los desechos del ramal El Ministerio del Ambiente no responde
Una capa de grasa color negro, acompañada de malos olores, se desprende de las orillas de uno de los ramales del estero que cruza por Jardines del Salado, lo que preocupa a las 1.600 familias que habitan en esta urbanización ubicada en el norte de Guayaquil.
Son las 10:00 del martes 27 de junio y el sol incrementa la fetidez de las riberas de este brazo de mar que, a esa hora, presenta marea baja.
La situación molesta a Maribel Chalén, quien vive al frente de aquel ramal desde hace una década. “Hay momentos que me provoca salir corriendo de mi casa, dejarlo todo para no tener que percibir la pestilencia que nos acompaña desde hace más de tres años”, denuncia la primera vocal de la Asociación de moradores de Jardines del Salado, mientras junto a un grupo de vecinos recorre con EXPRESO las orillas de este sitio de aguas oscuras.
El estero Salado tuvo vida y fue el escenario de una actividad que unió a la familia. En el lugar se cumplió la Jornada de Kayak 'Remando Juntos, programada en el marco del Día Mundial del Refugiado, que se conmemora el 20 de junio.
— Diario Expreso (@Expresoec) June 18, 2023
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Durante el recorrido asegura que la contaminación del estero en esa zona es evidente, ya que la capa aceitosa emana olores que hasta enferman a los habitantes de la urbanización. “Mis hijos tienen problemas respiratorios y otros residentes han reportado el mismo problema que se agudiza con las erupciones de la piel”, indica preocupada.
¿Pero, quién está contaminando este ramal?, pregunta EXPRESO. Germán García, quien habita en la urbanización hace 15 años y además es tesorero de la asociación de moradores, menciona a los responsables.
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“Esto es producto del impacto de los vertidos tóxicos de las industrias cercanas, que contienen residuos de aceites, coliformes fecales y otras sustancias que no se disuelven en el agua. A ellas se suman las vulcanizadoras ubicadas a un lado del estero”, anota, al enfatizar que no hay controles por parte de las autoridades competentes.
Las anteriores administraciones municipales anunciaron obras para evitar la contaminación, pero no hicieron nada. Queremos que las nuevas autoridades apoyen a este sector.
Lo mismo piensa Jhon Zuloaga, quien reside en Jardines del Salado hace cinco años. Dice que la falta de atención al problema no solo le causa indignación, sino que además le genera dudas sobre qué organismo es el que debería intervenir en este caso. “En varias ocasiones ya hemos exigido ayuda al Municipio y al Ministerio del Ambiente, pero nadie dice nada. Quisiera que los representantes de esas entidades se queden al menos un par de horas aquí para que constaten cómo vivimos”, destaca enojado.
EXPRESO consultó a ambas entidades ¿qué tipo de acciones han previsto para evitar que la contaminación siga propagándose? Pero, hasta el cierre de esta nota no hubo respuesta del Ministerio del Ambiente.
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El Municipio sí lo hizo. Adrián Zambrano, director de Ambiente y Preservación de Áreas Verdes, dice que a través de la contratista Visolit se recogen los desechos sólidos que se encuentran en el espejo de agua del ramal. Sin embargo, aclara que en el área se encuentran asentadas empresas del sector estratégico que son de competencia ambiental del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica. “Hemos notificado a la autoridad nacional para que intervengan a las empresas del sector y en los casos que correspondan proceda con las sanciones de ley”, agrega.
Llevamos muchos años aguantando los malos olores del estero que cruza junto a nuestras viviendas. A veces se realizan limpiezas, pero nadie controla la contaminación.
Los residentes del sector también están preocupados por el daño que la contaminación ha provocado en la fauna. “Antes había garzas y otros tipos de aves que venían a comer peces. Además, existían cangrejos que vivían en el manglar; pero el envenenamiento del estero ha alejado a esas especies”, lamenta otro habitante.
Ellos revelan que las administraciones municipales de Jaime Nebot y de Cynthia Viteri habían previsto un proyecto para recuperar las riberas del estuario y evitar que lo sigan contaminando.
El plan al que se refieren es la construcción de un parque lineal con obras que servirían como cinturones de seguridad para mermar el problema en este brazo de mar, y que además sería aprovechado para paseos familiares. Recuerdan que aquello tampoco se dio, pese a que en el Municipio existe una maqueta de la obra que fue presentada a los residentes.
Sobre este punto, Franklin Villamar, director (e) de la Dirección de Planificación Urbana, Proyectos y Ordenamiento Territorial (Dupot), señala que “el proyecto es técnicamente viable, siempre y cuando se presente la documentación respectiva para el inicio del proceso de regularización ambiental ante el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, ya que este documento es indispensable para iniciar el proceso de contratación pública”.
Pero esto no es la única promesa incumplida por las administraciones anteriores, señalan los habitantes. A ello se añade la regeneración de las calles.
“Dijeron que arreglarían todas las vías; pero solo intervinieron ciertas arterias. El trabajo quedó inconcluso y ahora estamos sufriendo las consecuencias de ese descuido”, puntualiza García al mostrar la tierra y piedras que hay en callejones.
Andrés Burbano, director de Obras Públicas, anuncia que para el año 2024-2025 se ha previsto la pavimentación de la vía principal, construcción de aceras y bordillos, implementación de sistema hidrosanitario y la construcción del parque lineal a orillas del estero.
