Esto es lo que se sabe de la pareja de Testigos de Jehová asesinada en Pascuales
Según primeras versiones, el objetivo de los sicarios era otra persona y no los religiosos asesinados
El 5 de enero, una tragedia ensombreció a la comunidad de la parroquia Pascuales, en Guayaquil. Miriam María Dávila Monar, de 58 años, y su esposo José Jhon Alvarado Veloz, de 60, fueron brutalmente asesinados en una residencia de la cooperativa Asaad Bucaram.
Junto a ellos, Jordy Vera Chiquito, un joven presente en el lugar, también perdió la vida en este violento acontecimiento que parece estar relacionado con conflictos previos en la zona.
Esto es lo que se sabe de la pareja de Testigos de Jehová asesinada en Pascuales
Los esposos Dávila y Alvarado habían llegado a la vivienda de un familiar horas antes de ser atacados, con planes de compartir un tiempo en compañía y predicación con sus seres queridos.
Sin embargo, su visita fue trágicamente interrumpida por el ataque armado, que según las investigaciones, estaba dirigido principalmente hacia Jordy Vera Chiquito. Los atacantes irrumpieron en la vivienda en un vehículo desde el cual desataron el fuego.
En el sitio del crimen, las autoridades encontraron 42 vainas percutidas de calibre 9 milímetros y dos balas deformadas, prueba de la ferocidad del asalto. Se cree que el trasfondo de este incidente está relacionado con amenazas previas recibidas por algunos miembros de la familia, situaciones comunes en esta área conflictiva.
Escenas desgarradoras quedaron captadas en una grabación difundida en redes sociales, donde se vio a Miriam yacía en el suelo con un bolso todavía cruzado sobre su torso, mientras que José estaba sentado, con la cabeza apoyada contra la pared, ambos con múltiples impactos de bala.
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Hay miedo en la ciudadanía y las familias
El contexto de violencia y amenazas en este sector de Guayaquil ya había tocado a la familia días antes del ataque, complicando aún más el duelo y el desconcierto sobre los motivos detrás de estos actos.
Una familiar cercana de las víctimas mencionó que no habían recibido amenazas recientes y que el motivo del asesinato sigue siendo un misterio para ellos.
No obstante, el recuerdo de un ataque anterior, donde Rudy Alexander Quiñónez Bautista, otro familiar, fue asesinado, agrega una capa de consternación a su reciente pérdida.
La comunidad de Pascuales, ahora más que nunca, clama por respuestas y justicia ante estos actos de brutalidad que han arruinado familias y atemorizado a los residentes.
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