Estudiantes siembran mangles para salvar el estero Salado
Por primera vez los alumnos de la Universidad de Guayaquil forestaron al pie de su institución. Fueron 900 árboles.
En los años sesenta, el estero Salado de Guayaquil era un balneario donde la gente nadaba y se recreaba. Rodeado de frondosos árboles leñosos de mangle, el Salado era un endiosamiento de la ciudad, que era mucho más verde de lo que es ahora.
“Cada árbol de mangle puede capturar más dióxido de carbono de lo que captan otros tipos de árboles”. Lo dice Daniel Ortega, ingeniero agrónomo, coordinador de la iniciativa ‘Estero Vivo’ y docente y director del Centro de Desarrollo de Políticas Públicas de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol).
Para ayudar a recuperar este ecosistema, que es hábitat de algunas especies; traer beneficios al medio ambiente; y darle un mayor atractivo turístico a la ciudad, ayer, estudiantes de la Universidad de Guayaquil, con el apoyo de alumnos de tres instituciones más, plantaron 900 propágulos de mangle bajo el parque lineal de la ciudadela universitaria, situado en un tramo de la orillas del Salado.
Participaron la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol); de la Universidad Espíritu Santo y el Instituto de Educación Superior Vicente Rocafuerte. Fueron al menos 200 estudiantes.
La actividad es parte del programa ‘Estero Vivo’, que lleva a cabo un acuerdo interuniversitario con la intención de unir fuerzas y salvar El Salado, que es parte fundamental de la ciudad. Comenzó en diciembre, con la forestación de 1.000 mangles en las riveras de la ciudadela Kennedy, y sembrará en un año 5.000 especies.
La forestación la organizó la Facultad de Mercadotecnia de la Universidad de Guayaquil. Las semillas fueron llevadas desde laboratorios de la UEES.
“Algunos somos estudiantes de Mercadotecnia y tal vez se crea que no tenemos nada que ver con esta actividad de árboles, pero la realidad es que los manglares son muy importantes, porque nos brindan, a todos, sin importar lo que estudiemos, aire bueno. Por eso queremos ayudar a recuperarlos”, comentó Andry Ordóñez, uno de los estudiantes.
“Es que no solo debemos preocuparnos por nuestra carrera, sino por el medio ambiente, por este espacio natural que tenemos junto a nuestra universidad”, acotó Hilda Landeta, estudiante de Contaduría Pública de La Estatal. Aquello, generar conciencia ciudadana, fue el otro objetivo principal de la actividad.
Y justamente generar conciencia ciudadana, fue el otro objetivo principal de la actividad.
Ortega menciona que con esta cita, si bien no solucionan el problema de contaminación, sí ayudan a recuperar en algo ese brazo de mar. Indica además que ya hay elementos estructurales de la solución, una de esas es la conciencia ciudadana (en la que trabajan) y otras cómo detener las descargas ilegales de aguas negras que tienen en él casas e industrias, y que queda en manos de las autoridades.
El docente de la Universidad de Guayaquil, Carlos Mora, quien coordinó la actividad e invitó al resto de universidades, menciona que ese fue el primer encuentro de limpieza y siembra de mangles hecho por los estudiantes en las riveras del estero que colinda con la universidad.
Dos citas más, que esperan los organizadores se hagan con alumnos de la católica en las riveras del malecón de Guayarte y en otros tramos donde ayude la comunidad de las casas asentadas en las orillas, serán pautadas en lo que resta del año.
Antes de plantar los pequeños árboles, los chicos recibieron una guía de cómo hacerlo y una charla de por qué es importante cuidar y recuperar el manglar. Luego realizaron una minga de limpieza y concluyeron la jornada con la siembra.
Organización.
El organizador del programa ‘Estero Vivo’ se llama Waterkeeper, que es una alianza global que se encarga del cuidado del agua en el mundo.
