Los estudiantes, víctimas de los secuestros y extorsiones
La delincuencia acecha a niños y jóvenes en los exteriores de escuelas, colegios y universidades. La mayoría de centros educativos carece de vigilancia policial
Caminan en grupos mirando de un lado a otro. Aceleran el paso cuando escuchan los motores de alguna motocicleta o de algún carro desconocido; e incluso, a veces, se lanzan a las calles para evitar pasar por callejones oscuros o desolados. Tienen miedo.
Una estudiante es amenazada y retenida por delincuentes en los exteriores de una escuela
Leer másSon estudiantes de escuelas, colegios y universidades que tratan de protegerse de la delincuencia que los acecha en los exteriores de los predios de los centros de estudios, cuando acuden a la jornada académica o cuando se dirigen a sus casas.
El temor es evidente en este sector de la población que, por lo menos una vez o en varias ocasiones, ha sido blanco de los hampones, quienes no solo les roban sus pertenencias como: mochilas y celulares, sino que también los extorsionan, los amenazan con armas y hasta los secuestran por horas.
La falta de patrullajes y controles policiales en los exteriores de los centros educativos ha originado que esta situación se vuelva cotidiana y que la comunidad exija acciones concretas que la frene.
El hecho más reciente sucedió el miércoles pasado cuando una niña de 12 años fue amenazada y retenida en un vehículo, cuando salía de la escuela fiscal de educación básica Juan Gómez Rendón, ubicada en Tungurahua y Callejón Parra, sur de la ciudad.
Según el tío de la niña, ella salió a las 13:00 del plantel junto a sus compañeros, minutos después se despidieron y ella continuó su recorrido sola hacia su casa, que queda muy cerca del local. Dice que en cuestión de segundos, un hombre la tomó por el cuello, la amedrentó con un cuchillo y la obligó a subirse a un vehículo, donde la retuvo por alrededor de 20 minutos, para luego dejarla en un parque. “Durante el trayecto la llamaron por otro nombre: María”, anotó, asumiendo que la habrían confundido.
Los delincuentes nos atracan al ingreso o salida de la universidad. Arranchan nuestras pertenencias y huyen para esconderse debajo de los puentes donde viven.
Pero no es el único caso que se registra cerca de los planteles. En la Unidad Educativa Vicente Rocafuerte, un menor de edad desapareció luego de que unos sujetos lo sacaron de la institución con engaños.
No hay una hora definida para que los ladrones ronden la universidad y lo hacen porque no hay controles policiales permanentes. Las calles pocas iluminadas son sus aliadas.
Todo esto sucede en plena ejecución del plan ‘Mi colegio seguro’, lanzado por la Gobernación del Guayas y las autoridades educativas para fortalecer la seguridad de los centros escolares.
Los robos suceden a todas horas y uno debe estar atento a cualquier movimiento si no quiere ser presa de la inseguridad que cada día gana más terreno porque nadie ha podido pararla.
Los colegios, blanco del hampa y de las llamadas extorsivas
Leer másEl miércoles pasado, la alcaldesa Cynthia Viteri denunció sin dar mayores argumento que había consumidores que también extorsionan a los alumnos afuera de las unidades educativas y les cobran las denominadas ‘vacunas’ desde $ 1, que utilizan para comprar droga. Pero no dio ni datos de denuncias recibidas ni aclaró si había programado alguna acción de respuesta ni si se presentó esa denuncia en la Policía o Fiscalía.
A mi hija le robaron a dos cuadras del plantel. Otro alumno también fue víctima del hampa. Siempre se dan estos problemas y no se toman acciones eficaces para erradicarlo.
No obstante, este pronunciamiento se realizó unas horas antes del secuestro de una estudiante, sin que se haya encontrado al responsable.
El equipo de seguridad de la universidad coordina acciones con la Policía para que realice patrullajes permanentes por las principales avenidas que rodean al centro de estudios.
En Guayaquil ya es común ver a los padres, a partir de las 07:00, amontonarse en las puertas de los establecimientos para dejar a sus hijos en los patios. Regresan a las 12:30 y aguardan en largas columnas hasta que los chicos salgan del aula, para acompañarlos a casa.
Ellos temen que sus hijos sean víctimas del hampa, como ya ha sucedido en otros planteles desde mayo pasado, cuando se iniciaron las clases presenciales de este nuevo año lectivo.
Los directivos de los planteles educativos hemos denunciado ante las autoridades judiciales los casos de extorsión contra estudiantes y locales, pero poco se ha hecho al respecto.
Los padres tienen que hacer de ‘policías’, en vista de que ningún uniformado patrulla los alrededores de los planteles.
Los robos y extorsiones a estudiantes, docentes y directivos de planteles aumentaron con el retorno a clases presenciales. Hemos pedido ayuda de la policía, pero esta llega de repente.
“Estamos preocupados porque nuestros hijos están indefensos. Las autoridades deben actuar ya”, dijo Sofía Hurtado, madre de dos menores a los que la semana pasada les robaron el dinero de su ‘mesada’ y los teléfonos celulares cuando se dirigían del colegio a su casa.
Queremos acciones concretas de las autoridades para controlar este problema que afecta a toda la comunidad. Los planes implementados no están dando resultados y todos estamos en peligro.
Los estudiantes universitarios tampoco se escapan de las garras de los antisociales, quienes deambulan a todas horas por los alrededores de los centros de estudios y aprovechan el mínimo descuido de los jóvenes para arrancharles las mochilas, donde llevan laptops u otros materiales, así como los teléfonos celulares.
EXPRESO realizó un recorrido por la Universidad de Guayaquil, Universidad Agraria del Ecuador y Universidad Laica, y constató que el control policial es nulo, especialmente durante las noches cuando los estudiantes salen de clases y deben caminar por varias calles con poca iluminación.