Expertos destacan claves para el éxito académico universitario

El éxito académico en la universidad es el resultado de una combinación de factores personales, sociales e institucionales. Así lo han señalado a EXPRESO expertos de universidades como Casa Grande (UCG) y la Universidad Ecotec, quienes coinciden en que el acompañamiento integral al estudiante es clave para garantizar su desempeño y evitar la deserción, que es causada por el déficit económico. 

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Daniel Calderón, decano de la Facultad de Ecología Humana, Educación y Desarrollo de la UCG, destaca tres factores esenciales para que un estudiante triunfe en su carrera universitaria. El primero son las condiciones sociocontextuales. “El acceso a la educación depende de aspectos como la alimentación, transporte, tiempo y espacios adecuados para estudiar, así como condiciones psicosociales óptimas”, asegura.

El segundo factor tiene que ver con las condiciones académico-pedagógicas, que incluyen servicios y propuestas de aprendizaje que acercan al estudiante a su perfil profesional. Y finalmente, el esfuerzo personal del estudiante es determinante. “La organización, la motivación y el entusiasmo son esenciales para desarrollar su aprendizaje”, explica Calderón.

Perfil profesional

Desde la Universidad Ecotec, la doctora Nory Pinela Morán, vicerrectora académica, resalta la importancia de metas claras y motivación personal. “Los estudiantes que tienen un propósito definido y un conocimiento profundo de su perfil profesional suelen alcanzar un mejor desempeño”, alega. Además, enfatiza el papel del entorno familiar y los recursos institucionales, como la calidad de la enseñanza, los programas de orientación y las ayudas económicas.

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Aún con estos consejos, la deserción universitaria sigue siendo un reto significativo en Ecuador, impulsada principalmente por dificultades económicas, la falta de orientación vocacional y problemas académicos. Calderón subraya que, en muchos casos, los estudiantes se ven obligados a abandonar sus estudios por necesidad de trabajar o por condiciones financieras adversas. 

“La necesidad de tener empleo en este país hace que muchos decidan abandonar los estudios. Si, por ejemplo, tuviésemos una ley que proteja a los estudiantes universitarios de tener que trabajar para poder dedicarse al cien por ciento a sus estudios, como ocurre en otros países, habría menos deserción en las distintas carreras”, afirma. 

En este contexto, las universidades han desarrollado estrategias para mitigar el impacto. La Universidad Casa Grande, por ejemplo, desarrolla continuamente becas, prioriza el apoyo psicopedagógico y programas de seguimiento del aprendizaje, así como la atención a la salud mental de los estudiantes mediante alianzas con hospitales e institutos especializados. 

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“Tenemos ayudas económicas y bolsas laborales. Estos son apoyos autorregulados. El Estado también debería tener funciones claras en este sentido para ayudar a los jóvenes, pero mientras tanto las universidades deben disponer de apoyos académicos para garantizar el acceso, la permanencia y la culminación de los estudios”, asegura.

Por su parte, la Universidad Ecotec ha implementado un sistema integral que incluye apoyo financiero, becas y ayudas económicas según el grupo socioeconómico, orientación vocacional a través de talleres y asesorías para que los estudiantes elijan carreras alineadas con sus habilidades e intereses, infraestructura moderna con aulas, laboratorios y plataformas virtuales que facilitan el aprendizaje, así como conexión con el mercado laboral.

Testimonio

Ana María Torres, de 24 años, es un claro ejemplo de perseverancia académica. Durante su segundo año de universidad, su padre perdió el empleo, lo que significó una crisis económica para su familia. Ante esta situación, Ana tuvo que trabajar medio tiempo como asistente administrativa para ayudar con los gastos del hogar y cubrir su matrícula universitaria. “Hubo momentos en los que pensé en dejar la carrera, pero recordaba por qué empecé. Quería enorgullecer a mis padres, y ser un ejemplo para mis hermanos”, asegura.

Ana aprovechó los programas de becas y las tutorías académicas de su universidad, lo que le permitió permitir su tiempo entre el trabajo y el estudio. Además, buscó apoyo en sus profesores y compañeros cuando se enfrentó a materias difíciles. “El secreto fue organizarme, creer en mí y no tener miedo de pedir ayuda”, dice. Ana actualmente trabaja como desarrolladora de software en una prestigiosa empresa.

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