Un expreso escolar con 'perrijos' se pasea por Guayaquil y Samborondón
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Imagina un expreso escolar que no transporta a niños somnolientos, sino a peludos alumnos emocionados. Esa es la rutina matutina de César Nacipucha, el 'tío Nacipucha' de cariño, quien se convierte en el conductor y entrenador de un viaje peculiar que despierta asombro en las calles de Guayaquil y Samborondón.
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Leer másA las 07:45, de lunes a jueves, César se pone al volante de su furgoneta blanca para una tarea muy especial: recoger a sus alumnos de cuatro patas. Los perros viajan sin jaulas, ni correas; sentados, acostados y unos hasta asomados por la ventana mientras deciden con quién socializar durante el trayecto. Es un espectáculo único que diferencia a la Escuela de Canes Guayaquil, de otras escuelas de obediencia.
“Yo no cargo jaulas, los alumnos van sentados en cada silla, y eso le demuestra seguridad al cliente”, menciona César, quien además de conducir el expreso, es el director y entrenador de la escuela.
César, bombero voluntario de corazón, comparte su espíritu de ayuda con sus adorables estudiantes, enseñándoles no solo obediencia sino también la importancia de la convivencia. Esta ruta se ha convertido en el evento más esperado por los peludos, como Rihu, un husky de un año que conoce los días y horas en que "el expreso" pasará por él.
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Leer más“A mí me encanta la forma en como lo llevan, porque no va en kennels”, menciona Mariuxi Herrera, la dueña de Rihu. Cuenta también a EXPRESO que su mascota lleva cuatro meses en la escuela y ha visto resultados. “A mí me dijeron que mi perro sería travieso y desobediente toda la vida, pero él ha aprendido mucho y me ha ido bien con la escuela”, agrega.
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Leer másLa Escuela de Canes Guayaquil comenzó en 2019, cuando César visitaba casas para enseñar a los perros durante una hora al día. Sin embargo, la pandemia lo llevó a una transformación inesperada: convirtió su hogar en una escuela donde los canes son llevados y educados. Su esposa, Fátima, también es guía de canes y se une a la misión de crear amistades caninas.
El curso dura tres meses e incluye enseñanzas de obediencia, trucos y más. Mientras que la rehabilitación toma cuatro meses y ayuda a los perros a integrarse en un entorno donde pueden interactuar con otros compañeros peludos. Además, ofrecen servicios de guardería y hospedaje canino.
Para estos 'perrijos', la Escuela de Canes Guayaquil es más que una escuela, es un hogar lejos de casa. Muchos continúan asistiendo incluso después de completar sus cursos, ya que encuentran amistad y felicidad en su hábitat compartido.
“El perrito de familiariza tanto con la manada y con nosotros que prácticamente le exige al papito que lo traiga”, destaca Fátima, porque se les hace una rutina el compartir entre otros de distintas tantas razas y socializar. “Los hace felices de estar en su hábitat”, culmina.
Así que, mientras el "expreso escolar" de César continúa su viaje, los perros de Guayaquil y Samborondón siguen disfrutando de esta experiencia mágica.
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