La falta de obras y el escaso comercio estancan a Progreso
Varios barrios siguen en tierra, sin ver los trabajos prometidos. Población pide se redireccione el tráfico vehicular para mejorar la economía
El aviso de las obras que se van a realizar en poblaciones cercanas a su entorno confunde a quienes habitan en el borde de la antigua carretera de la parroquia Juan Gómez Rendón, más conocida como Progreso, perteneciente a Guayaquil.
Y es que en el letrero se anuncia una obra que consiste en construcciones complementarias de aceras, bordillos, calles, recapeo y concesiones intradomiciliarias en los centros poblados de Chongón, Daular, Cerecita y Progreso. Obras esperadas por años, pero que aún no llegan.
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Leer másWilliam Reyes, de la ciudadela Costa Azul, dice que no tiene idea de dónde han realizado o van a ejecutar la obra que anuncian, porque su sector hasta ahora sigue igual. A pesar de vivir en una vía principal, no cuentan con aceras ni bordillos. Lo único que tienen es el alcantarillado y el agua potable. De eso no se quejan.
“Aquí en Progreso no se progresa, no hay obras para que venga gente del mismo pueblo a trabajar. Hay muchos que están sin trabajo. Cuando se hizo la nueva carretera, el pueblo se quedó sin el sustento”, sostiene. Enfatiza que algunos barrios están aún en tierra, mientras que otros fueron adoquinados hace unos tres meses, “por campaña”.
Pero no solo la falta de obras mantiene a gran parte de la parroquia en ese estado. Como señala Reyes, con la puesta en marcha de autopista Guayaquil-Salinas, que dividió al recinto Cerecita y lo dejó entre las provincias de Guayas y Santa Elena, el comercio se vino abajo y con ello el progreso de la población. “Desde que se hizo la nueva carretera no solo se afectó a Cerecita sino a todos”, testifica Reyes, al considerar, igual que su esposa, que una solución sería que los buses de las cooperativas de transporte interprovincial vuelvan a pasar por la vieja vía, lo que ayudaría a “levantar” el sector.
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Leer másCon él concuerda Mercedes Reyna, del barrio Bellavista 2, quien también vio cómo el comercio de la zona decayó cuando hicieron la nueva carretera. “Antes de eso, el pueblo se ayudaba en la venta de papas rellenas u otras cosas, se sobrevivía de eso”, relata la moradora. Y afirmar que donde vive “no han hecho nada... es puro lodo, no hay alumbrado público, no hay vereda, nada, es pura tierra. Más de 25 años vivo en el sitio, hemos pedido ayuda muchas veces, pero nada llega. Es un barrio muerto”, describe la habitante. Y eso, añade, genera mucha inseguridad. Como ejemplo, recuerda lo ocurrido el domingo 8 de enero, cuando quisieron llevarse a un niño del sector.
Hemos pedido obras en las vías por los niños y las personas de la tercera edad, pero nunca nos dicen nada...
“Fue como a las siete de la noche, una chica iba con su niñito de compras para la merienda y mientras iba caminando, dos hombres en moto la cogieron a ella, le rompieron el pantalón para quitarle el teléfono. Luego de eso le iban a quitar al bebé, de dos años. La lanzaron al piso. Todo, en medio de la oscuridad del callejón por donde iba”, narra la mujer, mientras conversa con un familiar cerca de la cancha sintética que inauguró el Municipio en 2020. A quienes viven alrededor les gustaría usar dicha cancha, especialmente los niños, quienes “en ocasiones suben las rejas para ingresar y jugar”, indican las madres. Por ello, piden que esa obra sea abierta para toda la comunidad.
EXPRESO acudió hasta el GAD Parroquial para conocer cuáles son las obras que se han ejecutado durante la última administración municipal y qué obras son las que necesita Progreso para seguir adelante. La persona encargada no nos pudo atender. Luego se enviaron las preguntas vía correo, pero hasta el cierre de esta edición no llegaron las respuestas.
Este Diario también envió al Municipio de Guayaquil preguntas sobre por qué a la parroquia no llegan las obras. Hasta el cierre de la edición, asimismo, nadie había respondido.
Tengo más de 25 años viviendo aquí, hemos pedido ayuda, pero seguimos siendo un barrio muerto, de tierra.
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Leer másGregory Mite, del barrio Las Américas 2, también espera respuestas. “El año pasado solicité que nos hagan las calles. Tengo dos niñas, hay mujeres embarazadas, personas con discapacidad y de la tercera edad viviendo en ese sector. En invierno es peor, es puro lodo”, dice el joven al mostrar la otra cara del barrio donde vive una hermana, al cual hace dos años llegó el pavimento a las calles.
Y aunque hay sectores donde también han llegado el adoquinado, las aceras y los bordillos, allí el problema es otro: el tránsito de animales domésticos o de consumo, que “se pasean” sin ningún cuidado.
Muchos habitantes se han acostumbrado a ese panorama propio del campo, pero hay otros moradores que esperan que eso sea regulado, que exista un mayor control de animales que consideran deben estar en corrales, como los cerdos y las gallinas.