Una familia venezolana pernocta debajo de puente y causa malestar a ciudadanos
Las personas aseguran que están de paso porque han iniciado el retorno a su país de origen
Este miércoles 19 de octubre, una familia de origen venezolana, integrada por tres adultos y tres niños, amanecieron debajo del puente ubicado en el kilómetro 2.5 de la avenida Carlos Julio Arosemena y Las Monjas, norte de Guayaquil.
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Leer másEllos llegaron en horas de la madrugada con maletas, cartones y sábanas. En el sitio improvisaron un dormitorio al aire libre que obstaculiza el tránsito de los peatones que deben tomar ese camino para cruzar de un carril a otro.
“Es lamentable toparse con este panorama desde tempranas horas, especialmente porque hay niños. Pero el Municipio y la Policía deberían sacarlos de allí y llevarlos a un sitio provisional para que no obstruyan la vía pública y tampoco provoquen mal aspecto en la zona”, manifestó Carlos Morales, quien trabaja en una de las concesionarias de automotores cercanas.
Melena Rodríguez, quien labora en una gasolinera, también mostró su rechazo a la presencia de estas personas. “Siempre es lo mismo. Sino están durmiendo debajo de los puentes, están en los parques, pasos peatonales, e incluso, en los portales de viviendas privadas. Ya es hora de que las autoridades busquen solución para este grupo de personas que no tienen dónde vivir y buscan el espacio público para hacerlo”, cuestionó.
EXPRESO informó sobre esta situación al Municipio y desde allí aseguraron que enviarán personal al sitio y que en la noche realizarán operativos de controles en la zona.
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Leer másEste Diario también dialogó con uno de los miembros de aquella familia, quien dijo que solo están de paso. “Venimos caminando desde Mapasingue en donde hemos vivido cerca de un año. Ya nos estamos regresando a Venezuela porque aquí en Guayaquil no hemos podido conseguir un trabajo fijo. Hicimos una parada para que los niños descansen, luego seguiremos hasta donde nos lleve el camino”, manifestó una mujer, quien no quiso identificarse.
Otra señaló que ellos se ganan la vida vendiendo caramelos y que ahora solo esperan que alguien los apoye en su recorrido.