Las fases del luto se estancan al no poder ir a una tumba
Padres que perdieron a sus hijos en el vientre lanzan globos. El grupo se solidariza con los deudos del COVID-19
La vida y el dolor de haber perdido un hijo están en el parque Samanes. Por un lado se escuchan las risas de los niños que andan en bicicletas, murmullos de familias conversando; y a la vez, frente al escenario de la concha acústica, está un grupo de padres que se alista para lanzar globos en memoria a los bebés que fallecen en el vientre de la madre, o que murieron a los días de nacidos.
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Leer másMientras alistan los globos, los participantes explican que este es un evento a propósito de que el 15 de octubre fue el Día Internacional de la Muerte Gestacional, Neonatal y de la Infancia Temprana. Pero, también se solidarizan con las familias que todavía no han podido enterrar a quienes murieron por coronavirus, y su cuerpo se perdió en algún hospital de Guayaquil. En esa situación están unas 59 familias.
El hecho de que mi hijo no nació, no significa que no lo extraño. Es la primera vez que vengo con mi esposa. Mi bebé falleció en el vientre, en mayo de este año.
El grupo entiende lo que es recibir la noticia de que un miembro de familia ha muerto y no tener un cuerpo que enterrar. Así lo indica Daniela del Pezo, quien por 12 años viene organizando estos actos.
Ella pasó por esta tristeza a las 36 semanas de embarazo cuando le indicaron que el bebé había fallecido. Al no pasar por el rito del entierro experimentó lo que los psicólogos denominan un luto con complicaciones. Es decir, se mantiene en depresión por mucho más tiempo.
De pronto, hay una pausa en explicar el porqué están allí. Son las 16:30, del domingo 25 de octubre, cada familia empieza a escribir en los globos. Se lo hace con una actitud solemne. Unos llorando, como Sandy Rodríguez, quien escribe: “Angelito bello. Te amamos. Tus papis”.
Hace cinco meses Rodríguez empezó a sangrar, por el tema de la emergencia sanitaria por el coronavirus se complicó recibir atención pronta y efectiva; hoy está enviando un globo a un bebé que no supo si era niña o niño, ella llegó solo a dos semanas y media de embarazo.
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Leer másYa los globos están listos, Daniela del Pezo pone la canción Era en Abril, que describe el dolor de perder a un hijo.
Suenan apenas las primeras líneas de la pieza musical que dice: “Sabes, hermano, lo triste que estoy. Se me ha hecho vuelo de trinos y sangre la voz. Se me ha hecho pedazos mi sueño mejor. Se ha muerto mi niño, hermano...”; y entonces sueltan los globos. Los sentimientos del duelo se ponen en la primera capa del corazón.
El silencio se mantiene para respetar el momento. Unos minutos después se congregan alrededor de quienes están allí por primera vez. Le sugieren buscar asistencia con un psicólogo. A la vez que comentan que el Gobierno debe hacer una campaña para que cuando el feto está completo que los padres lo puedan enterrar. “También es importante que el personal médico no sea tan suelto de huesos al dar tan terrible noticia. Y que si los padres necesitan tiempo para asimilar esa pérdida lo tengan. No es fácil ir a trabajar con esa tristeza, porque al morir el niño se pierde el permiso de los tres meses que hay. Se olvidan que para la pareja ese ser ya era miembro de la familia”, señala Joyce de Loyza.
El duelo se complica cuando no se pasa por el rito del entierro. Por eso, eventos como soltar globos ayuda a simbolizar ese momento en que se visita una tumba.
El acto de soltar globos ayuda a los deudos cuando no tuvieron la oportunidad de pasar por el rito de enterrar a su hijo, porque es una forma de cumplir con esa parte espiritual de estar al pie de una tumba, dice a EXPRESO la psicóloga clínica Sandra Moreira Ferrín.
La experta también sugiere poner en una caja el eco, los exámenes de prueba y cualquier otro elemento relacionado con el bebé. “Se puede tener la caja en casa, pero suelo recomendar que la entierren”, indica Moreira.
Mi hijo falleció en mi vientre hace 14 años y realizo la actividad de lanzar globos desde hace 12 años. Es como visitar una tumba y aprender a sobrellevar la ausencia.
La experta señala las etapas del luto que son: negación, entrar en shock y creer la muerte; protesta, preguntarse por qué a mí o sentir culpa; desesperación, sentir dolor; resignación, que es aprender a vivir con la ausencia de la persona. Y destaca que estas fases se pueden extender cuando no se pasa por el rito del entierro.
El hecho de que el grupo se solidarice con los deudos por el coronavirus y en especial por quienes no encuentran los cuerpos es un acto noble, porque es posible que estas familias estén estacionados en la primera etapa del luto, en la negación. Sobre todo porque se supo de casos de pacientes que los dieron por muerto y luego aparecieron vivos, manifiesta Moreira.
La sugerencia de la psicóloga para quienes el Día de los Difuntos no pueden ir a los cementerios, es orar en familia igual que lo harían frente a la tumba.
De allí, la actividad de reunirse cada octubre ayuda a quienes recientemente han pasado por ese dolor, conversar con quienes entienden por experiencia también es una buena terapia, señala Moreira.