Feligreses celebran la novena de la Virgen de El Cisne
Con mucha devoción participa la ciudadanía de actividades hasta el 7 de septiembre
Con entusiasmo, María Remache, de 56 años, estuvo atenta al arribo de la imagen de la Virgen de El Cisne al templo de San Agustín, en Guayaquil, para la trigésima novena procesión mariana hacia el Santuario en la parroquia San Vicente de Paúl, en la calle 24 y la A, que se realizó el último domingo de agosto.
Guayaquil se alista para recorrer la procesión de la Virgen de El Cisne
Leer másMientras algunos devotos tomaban fotos y se santiguaban ante la representación de la Madre Celestial, que vestía un glamoroso traje blanco y era llevada al interior de la casa de oración, María musitó sobre lo hermosa que se veía la efigie, adornada con un sombrero decorado con flores blancas y collares.
María, como miembro de la Pastoral del santuario porteño, participa en los preparativos para los actos en honor a la Virgen, que se realizan en la parroquia suburbana desde el 17 de agosto como parte de las festividades patronales.
A lo largo del tiempo, su relación con la figura sagrada se ha fortalecido y cada recorrido tiene un significado especial para ella
La devoción
¿Cuáles son los requisitos para aplicar al programa de becas ‘Futuro Femenino’?
Leer másEsta devota ha participado en todas las procesiones realizadas en la ciudad, y cada tarea que le han asignado la lleva a cabo con profundo amor, ya que con estas también expresa su fervor hacia la Virgen, una de las advocaciones con miles de seguidores.
Ella menciona que realiza todo lo que hace por la Virgen con cariño porque, desde que la efigie fue establecida en la parroquia de la calle 24 y la A, siente que ha sido escuchada. “Le ofrecí a mi hijo recién nacido para que siempre me lo cuide”, añade.
Además de su hijo mayor, que ahora tiene 40 años, también ha hecho promesas por sus otros dos vástagos, de 31 y 29 años, para que la Virgen los tenga bajo su amparo. Ella ruega, sobre todo, por la salud de su familia y la suya propia.
María está convencida de que La Churonita siempre la ha escuchado. “Cada vez que le he pedido que sea intercesora ante su amado hijo Jesús, jamás he dejado de recibir una respuesta”, afirma.
Por todos los favores obtenidos, “mi amor hacia ella es grande. Ella es la que me tiene aquí. He estado enferma, pero gracias a Dios y a la Virgen, me estoy recuperando”, enfatiza.
Su devoción la vive en la caminata y, como integrante de uno de los diez grupos de la Pastoral, participa en las actividades en honor a la Madre, que se mantendrán hasta el próximo 15 de septiembre.
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