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Foro. Las proyecciones presenciales se mantienen para tener cercanía con los jóvenes.JOFFRE FLORES

FIC: Un semillero para encontrar futuro en el cine

El festival intercolegial originado en Guayaquil lleva 14 años formando cineastas, pero en el país falta mucho por hacer

El célebre periodista y crítico Roger Ebert dijo: ‘‘Para mí, las películas son como una máquina que genera empatía’’. En Guayaquil, el séptimo arte ha logrado precisamente eso, empatizar con tantos jóvenes que buscan una profesión que les apasione, y encuentran en la pantalla plateada el lienzo perfecto para trazar sus metas.

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Todo comenzó en 2011

Fue hace 14 años que, en un plantel educativo de la ciudad, Ramón Murillo, docente y apasionado por las narrativas, notó que sus alumnos tenían el talento para crear cortometrajes; la temática fue terror, inicialmente. A medida que pasaban los años, junto a la catedrática Elsa Cortés, se dieron cuenta del potencial de hacer un certamen más amplio. Así han transcurrido 14 ediciones del Festival Intercolegial de Cine (FIC), fundando un evento anual que se ha convertido en semillero de cineastas.

‘‘La primera edición tuvo siete grupos, la segunda edición tuvo 14 y de ahí ha llegado ahora al punto en el cual estamos recibiendo 69 cortos que vienen de alrededor de 57 grupos distintos, no solo de aquí, sino de 24 ciudades en todo Ecuador’’, resalta Cortés. Al final del Festival, hay una premiación, con estatuillas y la gala pertinente.

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Elsa Cortés da la bienvenida a una proyección de cortometrajes participantes.JOFFRE FLORES
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Todos los talleres para formar artistas

El FIC brinda una gran cantidad de talleres; dirección, escritura, actuación, sonido y más aspectos técnicos para los alumnos, que por lo general, cursan el bachillerato. Justo en el umbral de tomar una decisión importante: su carrera profesional.

‘‘Sí, los jóvenes vienen un poco con ese entusiasmo de venir a jugar a hacer una película, pero algunos se involucran mucho en ello y deciden sus carreras hacia estos sectores de la industria de la creación de contenido. Por eso trabajamos junto a la academia, para que ellos tengan contacto con esa vocación’’, comenta Ramón Murillo.

Es el caso de Sebastián Avilés, estudiante de Cine en la Universidad de las Artes y exparticipante del FIC en 2017, donde ganó junto a su mejor amigo, la categoría de mejor guion de este certamen local. Sin embargo, gracias a los convenios del FIC, este cortometraje, titulado ‘La Caja’, logró alzarse también con el premio de ‘Mejor cortometraje iberoamericano’ del Cinedfest de las Islas Canarias.

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Los alumnos aprenden iluminación y dirección de arte para formar los encuadres perfectos.CORTESÍA

‘‘No hay muchas instancias en las que los jóvenes puedan enfrentarse a una producción de cine, y el FIC te da esa oportunidad. Si descubres que es para ti, es algo muy valioso’’, relata Avilés.

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''Papá, mamá... quiero hacer cine''

Sin embargo, la contraparte de esta algarabía artística es el cuestionamiento de ciertos padres de familia hacia sus hijos cuando su enfoque se fija en hacer cine como estilo de vida. Muchos no lo aceptan. Francisco Cabanilla, joven cineasta, considera al FIC como un punto de inflexión en su vida, y agradece que tuvo siempre el apoyo de su hogar. ‘‘Aunque mi papá al inicio tuvo sus dudas, siempre conté con todo el soporte de ellos. Esto es vital. Yo le recomendaría a los padres de familia que sean los ‘fan #1’ de sus hijos, si ven que esto les apasiona’’.

Elsa Cortés tiene su criterio bien claro ante esta repetitiva situación, y lo comparte. ‘‘Hay que entender que no es que las artes no sean algo posible con lo cual vivir, sino que una persona que es artista dentro de un país donde el arte no es algo que te permita autonomía tendrá días y días; y al final, estudiar cine es producción audiovisual. Está la posibilidad de hacer publicidad y otras cosas, ahí está el dinero’’, comenta Elsa Cortés, sobre la problemática.

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Participantes explican la elaboración de su corto durante proyección.JOFFRE FLORES

Todos recuerdan el FIC con amor

Y ahí está la importancia del FIC, que no ha sido un concurso más, de bases y recepción; su proceso ha transformado vidas. ‘‘Ser una adolescente, moverme a varios puntos de Guayaquil para recibir talleres dictados por profesionales del medio audiovisual fue increíble. Conocí que el arte, el mundo audiovisual, era también una carrera’’, cuenta Ana Paula Trujillo, quien en 2016 cautivó el certamen con una adaptación cinematográfica del poema OCD de Neil Hilborn, ‘‘La pestaña en su mejilla’’. Su experiencia en el FIC también le consiguió ‘cachuelos’ en lo audiovisual, y así lleva varios años formándose como cineasta.

¿Por qué no somos como nuestros países vecinos en el cine? 

Hay otro reto con el cine local: trascender. Para Elsa Cortés, esto no es por falta de talento. ‘‘Estamos hablando de líneas específicas de fomento; Colombia es un país que le invierte al cine desde hace más de dos décadas de forma constante. Hay mucho por cuestionarnos a nivel de guion, en encontrar un estilo propio. Acostumbrar también al público a que quiera estar ahí’’, explica Cortés, añadiendo que también se debe tener una ‘política estable’, pues en el Ministerio de Cultura hubo cuantiosos cambios de dirección en un lapso de diez años.

Pablo Villava, especialista en Industrias Culturales, difiere de la idea de que no estemos a la altura en calidad y cantidad, pero puntualiza que se debe tener en cuenta otro proceso. 

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‘‘La cadena de valor no está consolidada. En Ecuador se crea, se produce; pero no se distribuye. El problema es que todas estas industrias no circulan a nivel interno’’, explica el experto, sugiriendo que en el país lo que falta es ‘venderse más’, y que haya formación para dicha tarea.

Por eso, iniciativas como el FIC resaltan en la comunidad local por cómo concretan su propósito. Así se ha posicionado como uno de los intercolegiales más grandes y emblemáticos más grandes del país.

Aunque al final, Ramón Murillo, enfatiza que su orgullo más grande como cofundador del Festival es ver a sus estudiantes siendo unos profesionales de las distintas artes narrativas que el Festival impulsa. 

‘‘Me acuerdo haberles visto pequeñitos, ahí poniendo las luces, armando sus cosas; ahora ya son profesionales. Siento que el FIC aporta mucho a la industria creativa en el cine, más que nada en la parte formativa. Y ya tenemos varios profesionales que están siendo exitosos en el medio’’, concretó.

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