Una fiesta con los protagonistas de la edad dorada de Urbanor
El comité organizó una cena para alrededor de 80 adultos mayores del barrio. La celebración siguió, pese a la lluvia.
Ni siquiera la lluvia aplacó el festejo. La noche del sábado, por segundo año consecutivo, el parque de la ciudadela Urbanor, ubicada en el norte de Guayaquil, se convirtió en el punto de encuentro de más de 80 adultos mayores que, por alrededor de tres horas, convirtieron en pista de baile las canchas del lugar y no pararon nunca de contar las anécdotas allí vividas.
Cada diciembre, a lo largo de los últimos 40 años, relató Vilma Rodríguez, residente, los vecinos comparten las fiestas como si fueran familia y no simples amigos. “Hay posadas, villancicos y gente regalando desde dulces hasta detalles. Hay brindis en cada esquina, la tradicional quema del monigote. Hay hermandad”. Este mes, mencionó, la unión se multiplica y, cada vez con más intensidad, se traspasa hacia las nuevas generaciones.
Para Rodríguez, una de las participantes de esta reunión organizada por el consejo barrial y el comité Junta Vecinal de Urbanor, con este encuentro -al que se unen también los hijos y nietos de los adultos mayores- el vecindario les demuestra lo importante que son.
Me siento orgullosa de mi barrio porque las anécdotas vividas entre los residentes no mueren con el pasar del tiempo. Este festejo marca parte de su historia. Es un ejemplo para las nuevas generaciones.
Es la segunda vez que celebramos este encuentro y la emoción es cada vez más grande. No solo porque valoramos a nuestra gente, sino porque la comunidad responde positivamente, disfruta, convive, se une.
“Encontrarte con gente a la que has visto crecer y que organicen algo así por ti no tiene nombre. Este barrio es grande”, coincidió Carlos Velarde, de 81 años, mientras veía a sus amigos bailar y se disponía a comer. El comité también les había organizado una cena.
Durante el encuentro, que tuvo que ser suspendido antes de tiempo a causa de la lluvia, los integrantes celebraron el cumpleaños número 107 a Egberto Rojas, el residente más longevo del barrio, quien desde su banca observaba y aplaudía cada acto y las palabras que en su honor sus vecinos decían.
“Es un honor para mí tener todavía a mi padre vivo y es una dicha, igual de grande, que Urbanor le celebre su cumpleaños. Estoy extremadamente contenta. Este vecindario, donde hemos vivido más de tres décadas, ha sido maravilloso con él y nosotros. Lo quieren, nos quieren, nos queremos”, agregó Magda Rojas, su hija.
A don Egberto, como lo llaman con respeto los hijos de sus amigos, le cantaron no solo el feliz cumpleaños, sino también la canción ‘Que Dios te bendiga’, que lo emocionó. Se escucharon aplausos y voces que retumbaron en la cancha, cada que llegaba el coro. Los abrazos no faltaron. Y no solo para el cumpleañero. En el sitio ya era fin de año.
A decir de Geofredo Calle, presidente de la Junta Vecinal de Urbanor, esta reunió entre los “señores de la edad dorada del barrio” ha superado sus propias expectativas. “Decidimos, tiempo atrás, que ellos sean los protagonistas del festejo, al igual que en determinados meses son los niños, las madres, los padres. Aunque somos unidos, esos lazos se han fortalecido aún más y eso me conmueve”. La comunidad espera con ansias la fecha, aclara, asegurando que para llevar a cabo la celebración realizan un bingo anual para recaudar fondos, los que se complementan con las donaciones por parte de las familias.