Las fiestas lograron darle esa tan anhelada vida al centro de Guayaquil
Los desfile llenaron de familias las avenidas Quito y Malecón. Ese efecto temporal, la ciudad quiere que sea permanente
Las fiestas de Guayaquil lograron darle, al menos de forma temporal, vida al centro. Esa que por años las familias y turistas reclaman que sea permanente a fin de no tener más un centro apagado y sin identidad.
La Espol se propone darle una nueva vida al centro de la mano de su campus
Leer másEste 26 de julio, los dos desfiles que se llevaron a cabo en el sector, lograron volcar a la ciudadanía a las calles entre las 7:00 y pasadas las 19:00. Las veredas se convirtieron en una especie de pasarela, en donde familias enteras caminaron de un lado a otro con banderines, ropa alusiva a Guayaquil o con teléfonos desde los que capturaron los mejores momentos de las marchas o se hacían selfies.
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En la mañana, el sonido de los tambores retumbó a lo largo de la avenida Quito, donde decenas de colegios, en total 96, se concentraron para desfilar en honor a Guayaquil, a sus 489 años de fundación. No eran ni las 8:00 y la arteria estuvo ya abarrotada de gente. No solo de los estudiantes que participaron en el acto, que fueron cerca de 9.000, sino también de sus padres, familiares, comerciantes y turistas.
Claire Martín, quien vive en Madrid (España) y se encuentra de vacaciones en Ecuador, fue una de las espectadoras. Ella se aloja en uno de los hoteles del centro y el personal del lugar, la noche del pasado 25 de julio, le sugirió que sea testigo del que llamó “un acto de civismo”.
“Me ha encantado. Me pareció increíble despertar con el sonido de los instrumentos y ver las enormes banderas de Ecuador y de Guayaquil ondearse de un lado a otro. Me han encantado también las canciones que se han tocado por Guayaquil. Me he topado con gente amable y muy divertida, que ha bailado incluso en las calles. Que así son los guayaquileños, me han dicho. Que ser alegres es su principal característica...”, aseguró mientras filmaba cada movimiento que las cachiporreras hicieron durante el trayecto; que inició en el parque La Victoria y terminó en la avenida Malecón Simón Bolívar.
En los alrededores del Parque Centenario, por donde desfilaron los alumnos, los padres se colocaron en una especie de fila india para ver a sus hijos. Nadie ahí se conocía, pero la alegría que reflejaron era compartida.
Así como estuvo el centro ahora es como debería estar siempre: vivo, lleno de música, gente, arte, color por todos lados. Espero que en un futuro cercano, no solo en las fiestas se vea este tipo reactivación.
Josefina Armijos, madre de un alumno del colegio Liceo Naval, dijo sentirse más que satisfecha de lo jornada. “Mire como está el centro, lleno de guayaquileños, más vivo que nunca. Esto es Guayaquil, esto es honrar al Puerto Principal. Que su lugar más icónico sea recorrido y se convierta en el punto de encuentro de las familias de los distintos rincones de la ciudad es hermoso. El civismo siempre ayuda, siempre logra recordarnos por qué importa nuestro origen; por qué es importante nuestro territorio, la ciudad”, señaló.
Uno de los puntos donde más se concentraron los espectadores fue en la avenida 9 de Octubre, entre las calles Malecón y Rumichaca; donde se vio a la gente saludando desde los balcones de los edificios que ahí se levantan; y sentada en la vereda e incluso sobre pequeños bancos portátiles que llevaron con ellos.
El hecho de que Guayaquil haya amanecido más fresco que otros días, a decir de las familias, facilitó las cosas. En el caso de María Solórzano, quien habita en la Alborada, pudo llevar a sus padres, ambos adultos mayores.
“A mi mamá le encantan estos desfiles y en sí estas fechas, pero no le gusta el calor. Se cansa y tiende a descompensarse. Esta mañana, al ver que la ciudad amaneció nublada, pasé por ellos y me los traje. Aquí pasaremos todo la mañana, vendrán mis hijos en unas horas y todos iremos a desayunar a la calle Panamá. Me gustan estos planes y que Guayaquil esté así de viva. Hasta más segura me siento, que es lo que nos limita a redescubrir nuestro espacio”, señaló.
Un desfile en carrozas reunió a las familias
Este 26 de julio por la tarde, el ambiente de fiesta se replicó. La avenida Malecón fue el escenario de un desfile que ocupó al menos ocho cuadras en contraflujo.
Carrozas alegóricas multicolores desfilaron acompañadas por bailarines de todas las edades, que con sonrisas saludaban a las decenas de asistentes que se congregaron en esta zona céntrica. Los balcones fueron uno de los sitios escogidos para observar el espectáculo desde lo alto.
He visto revitalizado el centro. Creo que estos eventos aumentan el civismo, mire como está repleto el Malecón. La gente necesita de estos actos para desestresarse de tantos problemas que vive el país.
Pero el flujo de visitantes también se concentró en calles aledañas como la Panamá, donde actores ofrecían shows en los salones junto a los callejones. El ambiente de fiesta se multiplicó y las familias no podían estar más felices por esto.
Jefferson Silva acudió a ver el desfile con su hijo Jeremy, de 6 años. Dijo estar encantado de ver un centro muy dinámico y sugirió que este tipo de eventos se repliquen con mayor frecuencia.
‘De aquí podemos ir (a pasear) a algunos lugares y aprovecharlos, como Las Peñas, la calle Panamá, el cerro Santa Ana. Pasear como antes, como los guayaquileños en el pasado lo hacían siempre’, dijo.
- Exfutbolistas como Máximo Banguera, Augusto Poroso, Jason Zambrano y Kléber Fajardo también fueron parte del evento. Ellos transitaron en una alegoría decorada con detalles deportivos, como una portería con mallas.
La nostalgia de revivir al centro que unía a las generaciones
Leer másDoménica Arteaga, quien estuvo en el lugar, dijo sentirse satisfecha de comprobar que el centro tiene mucho potencial para revivir y vivir. "Con los altos niveles de inseguridad que hemos vivido y con lo desolado que está el centro de Guayaquil desde hace al menos dos años, sí dudé de que nuevamente el lugar pueda llenarse de gente. Pero he pasado todo el día en el sector y he visto una marea de gente caminando por sus calles, todas prácticamente. Eso me ha llenado de alegría. Me ha dado la esperanza de que podemos recuperar nuestra entidad", pensó.
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Mirna León, quien habita en la calle Panamá, una de las pocas que se ha reactivado desde hace ya algún tiempo y ha servido de ejemplo para sugerir que se intervengan otras; como el resto se sintió a gusto de ver el barrio lleno. "Por donde caminaba había gente, pero mucha. Había niños en los parques, jóvenes en el Malecón, familias enormes comiendo en los restaurantes, turistas que subían y bajaban de Las Peñas, artistas cantando o dibujando... Hubo de todo y eso me fascinó. Así es el barrio en el que quiero vivir yo", señaló.
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