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Carolina Massuh es psicóloga clínica y ha logrado fusionar la cerámica con terapia de bienestarVALENTINA ENCALADA ORTEGA

Carolina Massuh, una psicóloga que brinda bienestar a través de la cerámica

GUAYACOS: Esta joven guayaquileña fusiona la terapia de bienestar con la práctica de la alfarería. A su taller acude gente que busca desconectarse de su rutina y mejorar su estilo de vida

Guayacos es una sección en la que contamos historias de los habitantes de Guayaquil, vidas que alimentan y hacen más rica esta ciudad. Relatos que ayudan a conocer mejor la madera de la que están hechos.

Desde el primer momento en que sus manos tocaron suavemente la arcilla cruda, Carolina Massuh sintió que entre ella y este material se había producido una mágica simbiosis de la cual ya no se apartaría jamás. Supo también que la paz y tranquilidad que le produce elaborar piezas de cerámica no la encontraría en otra actividad.

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Psicóloga clínica de profesión,  Massuh recuerda hoy cómo llegó a conocer este arte que adorna cocinas, repisas, rincones y cualquier ambiente de las viviendas y edificios. Precisa que en el año 2016, mientras cursaba una maestría en Psicoterapia en Bienestar Emocional en Madrid, España, le costó adaptarse a otras costumbres y modas, "pero encontré la forma de hacerlo, y fue a través de la cerámica”.

Una ayudita del destino fue quizás determinante en esta especie de amor a primera vista entre ambas, pues un día camino a la universidad donde estudiaba, esta joven de cabellos lacios y claros observó un taller de alfarería con finas y hermosos jarrones, tazas y muchas  figurillas que la dejaron "hipnotizada". Luego de eso decidió tomar un curso para aprender a elaborar sus propias creaciones.

"Desde el primer instante en que toqué el barro sentí que estaba conectada con algo muy profundo”, comenta Massuh.

Una vez culminado el posgrado, la psicóloga regresó a Ecuador e inmediatamente buscó talleres de alfarería en Guayaquil pero no encontró ninguno. No fue sino en 2019 que conoció a Iti Vera, una conocedora de este arte con quien pudo volver practicarlo. Desde entonces no se ha detenido.

Claro, al comenzar el 2020 todas las actividades del ser humano sufrieron una paralización a raíz del surgimiento de la pandemia de Covid-19 y sus prácticas de cerámica no podían ser la excepción. Ella cuenta que para no quedarse estancada en su aprendizaje se compró un torno alfarero para seguir practicado. Eso no solo que le permitió avanzar en su pasión, sino que también le dio bienestar emocional durante los encierros. 

La terapia le resultó tan buena que  hizo que toda su familia pasara por ella.

Su emprendimiento

Muy segura de los beneficios, especialmente emocionales, que trae el elaborar cerámica, Massuh quiso ir más lejos con ella, ya no solo para prodigarse bienestar a ella y a los suyos, sino también a mucha gente. Así es como  nace su taller llamado Ceramicalma.

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“Empecé a investigar qué beneficios podría traer la cerámica con la psicología y logré conectar ambas cosas, como una terapia psicológica”, explica la chica, quien hoy brinda  este peculiar servicio a todo el que lo desee.

En cuanto a la alfarería en sí, Massuh recuerda que esta práctica es ancestral de todos los pueblos de Ecuador y del mundo, aunque con materiales diferentes, pero el oficio es el mismo.

Por ejemplo en  su local de Ceramicalma trabaja con pasta para cerámica, que no es otra cosa que tierra con agua y otros componentes.

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    Para trabajar con la cerámica utiliza un torno alfareroVALENTINA ENCALADA ORTEGA
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    Con la cerámica se pueden elaborar cubiertos, tazas, jarros, asientos, floreros y másVALENTINA ENCALADA ORTEGA

Por consejo de su madre Cecilia Morán, de que empezara con las clases al público desde casa, Carolina armó el taller en una de las salas. Reemplazó una mesa de billar que estaba en el sitio e instaló seis tornos eléctricos. Poco a poco, ella ha ido mejorando el espacio para brindar privacidad y ayudar en la concentración de los estudiantes.

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Actualmente da clases a 30 personas en horario de lunes a jueves y sábados, a partir de las 18:00, porque en la mañana, entre semana trabaja en su profesión de psicóloga en una escuela de Samborondón. Los viernes los ha reservado para brindar el servicio de terapias psicológicas en casa.

"A mis estudiantes siempre les explico que para las experiencias con cerámica, trabajamos con los cuatro elementos naturales: fuego, aire, tierra y agua", dice Carolina, y enfatiza que se trata de un proceso lento. "En la actualidad estamos acostumbrados a la inmediatez, pero la cerámica nos trata de enseñar a tener paciencia, y ser tolerantes a trabajar con la frustración", subraya luego.

Massuh juega con las metáforas al momento de enseñar: si alguien daña su pieza le dice que es una lección a aprender; además centra su enseñanza en una premisa japonesa llamada wuabi-sabi, la cual consiste en querer las cosas que hacemos imperfectas, tanto como que si fueran perfectas. Disfrutar el presente, encontrar la paz y armonía en las pequeñas cosas, es un ejemplo de ello.

"La idea es que lo cojan como un hábito o terapia de bienestar que ayude en sus vidas".

Carolina Massuh

Ceramicalma es, entonces, como lo dice Carolina, un espacio creado para tener ese momento de la semana o del día para poder desconectarse y estar contigo mismo; o compartir con una nueva comunidad.  

estudiantes
Ceramicalma tiene actualmente 30 estudiantes que asisten a clases de lunes a jueves y sábadosVALENTINA ENCALADA ORTEGA
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