Leticia
Leticia Mackliff, junto a pequeñas réplicas del llanero que condujo por 17 años.Cortesía

Leticia Mackliff, la historia de la primera ecuatoriana en el volante de un bus interprovincial

Guayacos: En el año 1976, Leticia, de ahora 88 años, inició su trabajo como conductora de Guayaquil a Babahoyo. Tuvo que enfrentarse a los prejuicios y dar un ejemplo de empoderamiento femenino. Aquí su historia

Guayacos es una sección en la que contamos historias de los habitantes de Guayaquil, vidas que alimentan y hacen más rica esta ciudad. Relatos que ayudan a conocer mejor la madera de la que están hechos.

Transcurría el año 1976 y Leticia Mackliff, a bordo de un llanero verde (bus de viaje interprovincial), se zafaba los baches de la carretera de tierra y dominaba las vías en las que se levantaba el polvo. Cumplía su ruta: de Guayaquil a Babahoyo.

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Era uno de sus primeros viajes como ‘llanera’ (conductora) y para frenar críticas y burlas, de hombres y mujeres, tuvo que bajar a un pasajero que quería “volverla loca”.

Era un profesor que viajaba desde el Puerto al cantón Baba para iniciar labores. Todo iba bien, hasta que el hombre se fijó por el retrovisor, que quien conducía el enorme bus, no era un señor, sino una mujer con elegante sombrero negro y labios pintados de rojo. Entonces le dio un ataque de nervios y empezó a llorar y gritar, “¡Es una mujer la que conduce! ¡Nos vamos a mataaar!”, le cuenta Leticia a EXPRESO, con una aguda carcajada. Ahora ella tiene 88 años de edad.

“Le dije: Señor sus gritos no me desaniman, solo me hacen más valiente. Y por favor no grite que me asusta a los demás pasajeros. Por la próxima farmacia que pase, se baja para que se tome una pastilla y se tranquilice”, narra. Así lo hizo. El hombre se bajó en una droguería y la tensión en el interior del bus, volvió a la normalidad.

A partir de ese episodio, Leticia tuvo que adoptar una actitud firme contra los prejuicios y las burlas hacia la mujer y sus habilidades. No solamente callar y sorprender a quienes temían viajar con ella, sino que tuvo, además, que confrontar a decenas de policías de tránsito que detenían su marcha, le quitaban la licencia y le ponían una que otra traba para alejarla de las vías. Como si ella representara un peligro a bordo, por el simple hecho de ser mujer.

“Nunca me accidenté y ni si quiera un vendedor informal se me cayó de la puerta. En el bus llanero, yo andaba al mismo paso que mis compañeros hombres”, destaca.

Leticia, nacida en Babahoyo, ciudad de la provincia de Los Ríos, y quien vivió una década en Guayaquil, es considera la primera mujer que condujo un bus interprovincial en Ecuador. Fue con la Flota Babahoyo Interprovincial (FBI), donde también fue la mujer pionera conductora y en el periodo 1998-1999, ocupó la gerencia.

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Leticia, en los años 70 cuando conducía el llanero.Cortesía

¿Por qué conductora?

Antes de conducir, en el año 1975, Leticia vivía en Guayaquil, con su familia por el estudio de sus seis hijos, y se dedicaba a la elaboración y decoración de tortas. Una actividad típica de las damas de la época. Sin embargo, un lamentable suceso cambió el resto de su historia y la empujó hacia el volante.

Cuando ella tenía 42 años, su esposo, Ramón Vecilla y quien era socio-conductor y fundador de la FBI tuvo un terrible accidente de tránsito que le quitó la vida. El dolor la embargó y la economía de la familia se vino a bajo. Pues Ramón era quien mantenía la casa y la educación de sus hijos. Ella, con la venta de tortas no conseguía mucho para mantenerlos, así que tomó la decisión de reemplazar a su esposo.

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“De la cooperativa me pidieron que les venda los buses que mi esposo había tenido a su cargo, como socio, pero yo necesitaba el dinero y decidí arreglar el carro y aprender a conducir. Como eran los años 70's, las personas se sorprendieron. Me decían que estaba loca, que ¿Cómo era posible que yo fuera capaz, que una mujer fuera capaz de manejar un bus interprovincial así de grande? ¡Eso ni de broma! Pero yo estaba decidida”, menciona.

Luego de sacar el llanero a la mecánica, Leticia se embarcó en él, lloró un par de horas, por temor al rechazo y por la ausencia de su amado, y arrancó la marcha. Cuando llegó hasta la cooperativa, los socios querían saber quién manejaba el llanero. “Me bajé y les dije ‘Señores, el llanero está a la orden’, todos se quedaron mudos. Luego me felicitaron. Así empecé”, detalla.

Con el dinero ganado en su trabajo como conductora, la ‘llanera’ como la conocen en su tierra natal, pudo no solo costear los gastos del hogar, sino que brindarles una buena educación a sus hijos.

“Todos mis hijos se hicieron profesionales. Una, incluso, fue a estudiar a Inglaterra”, lo dice con mucho orgullo.

Luego de 17 años frente al volante, Leticia se jubiló de la cooperativa, por cuestiones familiares y es un referente del sindicato de choferes del país.

Si sabes de un personaje de tu barrio o círculo que todo el mundo debería conocer, escribe a lopezk@granasa.com.ec