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Hermanas Man Ging en la cocina de su casa en Urdesa, donde nació su emprendimiento. Agencia (ag-extra)CHRISTIAN VINUEZA/EXPRESO

Wantán, la inspiración de dos hermanas para lanzar su negocio en Guayaquil

Guayacos: Luego de la insistencia de sus amigos en pedirles que preparen wantán; Siuleen y Francesca Man Ging, notaron que podían crear y vender su snack favorito, con su marca Dragon Bites

Guayacos es una sección en la que contamos historias de los habitantes de Guayaquil, vidas que alimentan y hacen más rica esta ciudad. Relatos que ayudan a conocer mejor la madera de la que están hechos.

A diario las hermanas Siuleen y Francesca Man Ging encabezan un trabajo manual y arduo, que inicia desde muy temprano en su pequeña planta de producción situada en la vía a Daule, en el norte de Guayaquil. Allí, elaboran 2.000 wantanes al día para distribuir a 20 puntos de ventas entre supermercados y restaurantes, además de los pedidos particulares.

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Siuleen tiene 27 años de edad y Francesca 25. La primera es máster en Negocios Internacionales y la segunda ingeniera en Ciencias Computacionales, de profesión. De ascendencia China, estas guayaquileñas se han convertido en un ejemplo de cómo el trabajo en equipo, la hermandad y confiar en el potencial de sus productos, lleva al negocio más pequeños a dar jugosos frutos.

Su emprendimiento se llama Dragon Bites e inició el 23 de abril de 2020, en plena cuarentena. Sus wantanes (snacks de masa fina) tienen relleno de camarón, carne, pollo y crema de queso; y pueden elegirse entre tres cocciones diferentes: fritos en aceite, hechos en una freidora de aire o cocidos en agua (estos para sopas). Además tienen dos salsas: la rubí (roja) y la Onex (negra).

“Distribuimos nuestro producto entre Cuenca, Ambato, Quito, Manta, Machala, Santa Elena y Guayaquil”, explica la hermana mayor, Siu, como le llaman sus amigos.

¿Cómo empezó el negocio?

El negocio no siempre fue así. En realidad este emprendimiento empezó en la cocina de su casa, situada en la ciudadela Urdesa, en medio del confinamiento por la pandemia de la covid-19, con un capital muy pequeño. Y quienes las animaron a lanzarlo fueron sus amigos. Es que desde antes, las hermanas disfrutaban de preparar y degustar wantanes, como es tradición en su familia, por esa cultura culinaria que no se despegó del hogar, desde que llegaron de Asia a la ciudad sus bisabuelos.

“En la cuarentena, nuestros amigos nos decían: ¡Preparen wantanes, queremos comer wantanes, les compramos!”, narra Francesca. “Y cuando, antes de la pandemia, íbamos a las fiestas y reuniones, llevábamos wantanes, lo ubicábamos en las mesas y enseguida la gente se volcaba a coger el suyo, y se terminaban muy rápido”, complementa Siu.

Fue así que al no poder llevar wantanes a sus reuniones sociales, sus amigos le ofrecieron comprarles estos bocados y le hicieron pedidos a domicilio. Y ellas se dijeron “¿por qué no?"

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La venta bajo pedido inició y se expandió por la ciudad, al punto que creaban entre 600 a 700 wantanes diarios. El trabajo iniciaba a las 06:00 y terminaba por lo menos a las 22:00. “Mi mamá ya nos quería 'botar' porque teníamos la casa 'patas arriba'”, ríen.

A medida que pasaba el tiempo, aumentaron sus esfuerzos y sus clientes, entonces sus padres se sumaron a la labor para apoyarlas y sus abuelos de 92 y 87 años de edad, dejaron que las chicas pongan en acción sus secretos de cocina y salsas.

“Mis abuelos tuvieron una marca de salsas y ají, deliciosas con secretos familiares de cocina, llamada Dragón, que se comercializó hace mucho tiempo, es por eso que con este emprendimiento también pretendemos revivir el negocio. Queremos transformar esa marca que quedó en el pasado y darle un toque moderno”, dice Francesca. “Inspirados en la marca Dragón, le pusimos Dragon Bites, porque además el dragón, en la mitología china, es una figura de buena suerte”, detalla, Siu.

Tras las buenas ganancias, siguieron innovando y empezaron a vender wantanes congelados para sopa. Lo que tuvo mucha acogida. Pero luego decidieron escalar más y en los meses posteriores contrataron a dos ayudantes y a un ingeniero en alimentos que las asesore y así llegar a un público más amplio.

“Luego de cumplir todo el proceso, nos dimos cuenta de que lo único que nos faltaba eran los puntos de ventas, como clientes. Entonces, como no teníamos contactos, fuimos con muestras de los wantanes a tienda por tienda ofreciéndolo, y nos empezaron a comprar. ”, recuerda Francesa con una cálida sonrisa.

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Desde noviembre del año pasado su producto aparece en las perchas de algunos supermercados. Y las ganancias le ayudó a abrir su planta de producción, donde además de los wantanes, elaboran 1.000 rollos de primavera y sus salsas caseras en mayores cantidades.

Pronto pretenden abrir nuevas líneas de productos, también con base en los secretos culinarios de la abuela, y a largo plazo exportar su marca.

“Desde el inicio confiamos mucho en nuestro producto. Quisiéramos posicionar muy bien nuestra marca, que la gente ya no diga ¡wantán! Sino ¡Dragon Bites!”, concluye Siu.

Si sabes de un personaje de tu barrio o círculo que todo el mundo debería conocer, escribe a lopezk@granasa.com.ec