Guayaquil despide los monigotes gigantes: reciclaje, nostalgia y nuevas oportunidades
Fueron desarmados desde el 15 de enero. Los artesanos insisten que este 2025 debería haber más seguridad para los visitantes
El 2024 terminó y, con él, la exposición de los monigotes gigantes, una tradición de Guayaquil durante las fiestas decembrinas. La fecha límite para exhibir las obras de papel, pintura y almidón fue el miércoles 15 de enero, según el Municipio de Guayaquil.
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Leer másMauricio Figueroa, el creador de Garfield y sus amigos, ubicado en Ayacucho entre la 15 y la 16, fue uno de los que, aunque un poco pasados de tiempo, desarmó su monigote.
“Como ya no podemos quemarlo, toca desarmarlo. Ahorita ya solo me toca guardar las partes metálicas que sirven para el próximo año; el resto (como espuma y cartón) se va a la basura”, comenta el artesano, quien lleva hace más de 20 años con esta tradición.
En el hombro o arrastrándolo hacia una bodega, así movía los pedazos de lo que había sido la cabeza del popular gato. En la acera de esa calle, el sitio que lo había visto ‘brillar’ desde la segunda mitad de diciembre, ya solo quedaba una parte. En ese momento, la cabeza del felino iba a la basura.
Recuerdos de la infancia
Mauricio considera “darle para las colas” a los trabajadores de Urvaseo, pues nadie se encarga de recoger las piezas gigantes que, a pesar de todo, le provocan nostalgia.
“Claro que me da pena, es el trabajo de dos meses y una de nuestras obras, pero se debe seguir la disposición. Y, aunque parezca mentira, recién vamos a descansar después de todo el trabajo de esta época”, comenta Mauricio.
Su preocupación principal era no poder salvar su creación frente al ataque de cualquier malcriado. Se refiere a algún borracho que pasara por el sitio y, por simple gusto, le quemara su monigote.
“Gracias a Dios, recuperé la inversión. Igual, eso irá para los materiales del ‘viejo’ de este 2025 porque todo es con tiempo. Nosotros no perdemos ni un segundo”, menciona.
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Leer másPero el deseo de Mauricio es que, a pesar de que a la par de su exhibición llegan las épocas altas para el ‘choreo’, ninguno de los visitantes se vea afectado por los robos. “En 2024 eso fue lo que más hubo en esta zona. Aparecían los policías, pero no se abastecían para tantísima gente”, refiere.
Unos retiraron todo apenas llegó la fecha límite; otros esperaron un poco más, como José Luis Morales, el creador del mundo de Dragon Ball Z, ubicado en Francisco Segura y la 18.
Al artesano, quien logró captar la atención de niños, jóvenes y adultos con su obra, también le cuesta despedirse de lo que considera ha sido su obra emblemática.
“Muchos adultos lloraban al llegar y ver a todos los personajes. Esto fue un tributo para Akira Toriyama, el creador del manga”, señala.
José Luis, al igual que Mauricio, ha recuperado su inversión y, además, según cuenta, se ha llevado algo más valioso: está en negociaciones para vender su obra. “Me la quieren comprar, pero si eso no se da, la guardaré para la Budokan, ya que la vicealcaldesa (Blanca López) me prometió que allí tendría un espacio para exponer mi obra”, finaliza.
El mundo de Dragon Ball Z estuvo abierto al público hasta el sábado 18 de enero, y EXPRESO, durante un recorrido esa noche, constató que los ciudadanos aún visitaban la obra. Así como muchos ‘celebraron’ una vez más el fin de año a través de una transmisión en vivo en TikTok a la medianoche del mismo sábado, en la que quemaron al monigote de Héctor Lavoe, en la 16 y Alcedo.
EXPRESO solicitó información a Urvaseo sobre la gestión de los desechos y a la Policía Nacional sobre la seguridad en la zona. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición, no hubo respuesta.
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