Guayaquil: La esencia de la Plaza Colón se desvanece en el cerro Santa Ana

El cerro Santa Ana, ubicado en el centro-norte de Guayaquil, y sus alrededores suelen ser un atractivo turístico para extranjeros y nacionales. Sin embargo, para sus moradores, este es un sitio con muchas carencias.

Iván Choez vive cerca de tres años en el Santa Ana y cuenta que la Plaza Colón, una de los sitios emblemáticos del sector, era un sitio bastante concurrido, pero ha dejado de serlo debido a la sensación de peligrosidad que generan las personas que suelen estar en el lugar. Comenta que, aunque no siempre se los ve, suele haber gente que consume droga y hasta roba. Sobre esto, afirma, los turistas se quejan.

Otro de los problemas que aquejan esta zona, cuenta Octavio Villacreses, exconcejal de Guayaquil, arquitecto, experto en urbanismo y presidente del Comité de Moradores del Cerro Santa Ana, es que no hay control público, ya que hay personas que rayan las paredes recién pintadas en la plazoleta. Además, los patinadores saltan sobre los asientos instalados en el espacio, dañando así el mármol.

Aparte de ello, el residente Arturo Rodríguez indica que se requiere que el Municipio de Guayaquil coloque un baño público en la entrada de la Plaza, ya que muchos visitantes se orinan en la jardinera porque no hay un baño cerca. El mal olor que se siente en las tardes, por el calor, genera un mal ambiente. Asimismo, manifiesta, el contenedor que está cerca de las escalinatas para ingresar a la Plaza Colón también es un problema.

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Necesitan atención vial

Villacreses expone que esto genera una mala imagen para el sitio turístico. A su criterio, el contenedor debe ser colocado al final de la cuadra de las calles Jacinto Morán y Vicente Rocafuerte, frente a un parque. En esa esquina, indica, no pasan ni los turistas ni vive nadie. Actualmente, es un espacio para estacionar vehículos.

Por otro lado, Víctor Mazzini, quien vive en el cerro desde hace 65 años, menciona que han solicitado la colocación de un rompevelocidades en la calle Jacinto Morán. Cuenta que los autos y camiones pasan a alta velocidad, no respetan los límites, y en esa vía han ocurrido varios accidentes.

Hace cinco años, cuenta Mazzini, un carro atropelló a una vecina y ahora la señora anda con bastón. Además, hace 20 años, un camión ingresó al entonces baño público y mató a un hombre que estaba dentro. Así otros casos, dice. Es por esto que los moradores del Santa Ana sostienen que es necesario que el Municipio escuche sus pedidos hechos por años.

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Habitantes demandan más seguridad

Los moradores dicen que el sitio se ha vuelto inseguro. Se roban las motos o partes de los autos. Ahora no es seguro dejar estacionados los vehículos a orillas de la plaza. Y, aunque han expresado su malestar a la Policía, afirman que muchos solo aparecen para la foto, hacen que alguien les tome una fotografía, se paran en la plazoleta o el cerro y al minuto se van, asegura Mazzini.

Quienes viven en el área requieren que haya más policías y que se habilite el antiguo puesto de auxilio inmediato de la Policía, que ahora está lleno de basura. Además, requieren que se mejore la iluminación de la explanada y del vecindario para evitar la delincuencia.

Otros problemas, cerro adentro

Como publicó EXPRESO en octubre pasado, las carencias que los moradores enfrentaban en esa época siguen siendo las mismas ahora. Esto pese a que, denuncian, han realizado una serie de llamados al Cabildo, que no obtienen respuesta.

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Varias escalinatas del cerro que llevan a la zona El Pechiche están destruidas. Los padres deben cargar en brazos a los niños, con el temor de que se resbalen. Esta ruta está llena de rocas y hay un tubo de aguas lluvias a la intemperie.

Luz Ávila, quien habita en lo más alto del Santa Ana desde niña, comenta que ellos han tenido que hacer un sistema de alcantarillado porque el Cabildo no lo ha hecho. Sin embargo, cuando llueve, “esto se desborda; abajo es un colapso total”.

Al otro lado del sendero El Pechiche hay otras escalinatas, angostas y rústicas, por las que solo puede ingresar una persona a la vez debido a la construcción irregular de una vivienda que lo impide. Sin embargo, allí hay un mirador que también es peligroso para sus habitantes porque no tiene un muro para evitar que las personas se caigan por el barranco.

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Esperanza Perlaza, también residente, comenta que, con la lluvia, esto se vuelve peligroso también para las casas que están debajo de este.

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