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Héroes del Cenepa. Este sitio podría ser, además de un pequeño bosque con vegetación endémica que dé sombra, un sitio cultural, por su gran extensión. Es el más grande de la ciudad.flor layedra

Guayaquil: Los redondeles, otra vía para oxigenar la ciudad

En el norte hay redondeles que podrían también ser puntos verdes. Académicos recomiendan que en ellos crezcan árboles nativos

En la Ferroviaria, en los Vergeles, en Samanes, en Sauces II, en la avenida Dr. Antonio Parra Velasco, así como en la autopista Narcisa de Jesús, como otras, los redondeles ayudan a distribuir el trafico en esas zonas. Sin embargo, estos grandes puntos de hormigón podrían ser también utilizados como puntos verdes para la ciudad.

Natalia Molina, bióloga, investigadora y docente de la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo, considera que los redondeles de Guayaquil son espacios que están siendo subutilizados. Con ella concuerda, Félix Chunga, experto en planificación urbana y espacio público, y director de la carrera de Arquitectura de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.

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Para él, la mayoría de los redondeles, al estar totalmente desprovistos de áreas verdes, no están siendo aprovechados. “Si bien es cierto que no están diseñados para los peatones, estos podrían tener muchos beneficios para ellos”.

Estos distribuidores de tráfico principalmente ayudan a organizar la circulación de vehículos, menciona Chunga, y permiten prescindir de los bloqueos de intersección, así como de los semáforos. No obstante, estos espacios también podrían ser aprovechados como un pulmón para la urbe porteña.

Muchos de estos redondeles son áreas duras, como los que están ubicados en la vía a Daule, cerca de la autopista Narcisa de Jesús, en el norte de la ciudad. En ellos hay árboles muertos, confirma la bióloga. El redondel del monumento a los Héroes del Cenepa es otro sitio amplio que carece de vegetación. El centro de esta gran explanada está vacío y unas cuantas palmeras están plantadas a los costados. Este se encuentra entre las avenidas Antonio Parra Velasco y José María Egas, en la ciudadela Sauces 9, norte de Guayaquil,

Al colocar árboles y vegetaciones en estas zonas, podrían proveer de oxígeno. Así también, convertirse en una barrera de sonido y área de sombra para los peatones.

Félix Chunga

Director de la carrera de Arquitectura de la UCSG

Juan Carlos Maquilón, experto en planificación urbana y docente de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil, manifiesta que estos lugares podrían ser pequeños pulmones dentro de la ciudad, áreas de suelo permeable que puedan captar aguas lluvias y de esta forma reducir las inundaciones en varios sectores. Esto, explica la bióloga, porque los árboles ayudan a aumentar la permeabilidad del agua en el suelo, a través de las raíces.

redondeles
Vergeles. Alrededor de este redondel hay un gran flujo de vehículos. Para los docentes consultados, si estas áreas tuvieran árboles, ayudarían a reducir la temperatura de la urbe. Flor Layedra

Por otra parte, estos lugares no deberían tener barreras físicas, como rejas, indica Chunga, ya que no permiten el paso cómodo y adecuado del peatón. Tampoco recomienda que se coloque cualquier tipo de vegetación arbustiva, a manera de un jardín, sino especies que generen un aporte al medio ambiente y que produzcan sombra.

Colocar diversas especies endémicas en estos sitios ayudaría no solo a la biodiversidad, sino también a reducir el problema de las plagas que azotan a varios de nuestros árboles

Natalia Molina

Docente de la Escuela de Ciencias Ambientales de la UEES

La bióloga recomienda que se reduzcan las áreas de cemento de los distribuidores de tráfico y se coloquen más árboles, porque “son islas de calor para la ciudad”. Para ello “se debería hacer un estudio para determinar qué tipos de redondeles deberían ser intervenidos, pero con vegetación autóctona”, manifiesta Maquilón. Sobre todo, árboles de copa alta y que tengan una producción de oxígeno bastante considerable, propone el arquitecto Chunga.

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Molina sugiere que allí se podrían hacer arboretos, que son conjuntos de diversos árboles, los cuales “podrían ayudar a la biodiversidad y a reducir el problema de las plagas”. Entre las especies vegetales nativas que se podrían sembrar están el algarrobo, amarillo, árbol de la cruz, bálsamo, beldaco, bototillo, caracolí, cascol, cedro, ceibo, ciruela jobo, cojojo, ébano, Fernán Sánchez, ficus, guaba de río, guasmo, pigío, entre otras.

Lo importante, recalca Chunga, es que el Municipio considere que los redondeles también pueden ser una opción para ayudar al medio ambiente. Esto también se puede observar en los bulevares de varias ciudades de Europa, como Barcelona (España) y París (Francia), así como en urbes latinoamericanas, entre ellas Medellín (Colombia) y Curitiba (Brasil).

De esta forma se mejora la calidad del espacio público con sombra y estaríamos mejor equipados para las diversas condiciones climáticas, sostiene Maquilón. Sin embargo, se debe tener en cuenta que esto no sería suficiente para mejorar el clima de la ciudad.

Asimismo, cuando los redondeles son muy amplios, agrega, podrían realizarse actividades culturales en ellos.

Aunque convirtiéramos todos los redondeles en puntos verdes, esto aún sería insuficiente para alcanzar los requerimientos de la ONU en torno a áreas verdes por metro cuadrado.

Juan Carlos Maquilón

Docente de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil

En abril pasado, la fundación La Iguana empezó a sembrar el primer Bosque Urbano Nativo Público en el redondel del monumento al Dr. Antonio Parra Velasco de Sauces 6. El proyecto apunta a restaurar el ecosistema y recuperar la vida silvestre.

Otra modificación que debe hacerse, menciona Molina, es “cambiar el chip de (modelo de) parques”, que son 70 % área dura y 30 % área verde. A criterio de la académica, ese “es el mayor problema”, porque “lejos de generar bienestar, son una isla de calor, convirtiéndose en un tensor adicional para que se incrementen las plagas en las áreas verdes” de la zona.

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