Hay salvavidas ante un dolor que aumenta en Guayaquil
Instituciones alertan que conductas de intentos de suicidio crecen. Hay dos puntos identificados. Faltan más campañas
Era la primera semana de agosto en una de las caras bonitas de la ciudad. Ahí estaba él, con 25 años, convencido de que ya había vivido lo suficiente. La decisión estaba tomada: se lanzaría a un río. Recordaba que su padre lo había echado de su casa y con esto sintió que aquel soporte familiar le falló.
En una ciudadela del norte, otro día de la misma semana, otro joven de apenas 18 años ingirió pastillas. Esas cápsulas solo se adquieren con receta médica, pero sorprendentemente fue a la Bahía y las obtuvo con facilidad.
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Leer másEstos son los recientes intentos de suicidio que reposan en la memoria de Francisco Recalde, psicólogo y suboficial de la Compañía de Psicólogos N.° 60 del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil. Los atendió a tiempo y se le estampa una sonrisa al contar que ambos se dieron una segunda oportunidad, pero su expresión cambia al revelar a EXPRESO que esta compleja realidad aumenta en Guayaquil.
En 2023 este equipo, que inició hace siete años con 13 profesionales y ahora cuenta con 45, atendió 75 alertas. Sin embargo, este 2024 no termina aún y la cifra ya es de 102. Hay dos puntos de la ciudad identificados donde, en su gran mayoría, se acercan aquellas personas con conducta suicida.
El aumento también lo evidencia Segura EP (la Empresa Pública de Seguridad de Guayaquil). El equipo de contención de psicólogos de esta entidad registra 417 casos en el periodo de enero a agosto de 2023, mientras que en el mismo intervalo de este año ya se han dado 458.
Además de estos números en la ciudad, a Recalde le llama la atención que cada vez hay más registros de colegiales. “Era la tercera vez que uno se había cortado. Lo abordé y me decía que sus padres no lo entendían”, narra el psicólogo al precisar que sí hay casos en los que buscan llamar la atención, pero otros lo hacen porque se sienten desesperanzados.
La psicóloga Katherine Alcívar es también miembro de la Compañía de Psicólogos y aún le conmueve el caso de una mujer que quería lanzarse de un puente. Ocurrió en la vía a Daule, estaban policías, otros compañeros, su pareja e hijos. Rechazaba todo lo que le decían los uniformados que la rodeaban (todos hombres) y la presencia de Katherine cambió el escenario. Con ella aceptó hablar y bajó.
“Fue conmovedor porque (los hijos) lloraban a su madre y te das cuenta de que un problema que se considera menor, para otros es un gran problema y sienten que no tienen salida, esperanza”, comenta.
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Leer másEscena similar vivió con una joven que se encontraba tumbada en el piso en una cafetería. No generaba contacto con los varones que estaban en el sitio atendiendo el hecho. Entonces Katherine se tumbó también en el suelo. Estando ahí apareció la confianza, logró que ella se levante y ambas se sentaron a hablar. Costó mucho, reconoce, y finalmente aquella mujer fue derivada a un servicio de salud mental local.
La familia es un factor fundamental
Basada en su experiencia, la psicóloga considera que la familia juega un papel fundamental, al considerarla un elemento de protección, aunque puede convertirse también en un factor de riesgo. Esto se produciría tras situaciones en torno a la cotidianidad, socioeconómicos o de pareja. También se incluyen los antecedentes de los parientes. Por ejemplo, aquellos que tengan padecimientos emocionales, psiquiátricos o intentos de suicidio.
“No significa que vaya a pasar, pero sí es un factor de riesgo que hay que tomar en cuenta”. Ante esto, remarca que la familia necesita empoderarse, pero admite que muchas veces no logra generar recursos para atravesar estas situaciones, en las que también interviene un duelo no resuelto o una dinámica familiar disfuncional.
Justamente, el mundo conmemoró el pasado martes el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, fecha avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
¿Pero qué está faltando en la ciudad para evitar más números? Recalde es claro: difusión. Considera que urgen campañas, atenciones, pese a que sí hay entidades y personas que están dispuestas a ayudar a quienes necesitan ser oídos. “Falta esa difusión y lograr así bajar estos problemas que ocurren a nivel nacional y que se agravaron a raíz de la pandemia”, concluye el especialista, al subrayar que “no están solos”.
Esta es la ruta a seguir ante estos pensamientos
“No estás solo”. Son las palabras que repiten los expertos consultados ante el aumento de esta compleja situación en Guayaquil. Subrayan que la manera de obtener atención es a través del Ministerio de Salud Pública, el Hospital Bicentenario (municipal, que tiene una unidad de salud mental), Prefectura (con manzanas de cuidado y atención psicológica), fundaciones y otros.
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Leer másPor su parte, Segura EP precisa que cuando algún ciudadano con pensamientos suicidas llama al 911, es atendido por un operador que debe seguir con un protocolo específico para el abordaje de esta situación. Esto puede incluir mantener a la persona en la línea para asegurar su seguridad, ayudar a desescalar la situación y coordinar con servicios de emergencia para enviar asistencia.
Tanto Recalde como Alcívar señalan que a esas llamadas se les da el soporte y, en caso de ser necesario, se lleva a cabo la derivación.
Y vuelven a recordar: no estás solo.
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