En cuatro cantones de la Costa, el transporte fluvial sin 'anclaje'
Los alcaldes de Guayaquil, Samborondón, Durán y Daule no se pronuncian. Expertos dicen que falta voluntad política
Una ciudad congestionada vehicularmente. Así está Guayaquil. Cada día, crece la población de la urbe porteña y, a su vez, el parque automotor se incrementa. Y este panorama se repite en Daule, Durán y Samborondón. Sin embargo, todas estas ciudades siguen dándole la espalda al río Guayas.
El malecón de Samborondón, fuera del radar del turista
Leer másSebastián Saltos observa hacia la ría. Todos los días lo hace. No puede creer que, hasta la actualidad, ninguna administración municipal haya volteado la mirada hacia sus aguas. Él trabaja en uno de los edificios del Puerto Santa Ana, en el centro-norte de Guayaquil, y siempre por el tráfico le toma bastante tiempo (como una hora o un poco más) movilizarse hasta la parroquia La Puntilla de Samborondón.
Para él, el transporte fluvial es una medida que debe implementarse de manera urgente. A su juicio, por un mejor servicio y tiempo de traslado estaría dispuesto a pagar $ 1,50 o $ 2.
Otro ciudadano, Jorge Pincay, expresa su malestar porque, a su criterio, los cabildos no buscan mejorar el transporte para su gente. Señala que en Durán no hay suficiente unidades del transporte privado para cubrir la demanda que tienen para ir a Guayaquil.
Además, comenta que siempre las vías están abarrotadas de autos. “La Metrovía, a ciertas, horas, con el tráfico, es imposible. Lo que antes se demoraba un minuto, ahora son siete minutos, sobre todo en la parada Santa Leonor (avenida Benjamín Rosales, norte de la urbe)”.
Ángel Navas sugiere que este transporte también tiene que ofrecerse en Daule, ya que hay mucha gente que debe trasladarse hasta Guayaquil, donde trabajan. Él cree que, a través de la vía marítima, todos llegaría más rápido a sus trabajos y hogares.
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Pero esta necesidad no solo radica en el deseo de la gente, sino también en las obras ofrecidas. En promesas que los burgomaestres hicieron. En Guayaquil, el alcalde Aquiles Álvarez prometió la Fluvivía, pero nada.
En Samborondón, el burgomaestre Juan José Yúnez lo mismo. Frente al río Babahoyo, en el malecón de El Buijo Histórico, zona rural ubicada en la parroquia La Puntilla, hay un espacio donde un letrero señala que allí está el “muelle turístico”.
Esta señalética la firma la Alcaldía de Samborondón, pero allí solo hay dos escalinatas y pura maleza. La puerta pequeña corrediza ploma no se mueve.
“El muelle no lo han terminado de construir. Había planos, maquetas, pero nunca se concluyó”, revela Génesis Chica, moradora de El Buijo. Muchos se dedican a la pesca allí, donde salir al río es una travesía peligrosa. Deben sacar sus canoas entre las largas cañas que han puesto en medio del monte y el fango.
Hace un mes y medio, Patricia Bohórquez les reclamó la obra a los concejales, quienes prometieron que pronto la harían, porque “ya estaba el proyecto; pero no hay nada, no se ve nada”. Ella espera que el transporte fluvial turístico sea una realidad, ya que les permitiría reactivarse económicamente.
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Leer másMarcela Acosta, secretaria de la Asociación de Canoeros de Samborondón, muestra cómo la plataforma del muelle de la cabecera cantonal está muy averiada. Acerca de esto, en mayo EXPRESO publicó un reportaje.
Acerca de estas obras y requerimientos, ninguno de los alcaldes del Gran Guayaquil (Guayaquil, Samborondón, Durán y Daule) quisieron hablar. EXPRESO solicitó entrevistas con ellos, pero nadie aceptó.
¿Por qué ninguna autoridad ha apostado por la navegabilidad en los ríos?
Para Ricardo Pozo, arquitecto y catedrático de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, es porque las administraciones no quieren que este medio sea una competencia con el sistema intercantonal de transporte privado de buses entre Samborondón y Guayaquil, así como entre Durán y Guayaquil. “Esto podría causar la molestia o indisposición de los gremios de transportistas, que no estarían de acuerdo con que haya una competencia de mejor calidad y les pueda quitar usuarios”.
Una de las razones del subdesarrollo fluvial para la transportación es que Guayaquil, Daule, Durán y Samborondón, a nivel de autoridades, no pueden planificar su desarrollo de forma conjunta, sostiene David Hidalgo, arquitecto experto en gestión urbana y docente de la Universidad de Guayaquil. “Lamentablemente, las autoridades locales pasadas y presentes de los cantones involucrados carecen de una visión integral de desarrollo urbano”.
Es decir, una falta de voluntad política, advierte Liliana Carbonell, arquitecta y docente de la Universidad de Guayaquil. Y cuestiona también cómo los alcaldes no se han preocupado por establecer que las riberas sean espacios públicos, ni han determinado el uso del suelo de esas áreas, ni las han declarado zonas protegidas. En Samborondón, a lo largo de la parroquia La Puntilla, ¿dónde el alcalde podría crear un muelle público?, se pregunta la experta. Todas esas posibles zonas están dentro de las urbanizaciones privadas.
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Hidalgo señala que el malecón de El Buijo (en Samborondón, sobre el río Babahoyo) o el malecón Simón Bolívar (en Guayaquil, sobre el río Guayas) fueron concebidos para fines renteros y no para ser puntos de embarque y desembarque para ciudadanos que quieran movilizarse en ferri, catamarán u otro medio de transporte. Sin embargo, es primordial, acota, que se institucionalice primero el Distrito Metropolitano de Guayaquil para que las rutas fluviales se planifiquen e implementen de forma coordinada con una visión de desarrollo conjunta en los ríos Daule, Babahoyo y Guayas.
Pozo explica que definir el precio de los pasajes es algo que deberían analizar, porque suele ser elevado. No obstante, en cualquier lugar del mundo, parte de su valor se subsidia, así como pasa con la Aerovía y la Metrovía. Pero a su vez se debería pensar en el transporte multimodal, sugieren Pozo y Carbonell, es decir combinar el bus con otros sistemas de transporte, como bicicletas, o vías para quienes prefieren caminar. Entonces, el transporte fluvial entraría a formar parte del sistema, al cual se podría acceder con una tarjeta.
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