La historia de la joven que se hizo emprendedora para poder ser bachiller
Personaje de la semana: Nahomi Araujo emprendió con dulces a raíz de la pandemia. Su fin es poder pagar una deuda que mantiene con su colegio y que no le permite graduarse
En la casa de Nahomi Araujo, el olor a canela arropa la sala, los pasillos y sale por las ventanas hasta la calle principal. Ella se apresura a retirar del horno, cuidadosamente, un recipiente de vidrio lleno de enrrollados horneados, también conocidos como 'rolls', al punto. Los ubica en otro envase y los deja enfriar un tanto.
“Luego les pongo la crema, los guardo en la caja y se van calientitos a los clientes. A veces los rolls son de chocolate, óreo o nutella. Aparte, también preparo cheesecakes de frutilla, óreo y mora”, explica mientras muestra sus creaciones con una cálida sonrisa, en su domicilio situado en el Barrio Centenario, en el sur de la ciudad.
Alberto Hidalgo, el guayaquileño que quiere "una ciudad donde se pueda pedalear sin miedo"
Leer másLa preparación y venta de estos dulces constituyen el emprendimiento de Nahomi desde hace cuatro meses. Justo, cuando la pandemia del coronavirus terminó por quebrar el negocio de ropa que tenían sus padres, en el centro de Guayaquil, afectado desde las manifestaciones de octubre del año pasado.
La falta de ingresos en la casa obligó a Mariuxi Vargas, su mamá, a explicarle con mucho pesar que no podían pagarle las últimas pensiones en el colegio, ni el acta de grado que la certifique como bachiller, en febrero pasado. Pues el estilo de vida de clase media al que acostumbraba la familia, se vio abofeteada por la crisis económica, un episodio del que aún no se recupera y del que ha tenido que improvisar con almuerzos a domicilio.
Nahomi sabía que sin el acta de grado no podía avanza en su formación académica. Fue así que, impulsada por el deseo de seguir estudiando, prepararse ahora en un tercer nivel, también eximir a sus padres de sustentarla, y ayudar en la economía de su hogar, decidió prepara algo para vender.
Se internó toda una tarde en ver videos tutoriales en YouTube. Le llamó la atención los rolls de canela y se lanzó en su preparación.
“Los primeros rolls que hice fueron para mis hermanos, para mis papás y para mí. Aunque el proceso se me hizo una eternidad, nos gustó el resultado. Mi mamá me incentivó ese día a que suba, desde ya, una foto de los rolls en mis redes sociales para ver si alguien los quería comprar. Lo hice, pero sin ninguna esperanza de que la gente responda a mis fotos”, recuerda.
Sin embargo fue todo lo contrario. A pocos minutos de lanzar el post, dos compañeros del colegio le pidieron a domicilio 6 y 8 rolls, cada uno. “No lo pude creer, fue demasiado rápido”, se acuerda entre risas.
Domingo Jaramillo, el morochero que lleva unión a las ciudadelas
Leer másCuenta que los pedidos de los rolls los toma mínimo un día antes, porque la preparación es tediosa y toman de 4 a 5 horas. Es que, además, ella cuida cada detalle de sus creaciones.
Para obtener su título, Nahomi necesita 1.200 dólares y con su emprendimiento, tiene una ganancia mensual de aproximadamente $ 200. “Parte de este dinero va a la casa y la otra la ahorro para poder pagar mi acta de grado”, destaca.
Mientras tanto y luego de varios intentos, la joven pudo inscribirse en un tecnológico para estudiar diseño de modas, mientras reúne el dinero y obtiene el acta de grado y así entrar a la universidad. Por eso el día de esta guayaquileña empieza desde muy temprano. Pues además de los dulces y sus clases, debe ayudar en la casa y guiar a sus hermanos pequeños en sus tareas.
Despierta a las 07:00, toma una ducha, desayuna y empieza su tarea en la cocina. Mientras está atenta de que los rolls no se horneen de más, les ayuda a sus hermanos a conectarse a la clases en línea de la escuela. A la 13:00 ya están listos los pedidos, que le llegan a través de sus redes sociales.
Georgette Álvarez, la joven que retrata lo que ama hasta con vidrios
Leer másA esa hora empieza a armar las cajas, con una cartulina especial, donde guarda los productos para su entrega. Su hermana de 13 años le ayuda en este proceso: a cortar el papel, a lavar los platos, a hacer las mezclas... como agradecimiento a esa aportación, Nahomi creó el nombre de su emprendimiento pensando en ambas: 'Baker Sis'.
Mientras los productos se hornean y se enfrían, y sus hermanos están en clases virtuales, la joven revisa las tareas pendientes de sus propios estudios. El resto de la tarde, entrega pedidos y le ayuda a los pequeños con los deberes de la escuela hasta las 19:00, cuando ya le toca sus propias clases. Su jornada de estudio concluye a las 22:00 y a esa hora realiza las tareas que le dejan los profesores, hasta la 01:00, cuando se va a la cama.
“Mi hija es un ejemplo a seguir. Ella no había tenido necesidad de trabajar nunca y ahora ante la crisis que cruzamos, en lugar de lamentarse por la situación, como lo haría cualquier jovencito, decidió emprender para ayudarnos. Le estoy agradecida porque además asiste a sus hermanos menores con sus tareas”, detalla Mariuxi, orgullosa de su primogénita.