Guayaquil: En la Huancavilca Norte la inseguridad entra en tricimoto
Los asaltos, la venta y el consumo de droga se acentúan. En el sector hay calles agrietadas y parques en mal estado. Los residentes piden ayuda
El robo a dos viviendas y los asaltos constantes registrados en las últimas semanas mantienen alarmados a los habitantes de la ciudadela Huancavilca Norte, quienes lanzan un grito de auxilio para que la Policía incremente los patrullajes, con el fin de que se pueda recobrar la tranquilidad en dicha zona.
En este sector del norte de la ciudad habitan 1.200 familias ubicadas en 17 manzanas cerradas con muros y puertas enrejadas, implementos que no han logrado frenar los atracos a casas y locales comerciales.
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Leer másUna de las afectadas es la administradora de una tienda situada en la manzana M de la ciudadela. “Dos hombres se bajaron de una tricimoto, me apuntaron con un revólver y se llevaron el dinero que había en la caja. Luego huyeron como que si nada hubiera pasado. Llamé a la Policía, pero los uniformados aparecieron después de una hora”, relata María Castro, quien habita en la ciudadela desde hace cinco años y se queja de la escasa presencia policial en la zona.
Miembros de la Policía manifiestan que realizan rondas frecuentes adentro y en los alrededores del sector y que eso ha logrado disminuir los robos.
Pero esto es desmentido por los habitantes, quienes aseguran vivir intranquilos por la inseguridad. “Hay tres garitas para controlar el ingreso y salida. Sin embargo, los tricimoteros entran fácilmente a dejar pasajeros que viven en la urbanización, pero cuando salen se van robando los juguetes y bicicletas que los niños dejan en los cerramientos o ingresan a tiendas y locales comerciales para llevarse lo que está a su paso. Nosotros no contamos con guardias de seguridad, solo tenemos guardianes”, narra Dora Rodríguez, tesorera del comité de residentes.
Hemos enviado oficios al Municipio para que arreglen calles y parques, pero no hay respuestas. Los niños no pueden salir a jugar porque esos lugares están descuidados.
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Leer másEn cambio, Wilson Torres, quien habita desde hace 14 años en la manzana K, denuncia que hay consumo y venta de drogas. “Personas que llegan en moto o en carros particulares han escogido los parques para realizar estos actos ilícitos. A partir de las cinco de la tarde, esto parece chimenea por el humo que se observa. Hemos llamado a la Policía, pero es poco lo que ellos hacen. El problema se mantiene”, anota, al recalcar que allí se ven más delincuentes que policías.
Al parecer los antisociales están bien organizados y previo a cometer sus fechorías examinan a sus víctimas, para luego en el menor descuido atracarla o ingresar a sus casas.
Durante un recorrido que EXPRESO realizó por la zona, observó que las áreas verdes están descuidadas y llenas de maleza. Incluso, el parque lineal que colinda con el sector de Samanes, ha perdido su atractivo. Allí hay árboles caídos cuyas ramas secas se convierten en un peligro. El sitio es un botadero de basura donde proliferan insectos y roedores que pueden provocar enfermedades.
Hemos puesto garitas para controlar el ingreso a la ciudadela, pero a pesar de eso no se puede vivir tranquilo porque los delincuentes se las ingenian para cometer los atracos.
“Aquí vienen a botar materiales de construcción sobre el perímetro enrejado que pusimos para evitar que ingresen personas desconocidas por los accesos a parque Samanes y Vergeles”, comenta Adela Cedeño, quien habita en la manzana C, a pocas cuadras del parque lineal abandonado.
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Leer másEn esa misma manzana, Carlos Moscoso, residente desde hace 10 años, se queja por el mal estado de las calles. “Están llenas de huecos y eso dificulta el tránsito de los automotores privados. Las llantas de mi carro se han quedado dos veces atrapadas en esos cráteres. Hemos pedido al Municipio de Guayaquil que arregle estas vías, pero no hemos tenido respuesta”, recalca.
Diario EXPRESO consultó a las autoridades municipales si tienen previsto realizar trabajos de mejoramiento de calles y parques en esta ciudadela, pero hasta el cierre de este nota tampoco hubo respuesta.
A todos estos problemas se suma el escaso alumbrado público. “Las lámparas de la calle se apagan a cada rato. Ya se ha llamado a la empresa eléctrica, pero medio arreglan y se vuelven a dañar y esto es aprovechado por los ladrones”, expresa otro morador de la manzana M, quien señala que junto con otros vecinos se han unido para adquirir más luminarias para que la ciudadela se mantenga bien alumbrada.