Guayaquil: huecas que brillaron en Raíces no dejaron morir su sabor
Los dueños cuentan a EXPRESO cómo fue su participación y su supervivencia en la pandemia. Envían su apoyo a los competidores. Hoy se inaugura la feria
Las hornillas de 26 huecas se encienden desde hoy, por cuatro días, en la octava edición de la Feria Raíces que regresa a la presencialidad en el Centro de Convenciones de Guayaquil. Así como lo fue en la Feria del Libro, la ciudadanía se alista para conocer las novedades en los 10.000 metros cuadrados que ocuparán los sabores y aromas guayacos.
La califican como una fiesta gastronómica que se ha convertido en un emblema del festejo octubrino. Pero en la memoria aún están vigentes las huecas que conquistaron los paladares más exigentes en las ediciones anteriores. Es por esto que EXPRESO visitó a cuatro establecimientos que brillaron en Raíces. Sus propietarios cuentan cómo fue su paso por el evento y, además, cómo sobrevivieron a los días más críticos de la pandemia.
El sabor guayaquileño se concentrará en 10.000 metros cuadrados
Leer másAquí es Llulán es uno de ellos. El local se levanta en las calles Hurtado y Antepara, en pleno centro. Un ícono de Guayaquil y pionero en la venta del caldo de salchicha o también conocido como caldo de manguera. Así como la ciudad está de fiesta, el negocio también celebra, pues en este mes cumple 80 años desde que su fundador, Francisco Humberto Yulán, inició con la venta del producto en el barrio, allá por los años 40.
El legado perdura gracias a su hija, Bélgica Hojas de Vargas, de 65 años, quien revela que el local participó en la primera edición de Raíces, en 2014, y se llena de emoción al recordar que los visitantes la daban como la ganadora de la competencia de las huecas. “Tuvimos una excelente acogida, nos fue muy bien, pero no gané. Lo importante fue la participación con otros 35 restaurantes icónicos de la ciudad. Fue una experiencia maravillosa”, comenta Bélgica mientras señala un charol que está en el interior de un recipiente con tapa de vidrio, y está ubicado en el exterior del establecimiento.
Allí reposan las vísceras de cerdo que un hombre ataviado de blanco corta y las deja caer sobre las soperas.
El elemento guarda historia, pues en un charol similar Francisco lo colocaba sobre su cabeza y, vestido de ese color, recorría las céntricas calles vendiendo únicamente la salchicha.
Pero con el aterrizaje de la pandemia el local pasó cerrado dos meses y por primera vez envió los caldos a las viviendas. “Eso nos ayudó mucho. Los clientes nos llamaban y así fue que incursionamos en los envíos; y lo mantenemos aunque ya estamos reactivados”, agrega la señora, quien espera que los nuevos concursantes se diviertan y den lo mejor en la feria.
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Leer másQuien también participó en la primera edición de Raíces es El Pez Volador. El negocio, situado en Luque y José Mascote, resultó el vencedor de aquella jornada con su platillo estrella: el encebollado. Su propietaria, Angélica Cujilán, recuerda que en aquel entonces se inscribieron al menos 600 restaurantes y su emoción crecía cuando llegaba a los finalistas. “Fue una alegría infinita que de tantos locales yo haya ganado, eso me motivó muchísimo. Yo comencé en un portal, a una cuadra del negocio, en una mesita y solo con cinco platitos”, remarca Cujilán, al recordar que El Pez Volador está en el mercado porteño desde 1983.
Cuando llegó el confinamiento en la ciudad, confiesa que entró en un cuadro depresivo ya que extrañaba ese trato con la clientela. “No me mataba el virus, me mataba la ociosidad y no tener que verlos”, acota.
Ella también incursionó en los pedidos a domicilio con tal de no perder a los usuarios que se ‘quitaban la resaca’ con un plato del caldo acompañado de un refrescante jugo de naranja. Hoy, Cujilán irá a Raíces a darles ánimo a los dueños de las huecas, “para que no decaigan así sea que no ganen”.
Pica Rico es otro de los negocios que dijeron presente en la feria y su chef, Miriam Pincay, llevó especialidades como tigrillos y bolones. El negocio lleva diez años en Gallegos Lara y Alcedo, y no solo despacha desayunos sino también almuerzos. “Con Raíces me hice famosa y siempre los vecinos y clientes me recuerdan por eso. Los policías son fijos visitantes”, manifiesta la propietaria.
En Luque y García Moreno está El Manabita, quien participó en Raíces y continúa ofreciendo los tradicionales productos de la tierra de la sal prieta aunque los usuarios van atraídos, además, por la variedad de jugos y ensaladas de frutas.