Los huecos en las calles de la Juan Montalvo generan desconformidad en los vecinos
La ciudadanía denuncia que los trabajos de bacheo no han llegado hace años, pese a los reclamos. Exigen una intervención antes de que llegue El Niño
Los moradores de la cooperativa Juan Montalvo, en el norte de Guayaquil, están cansados de que las autoridades no hagan nada por solucionar los problemas que tiene su sector, siendo los baches uno de los más "agobiantes".
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Leer másLos conductores, según denuncian, no toleran ya que el tren delantero, el plato de suspensión y los aros continúen dañándose y cada vez con más frecuencia. Que no toleran gastar un dólar más en los arreglos, advierten. Que no quieren ya ver como al cruzar el portal de sus viviendas de camino a la calle, solo ven cráteres en cada metro. "Así no se puede vivir. Este escenario en la Juan Montalvo es deprimente y no es nuevo", advierten.
Ante esta situación, que la denuncian a través de EXPRESO, hacen un llamado a la Alcaldía de Guayaquil y a sus concejales para darle solución al descontento ciudadano.
"Como morador y dueño de un vehículo me siento decepcionado de ver como nuestros bienes, por las autoridades hacer oído sordo a los requerimientos nuestros, se van deteriorando frente a nuestros ojos y el bolsillo asimismo se va desgastando", señaló Javier Yépez, uno de los habitantes afectados.
"Señor alcalde, requerimos el arreglo. En horas pico se arma un congestionamiento vehicular por los baches profundos causados por los buses. En el sector podría jurar que todas las vías están en mal estado. Son poquísimas, contadas, las que se salvan. Ayuda, por favor", sentenció Giovanny Castro, también residente.
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Leer másLa avenida 38D y la Carlos Estarellas Merino son, sin embargo, las más conflictivas. Y es que en estas además de enormes hoyos hay congestionamiento vehicular; y a consecuencia de ello, gritos, ruido, accidentes viales; un poco o nulo respeto hacia el peatón, además de permanentes nubes de polvo que enferman al ciudadano.
"Estoy harta de vivir con alergia y de que las partículas de polvo se impregnen en mis cortinas y en toda la casa, no lo soporto. Nos toca comer y dormir así. De hecho, ha pasado ya que minúsculas piedras entran por nuestras ventanas. Y es todo está desbaratado. La ayuda no llega y ya vamos así al menos dos largos años", se quejó Nathalia Llaguno, residente.
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