Guayaquil: La indiferencia y el olvido acaban con una buena obra
La Fundación Casa del Hombre Doliente tiene problemas para subsistir hace años. Es tal la necesidad que entre los pacientes se prestan ropa interior
Más de 60 pacientes de la Fundación Casa del Hombre Doliente de la Arquidiócesis de Guayaquil sufren la indiferencia y el olvido no solo de autoridades que, desde hace más de 8 años dejaron de inyectarlos con recursos;sino además, de la ciudadanía que ya no les extiende la mano, por lo que en la actualidad viven por la gracia de Dios.
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Leer másCamas dañadas, puertas oxidadas, sillas de ruedas deterioradas, caída del tumbado; entre otros, son los daños y carencias que observó un equipo periodístico de EXPRESO durante un recorrido que realizó por las instalaciones de la Fundación, donde los 63 pacientes que hay en el lugar, prácticamente “sobreviven” en su día a día.
“Lamentablemente desde el 2016 empezó la decadencia y luego de la pandemia todo se ha venido abajo. Estamos olvidados por mucha gente que antes podía colaborar, pero ahora ya no lo hace”, sostiene el padre César León, quien está a cargo de esta obra desde hace 13 años. Confiesa que en los últimos años la tarea se ha vuelto más complicada.
Hacen falta recursos económicos, hay muchas carencias y no se puede hacer un trabajo como quisiéramos. La Junta de Beneficencia ya no nos ayuda como antes y el Municipio desde el 2020 ya no lo hace. Sobrevivimos por lo que da el MIES (Ministerio de Inclusión Económica y Social) y con algunas donaciones, pero honestamente eso no alcanza”, asegura León.
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Leer másDurante el recorrido por el sitio, ubicado en Samanes 7, se constató que la falta de mantenimiento ya ha afectado gran parte de la estructura. Las puertas, en su mayoría, están oxidadas. En algunas partes ya no había tumbado y sobre el techo del edificio se apila una montaña de sillas que ya no sirven. Sin embargo, a decir de los colaboradores, los daños estructurales son lo que menos preocupan, pues deben hacer “malabares” para atender a los pacientes.
“Vivimos de la caridad de la gente y casi no donan ropa interior, por lo que muchas veces debemos hacer que entre ellos usen los mismos interiores o a veces andan sin ropa interior. Sabemos que eso no es lo ideal, pero tenemos que resolver de alguna manera”, comenta Newton Carabalí, quien está en el área de Enfermería.
"En la cocina, las llaves están dañadas, no tenemos horno y una refrigeradora no vale. En el comedor no hay suficientes sillas, en algunas ocasiones algunos deben comer parados”, añade el colaborador mientras se realiza el recorrido.
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Leer másDe las 63 personas que residen actualmente en el punto, 5 son adultos mayores, 57 sufren de distintas enfermedades. A ellos se suma un menor de edad. La mayoría de pacientes ha sido abandonada y otros son derivados del Instituto de Neurociencias.
Durante el recorrido se pudo observar que hay decenas de cosas inservibles en el paso. “Estos televisores hace años no valen, estas camas ya están obsoletas y no tienen colchón, ese aire acondicionado no funciona y todas esas sillas de ruedas necesitan reparación”, detalla Newton.
EXPRESO solicitó una entrevista con un representante de la Junta de Beneficencia y del Municipio de Guayaquil para consultar sobre el retiro del apoyo económico a la Fundación, sin embargo, hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta de ambas instituciones.
Lamentablemente desde el 2016 empezó la decadencia y luego de la pandemia todo se ha venido abajo. Estamos olvidados. Mucha gente que antes colaboraba ya no lo hace.
El doctor Danny Cabrera, quien se encarga de las terapias para los pacientes, cuenta que es casi imposible trabajar en el sitio. “Los rompecabezas no tienen las piezas completas, no hay suficientes materiales para poder trabajar. Es muy difícil que así tengan una correcta recuperación de sus enfermedades”, comenta el profesional en terapias. En el sitio, algunas máquinas se encontraban dañadas y solo servían para “adornar” el lugar.
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Leer másAnte esta situación, los enfermeros y directivos piden más atención por parte de las autoridades municipales y también hacen un llamado a la solidaridad ciudadana.
“Cada vez estamos peor, tenemos un déficit económico. Necesitamos cubrir gastos para poder salir adelante. Pedimos a las autoridades que puedan ayudarnos y a las personas que puedan también brindar una mano. Hay más de 60 pacientes que lo necesitan”, imploró el padre César León.
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