La inseguridad anclada en el exterior de la Caraguay
Al pie de la plaza hay seis lámparas apagadas. A diario se activan 25 botones de pánico en el circuito. Hay casas desocupadas
Pensar en el exterior del mercado Caraguay, ubicado en el sur de Guayaquil, como un lugar seguro es un sueño que aún no se alcanza. Este año, los robos a personas se han incrementado, reportan vecinos.
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Leer másAquello fue corroborado por el jefe del circuito Centenario de la Policía Nacional, Miguel Cadena. Aunque defiende que no se pueden comparar los 90 robos de enero a mayo de 2021 con los 60 de ese período de 2020, puesto que el año anterior fue atípico, debido al confinamiento.
“Aquí roban a diario, se meten a tu casa, te roban las motos, ingresan a los negocios. Los datos no son ciertos”, sentenció Adela Pino, comerciante, a quien desde una moto, en marzo pasado, dos sujetos armados le robaron mariscos y alrededor de $ 300.
Su familia vive en el barrio del Seguro, cercano a este centro de abastos que nunca duerme. Hace apenas una semana, entró un delincuente armado a la vivienda. Eran las 02:00.
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Leer más“No estamos cruzados de brazos”, responde el jefe de Policía, al explicar que en el circuito Centenario (al que pertenece la Caraguay), en los últimos diez meses se han instalado 3.795 botones de pánico y en promedio cada día se activan 25 por asalto a personas. A esto se suman las alertas por los delincuentes que se meten a las viviendas desocupadas. Al menos seis son las más vulnerables. Estas, hoy, no tienen ya ni ventanas.
Sobre las viviendas referidas en el último punto, señaladas como guaridas de sospechosos por vecinos y autoridades, se preguntó al Municipio de Guayaquil qué hará, pero no hubo respuesta. EXPRESO recorrió la zona y confirmó que una de las casas tiene la puerta forzada.
Pese a esos esfuerzos de la Policía, se requieren más que controles. En la calle Francisco Robles hay seis luminarias que no funcionan desde diciembre pasado, situación que ha convertido a esta calle en uno de los puntos más críticos.
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Leer más“Esto lo debe solucionar la empresa eléctrica, además se necesita que los metropolitanos mantengan el orden con los informales. También al Ministerio de Inclusión Social, pues hay decenas de niños trabajando en la zona”, manifiesta la cliente de la plaza Maritza Estupiñán.
Este Diario consultó a la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) sobre por qué la situación de las lámparas no ha sido atendida, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
Vengo con frecuencia a comprar a la Caraguay en la noche. La inseguridad aumenta porque hay lámparas apagadas en el exterior y en el parqueadero del mercado.
El mercado tiene actividades comerciales las 24 horas. Los mayoristas laboran de 20:00 a 23:00 y de 03:00 a 07:00, mientras que los minoristas los hacen de 06:00 a 14:00. Este Diario visitó la zona en el día y en la noche y la sensación de inseguridad se percibió todo el tiempo.
Hay gente que, a pie, en moto o hasta carros, merodea la zona y que no tiene una mirada amigable, como señaló Daniela Buijo, cliente que vive en la ciudadela La Pradera 3 y adquiere sus productos cada semana en el sitio. “Te intimidan todo el tiempo, antes de entrar a la Caraguay o al salir de ella te piden dinero, pero de una forma amenazante...”, dice.
Durante el recorrido de este Diario, el representante de la Policía solicitó a las personas que bebían alcohol en las esquinas -un panorama común allí- que se retiren. En ese momento lo hicieron. Pero en la noche volvieron. “Así es todos los días”, se quejan los habitantes.
No hay policías en la caseta creada para ello. Ahora llegaron los agentes porque los guardias los llamaron, dado que cogieron a un asaltante en flagrancia.
El equipo fotográfico de EXPRESO, que buscaba graficar el ambiente en que caminan los clientes del mercado para ir a coger el bus, fue advertido por una mujer: “¡No camine más allá, le robarán las cámaras!”, dijo sin querer identificarse. “Es que después puedo tener problema, porque por aquí también hay venta y consumo de drogas. Mire, en esa esquina hay uno consumiendo marihuana”, agregó.
La inseguridad es tal, que a los diez minutos de haber llegado (el jueves, a las 20:00), unos cuidacarros aprehendían a un adolescente. Lo acusaron de intentar robar una funda de camarones.
El joven tenía puesta unas botas, lucía como un trabajador del mercado. “Este es el problema, los delincuentes se disfrazan de comerciantes. Urge que las autoridades entreguen un distintivo a los vendedores, eso siempre nos confunde”, comentó Rubén del Pozo, cliente del lugar.
Los cuidadores de carros llamaron a la Policía. En la caseta de auxilio, situada en la entrada del mercado, no había agentes. “Esa caseta está de adorno, desde que empezó la pandemia no hay agentes allí”, señaló Francisco Rivero, también cliente.
El problema tiene más aristas. Los moradores creen que las cifras de los robos no denunciados son mayores a los que sí se denuncian. Es una situación que no es desmentida por la Policía. Por esto se han incrementado los controles, para atrapar a los delincuentes en flagrancia. De enero a mayo de este año se ha detenido a 42 personas.
El problema de la inseguridad en el barrio Cuba, aledaño a la Caraguay, requiere de la unión de varias autoridades. Los vecinos se cansaron, no quieren más conformismo, permitiendo que los delitos sigan anclados allí. “Basta, exigimos acción y solución de las autoridades. En este sector hay hasta prostíbulos clandestinos y venta de drogas”, dijo Julia Mayorga, cliente del mercado.