Una intersección suma todas las falencias en el orden vial
Moradores cuentan, por promedio, dos accidentes a la semana entre las calles Carchi y Vélez. Ahí, la ATM promete adelantar trabajos de semaforización.
Eran las 12:00 del pasado martes 11 de febrero, cuando desde la intersección de las calles Carchi y Vélez un estruendoso sonido alarmó a moradores, peatones y personal de trabajo de los diferentes edificios del sector. Un choque, entre dos autos, dejó dos personas heridas y daños graves en el capó de uno de los vehículos y en un costado del otro.
Otro choque similar, donde uno de los carros implicados terminó volcado, con las llantas ‘mirando’ el cielo, había ocurrido solo dos días atrás. El 9 de febrero.
Quienes viven y permanecen cerca de esa intersección del centro de Guayaquil claman, desde hace tres años, porque coloquen al menos un semáforo que controle el tránsito que se dificulta, siempre, en horas pico: de 07:00- 09:00; de 12:00 a 13:00; y de 17:00 a 18:30.
Caos vehicular y riesgo de accidente en un tramo de la calle Esmeraldas, al pie de una escuela
Leer másA falta de semáforos en el punto, hay dos discos Pare en la calle Vélez que advierten del pase preferencial para quienes circulan por Carchi. Sin embargo, la señalización, como hacen hincapié los residentes y constató EXPRESO en un recorrido, no es suficiente para evitar el “caos vehicular”.
Las líneas de buses, vehículos y motos circulan a velocidades altas en ese tramo. Todos quieren girar, ganándole terreno al otro, acelerando a tal punto que pareciera que compiten en la Fórmula 1, invadiendo incluso los pasos cebra; lo que genera congestionamientos.
Los peatones son los más perjudicados, deben esperar varios minutos, con suerte, para que la arteria se despeje y poder cruzar
“Los conductores no respetan a nadie, pasan a alta velocidad. Me da miedo cruzar esta calle porque es muy peligrosa, no hay ni siquiera un semáforo, un solo semáforo que controle el tránsito”, contó Patricia León, ama de casa y moradora.
En los alrededores de esa intersección se levanta una Unidad de Policía Comunitaria (UPC); la Embajada de España y dos instituciones educativas.
El colegio Altamar es uno de estos dos establecimientos. Su gerente general, Guillermo Vásquez, cuenta a EXPRESO que en la zona se registra un promedio de dos accidentes a la semana. Añade que la inseguridad en el tránsito los mantiene en zozobra, porque deben cuidar y evitar que sus 1.800 estudiantes no sean víctimas de los accidentes.
“Tras los recurrentes choques, las autoridades hicieron el intento de poner un semáforo. Colocaron un poste, sin embargo hace una semana lo retiraron y eso nos asombró y decepcionó porque lo necesitamos de manera urgente y la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) lo sabe. Hemos enviado comunicados, se lo hemos dicho de frente, pero nada cambia”, lamenta el funcionario.
La institución, como parte de la autoprotección, mantiene un personal que ayuda a cruzar las calles a los alumnos. Además, en el colegio, los docentes imparten clases de educación vial donde toman como referencia ese sector.
Gustavo Rivadeneira, líder comunitario del Barrio del Salado, ubicado en el centro, detalla que en el chat de vecinos, donde hay cerca de 400 moradores, las quejas de accidentes se registran a diario.
La calle José Manuel Matheu cambia de sentido
Leer más“Los días lunes y viernes los accidentes se agudizan. Y son de tal impacto que los vehículos han rebotado contra las viviendas y sus cerramientos, y es por la irresponsabilidad de los conductores. Pueden matar a alguna persona”, reclama.
Acota que por los últimos tres años, como líder del sector, ha venido solicitando a la ATM que ubique un semáforo en ese punto y que la entidad se ha negado.
Tras el último accidente en esa bocacalle, el jefe de planificación de la ATM, Freddy Granda, dijo a este Diario que los procesos de montaje de postes, cables y control, en ese punto, se están acelerando para ubicar un semáforo, que estará listo en 20 días.
Granda menciona que ya han hecho un análisis del lugar y han constatado que los choques son por exceso de velocidad, imprudencia e indecisión de los conductores. Esta última causa, reconocida por algunos conductores, la atribuyen también a la falta de señalización.
“Cómo no confundirse, cómo no ir indeciso, si las señales no son claras o son escasas e inexistentes. Es el gran problema de Guayaquil”, piensa Otto Cando, también del sector.
Aunque la intersección de las calles Carchi y Vélez es una de las más conflictivas, no es la única del centro donde se suscitan accidentes de forma recurrente. Así lo cuentan los habitantes y enumeran otros puntos: la intersección de las calles Aguirre y Lizardo García; Tungurahua y Clemente Ballén; Tungurahua y Hurtado, y en Luis Urdaneta entre Antepara y García Moreno, donde hace una semana una mujer murió atropellada por un bus de transporte público.
“Los conductores no respetan a nadie, pasan a alta velocidad. Me da miedo cruzar esta calle porque es muy peligrosa, no hay ni siquiera un semáforo, un solo semáforo que controle el tránsito”,