La invasión de los tráileres llegó hasta la ciudadela Abel Gilbert
Los vehículos pesados, como pasa en Guayaquil, circulan en el barrio haciendo temblar las casas. Vecinos acuden a EXPRESO para denunciar la situación
Ruido. Humo. Malos olores. Son varios de los malestares que han traído consigo el paso de los vehículos pesados en la ciudadela Abel Gilbert, en Durán. Moradores reclaman por el paso diario de este tipo de transporte que circula en toda esta zona residencial, incluso por las calles que no tienen más de once metros de ancho.
La calle de los camiones agobia a los vecinos de La Pradera
Leer másUn ejemplo de esta situación, similar a la que viven los habitantes de la ciudadela Pradera 2 y 3, en Guayaquil; se da en la calle Costa Rica, que no tiene más de 10 metros de ancho y tiene dos carriles para dos vías distintas. En el sitio, como denunciaron los residentes que acudieron a EXPRESO para intentar que las autoridades entonces los escuchen, se evidencia cómo los buses y enormes camiones que se dirigen hacia las industrias que se levantan por el lugar, invaden esta arteria; se desplazan a velocidades no permitidas e incluso acaparan las vías en sentido contrario para rebasar carros que van delante de ellos.
José Vives, dirigente del comité barrial la Abel Gilbert 3, relata que hace cinco años comenzaron las molestias. “Se han hecho oficios, se ha protestado en distintas ocasiones para que prohíban que entren estos carros donde vivimos, pero nadie nos ha hecho caso. ¡No dan respuesta alguna!”, exclama Vives, cansado del panorama con el que se ha visto obligado a convivir día a día.
Queremos, necesitamos que se vayan todos esos camiones de la Abel Gilbert. Humo, ruido, y constante tembladera en las casas, ya no aguantamos esto.
Ante esta situación, EXPRESO se contactó con la Autoridad de Tránsito de Durán (ATD), para conocer por qué aún se permite el libre tránsito de camiones en esta zona; cuántos accidentes relacionados a estos carros se han registrado; si se han emitido sanciones por el cruce de estos vehículos y qué planes están aplicando para mitigar el malestar vial. No obstante, hasta el cierre de esta edición, la entidad no emitió ningún pronunciamiento a este Diario.
Durán exige pasos de cebra que sean visibles
Leer másPero el irrespeto vial no es la única problemática que aqueja a la ciudadanía, sino el ruido constante de las bocinas, el humo que desprenden, la vibración que causan con su pasar y el riesgo al que exponen a los habitantes por rodar en una zona residencial.
“Ya estamos hartos. Pasan y hacen temblar las casas. Hay unas que incluso se han cuarteado y ha tocado reparar de nuestro propio dinero para que no empeore”, dice José Torres, morador.
Asimismo, los comerciantes están cansados del humo que desprenden, un olor poco placentero que ahuyenta a la clientela y los turistas que bajan de vez en cuando en la estación de la aerovía que precisamente colinda con el vecindario.
Ruidos, choques constantes. Ese es el problema que tenemos aquí. Necesitamos ayuda, no podemos pasar más tiempo con estos monstruos de hierro.
“Con el nulo turismo que hay en Durán y este panorama desolador, quién va a venir o va a utilizar ese transporte, me pregunto. Si venir acá es como irse a la Perimetral en Guayaquil. Solo vehículos enormes, monstruosos pasan y no te permiten cruzar. Estamos hartos de no ser jamás escuchados”, se queja Viviana Páez, residente y comerciante del sector.
Andrea Mosquera, comerciante, acepta que el mal olor es un problema, pero destaca que el humo que inhala a diario le preocupa más. “Temo que en cualquier momento me puedan detectar alguna enfermedad a los pulmones por respirar todo ese hollín”, advierte.
Mosquera además relata haber presenciado un accidente que involucra a una allegada con uno de estos carros en esta ciudadela. “La chica iba en su carril, pero el camión no respetó ninguna señal o ley, e impactó con ella. Le pasó encima de una pierna suya. Mi amiga ahora lleva 6 meses en el hospital sin poder caminar”, relata.
Este tipo de accidentes ha causado miedo entre los habitantes, en especial a los padres de familia.
Luis Caiza, junto a otros padres, no permanecen tranquilos. “Queremos que prohíban el paso de todos estos carros, pero ya. No se puede sacar a los niños tranquilos porque pasan como bestias salvajes, como si fuese un auto de carrera”, asegura Caiza.
Los vecinos reclaman por varios problemas que traen estos carros pesados, pero todos concuerdan en una cosa. “No queremos más carros dentro de la ciudadela. Hemos pedido ya años eso y nadie, nunca el alcalde ha venido a hablar con nosotros o a explicarnos qué se puede hacer. Algo deben hacer. Crea otra ruta, habilitar un camino alterno. No sé, algo por favor. Para eso existe la planificación”, exige esta comunidad.