Un ‘laboratorio ecológico’ abandonado
El único parque de la ciudadela Guayaquil está olvidado. Los árboles y plantas medicinales están marchitas. Moradores piden que el área sea rescatada
Lo que hasta hace cinco años era considerado como un ‘laboratorio ecológico’ por la cantidad de plantas medicinales y árboles nativos que albergaba, así como por el número de aves que allí arribaban, hoy se ha convertido en un sitio abandonado donde a diario solo llegan indigentes y consumidores, pero pocos visitantes.
Un supuesto intento de robo en plaza Bicentenario caotizó el tránsito en la bahía
Leer másSe trata del parque Antonio Neumane, el único que tienen los residentes de las 30 manzanas que conforman la ciudadela Guayaquil, norte de la ciudad.
Este pequeño espacio urbano de 6.798 metros cuadrados cada año recibía felicitaciones por parte del Municipio por lo cuidado que estaba.
El chimboracense Rodrigo Sangolquí Tapia, quien reside en la ciudadela, era quien daba mantenimiento al área. Lo hacía por voluntad propia porque es amante de la naturaleza. Pero desde hace nueve meses desistió de la tarea y la dejó en manos de la comunidad debido al poco apoyo que recibía.
Al momento, el parque luce descuidado y descolorido, pues se ha marchitado el 80 % de las 130 especies de planta que existían, de las cuales un alto porcentaje eran endémicas.
Los juegos para niños han sido ‘devorados’ por la maleza
Leer másCasi nada queda de los 90 árboles frutales sembrados, propios de la zona como: pomarrosa, marañón, mamey, cauje, guaba, guayaba, chirimoya, entre otros, que estaban identificados con nombres científicos y un rótulo que informaba de sus características y beneficios.
Algunos arbustos están secos y otros han sido devorados por la cochinilla, una plaga que causa que las hojas se tornen amarillas y se caigan prematuramente. Los rótulos que los reconocía tampoco existen.
Los residentes de las ciudadela nos estamos uniendo para rescatar el parque. Pero no podemos hacer el trabajo solos. Necesitamos la ayuda de las autoridades.
Los moradores de la ciudadela aseguran que las autoridades municipales poco han hecho para solucionar el problema de manera tajante. La medida que adoptaron fue talar los arbustos y eso también ha afectado el entorno de esta área que ahora es gris y sin vida, que no provoca visitarla, enfatizan.
EXPRESO preguntó al Municipio qué planes tiene para recuperar este parque, cuándo se daría y qué implicaría, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
Los residentes lamentan esta situación. Aseguran, también, que las 40 especies de aves que llegaban hasta esta isla verde en medio de un panorama netamente urbano han migrado para otros lados.
Solo quedan las cajas de tablas que alguien construyó y colocó en los troncos de los árboles para que los pájaros aniden en su interior.
El estero como escenario de una integración entre la comunidad y los refugiados
Leer más“Ya nada queda de eso. El lugar está abandonado, se ha marchitado”, anota con tristeza Juan Benalcázar, uno de los pocos vecinos del sector que aún vela por el cuidado de esta área que un día fue verde.
Benalcázar recorre el sitio junto con un equipo de EXPRESO. Durante el trayecto se observan hojas y ramas secas de los árboles y plantas dispersas por todo el predio; incluso las raíces han comenzado a levantar el pavimento de la caminera.
Los columpios están en mal estado, con las cadenas oxidadas y las mecedoras sobre el suelo; mientras que los bancos de metal están enmohecidos y sucios con los excrementos de las iguanas que han encontrado un hábitat en este parque.
Hay fundas con basura, botellas de plástico y de licor que dejan los pocos visitantes, que generalmente son trabajadores de las empresas cercanas que acuden al sitio para almorzar y al término de la jornada dejan las tarrinas vacías en medio de las ramas secas, según denuncia la comunidad.
“Pero también hay ‘visitantes no deseados’ que han hecho del área una habitación de paso”, denuncia Mariela León, otra vecina que se une al recorrido.
Ella señala que el parque está lleno de maleza y que sirve de refugio para pandilleros y vagabundos que llegan a diario a la ciudadela para dormir y consumir drogas, a pesar de que a pocos metros hay una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) cuyos uniformados de vez en cuando patrullan la zona.
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Leer másHace dos semanas, por gestión de un grupo de moradores, se pudo dotar al parque de iluminación. “Durante más de dos años las luminarias estuvieron dañadas y la oscuridad era propicia para que desconocidos cometan fechorías y vuelvan un calvario las vidas de los residentes”, menciona.
Calixto Burbano, quien habita en la zona hace una década, dice que el Municipio debería intervenir el parque para mejorarlo. “Debe invertir en este lugar que puede servir para unir a la comunidad y ofrecer a la ciudad un espacio ecológico”, enfatiza, al reiterar que los residentes hacen su parte.
Lo dicho por Burbano lo corrobora Carla Encalada, quien también busca rescatar este ‘laboratorio ecológico’. “Nos estamos organizando para cuidarlo en la medida de lo posible, pero no podemos hacerlo solos, por eso pedimos la ayuda del Cabildo para que nos atienda, ya que eso favorecerá a cientos de residentes que tendrán puntos de encuentros en buen estado”, puntualiza.