Libros, con escasos sitios para su comercialización en la urbe
No hay cifras oficiales acerca de la producción de libros en Guayaquil. Las obras independientes deben buscar vitrinas no tradicionales para su venta
Un libro, tanto para un escritor como para un editor, es un hijo. Pero para el país, ¿qué es? Nadie lleva un control de cuántos ejemplares se comercian ni qué temáticas son las más demandadas. Sin embargo, este no es el único problema del mercado editorial guayaquileño.
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Leer másSegún datos de la Cámara Ecuatoriana del Libro, en 2023 se registraron 5.619 títulos, de los cuales se produjeron, en total, 4’003.604 ejemplares. En cambio, en 2022 fueron 5.246 títulos y 2’999.765 ejemplares.
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Además, el tema general Ciencias Sociales fue el que predominó en 2023, en un 42 % del total de los títulos registrados para la obtención del código ISBN (código que identifica los libros). De este tema, los libros de texto y de educación son los que tienen un mayor nivel de producción. Literatura y retórica (800) es otro de los temas generales con mayor producción bibliográfica.
Las editoriales ya deben incursionar en mercados internacionales. Sin embargo, para eso se necesita de una política pública y del apoyo del Ministerio de Cultura y del Cabildo.
Pero de estos productos, ¿cuántos se han elaborado en Guayaquil?, ¿qué es lo que más consumen los guayaquileños?
La Cámara Ecuatoriana del Libro no cuenta con esa información específica. EXPRESO solicitó datos al Ministerio de Cultura, a través de su departamento de Comunicación, vía correo electrónico, sobre la comercialización y el consumo de libros en el país y por ciudades, pero hasta el cierre de esta edición no contestaron.
Hablar de libros parecería un lujo, pero no lo es, es una necesidad y un derecho. Debemos acostumbrarnos a exigir nuestros derechos. Hay mucha precariedad en el sector cultural también.
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Leer másPara Paulina Briones, escritora, editora de Cadáver Exquisito Ediciones y docente de la Universidad de las Artes, los datos son fundamentales para crear proyectos en torno al tema cultural en Guayaquil y en el país en general. Aunque la información estaría dispersa, cree que es necesario que un organismo público la recoja y socialice, porque “sería un error pensar que no se trabaja con esta información cuando se investiga o se crean planes de fomento o de promoción a la lectura”.
No obstante, todo esto evidencia el abandono y la falta de apoyo que este sector ha venido teniendo por parte del Estado, afirma Augusto Rodríguez, escritor, docente de la Universidad Politécnica Salesiana sede Guayaquil y editor de El Quirófano Ediciones. Desde su punto de vista, el panorama editorial guayaquileño es complejo, ya que es complicado que los libros de estas editoriales estén en las grandes librerías.
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Leer másEsto porque el trámite es engorroso, manifiesta Briones. “Estoy tratando de colocar nuevamente libros (de su editorial) en Mr. Books, pero el proceso se entorpece porque tengo que llenar formatos y otros documentos”. En ocasiones ha preferido no continuar, ya que no cuenta con el personal que se pueda concentrar solo en ello.
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La mayoría de las editoriales independientes guayaquileñas son autogestionadas. En ellas suelen trabajar una o dos personas, comenta la editora guayaquileña. Es por esto que tratan de ganar los fondos concursables para financiar los gastos de producción; pero en muchas ocasiones estos deben correr por su propia cuenta, menciona Rodríguez. Eso los lleva a “apostar” por un autor que logre vender un número considerable de ejemplares.
Debido a eso, en 2023 la producción en estas editoriales bajó, según Briones. En una encuesta que realizó con algunas casas editoriales, estas contestaron que imprimieron hasta cuatro títulos; otras ninguno. Esto se debe a que la recuperación de la inversión es un proceso lento. Si ellos logran que una obra entre a una librería, esta se tarda en pagar entre cuatro o cinco meses, afirma la editora.
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Leer másA pesar de ello, hay otros espacios que se han abierto para la venta de libros, destacan los editores, quienes los prefieren por un mejor trato. Entre ellos, en la urbe están La Madriguera, Casa Morada y Lobo Lunar.
Maoly Moreira, administradora y librera de La Madriguera, explica que ellos toman en consignación los libros de las editoriales independientes y de los escritores que se autopublican, por un período de tres meses. Si hay demanda, piden más libros.
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Lo que más se vende es literatura juvenil, en géneros como fantasía, ficción y suspenso. Los autores nacionales que más venden son los que se promocionan en las redes sociales.
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Leer másPero la promoción y difusión la hace la editorial o el escritor, no la librería. Al mes venden unos 150 ejemplares (entre nacionales y extranjeros), cifra que en diciembre se triplica.
Las ferias son otros espacios donde pueden vender sus producciones, pero no son frecuentes y los espacios son costosos. Muchos no logran recuperar la inversión, sostiene Rodríguez.
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