La llegada de otro ‘vecino’ preocupa a Puerto Azul
La constructora Solines asegura que el impacto vial será mínimo.
Para los primeros día de abril la constructora Solines Soluciones tiene previsto iniciar la construcción de un edificio de 243 suites y cinco departamentos. El proyecto residencial, cuyos permisos de construcción ya fueron dados por el Municipio de Guayaquil, se llama Pacific Blue Towers y será ejecutado en un terreno de dos hectáreas dentro de la urbanización Puerto Azul, situada en el kilómetro 10,5 de la vía a la costa, al norte de Guayaquil.
Como un proyecto biosustentable y amigable con la naturaleza, por contar con áreas y terrazas verdes, lo describe el abogado José Solines, presidente de la constructora; aunque los residentes de Puerto Azul no opinen lo mismo.
Ellos están seguros de que la edificación no les traerá beneficios, y desde enero pasado, cuando se enteraron del proyecto, no han dejado de pedir ayuda al Municipio de Guayaquil para evitar su realización.
Lo que más les preocupa es que la llegada de nuevos residentes lleve más congestión vehicular a la ciudadela y por ende más contaminación al ambiente por el esmog de los carros. Además, temen que las plantas de tratamiento no resistan tanta demanda.
No podemos oponernos a que el abogado Solines construya porque es su terreno, pero sí podemos pedir que se haga un proyecto que no caotice el tráfico vehicular que ya tenemos en la urbanización y que ya es un problema.
“Aquí por lo menos entran y salen 10.000 carros todos los días. El tránsito podría caotizarse. Hemos solicitado con documentos al Municipio que nos comunique del plan, que nos haga partícipe del mismo y que nos dé una respuesta del porqué concedió los permisos. Pero aún no nos dan una explicación”, menciona Pedro Machado, presidente de la urbanización.
Solines enfatiza que la obra cuenta con una planta de tratamiento de aguas residuales que sirve para diversas acciones, como el riego botánico o descargas del inodoro. Además, aunque no mostró los resultados del estudio de impacto vial y de contaminación, porque mencionó, aquello lo autoriza el Municipio, dijo que el impacto es mínimo.
El terreno en cuestión es el mismo donde la constructora quiso elevar un centro comercial hace dos años y que el entonces alcalde Jaime Nebot se lo impidió, al no darle los permisos de construcción, tras protestas de los residentes, que se opusieron al proyecto. Los argumentos eran los mismos: más tráfico y contaminación para la urbanización.
La vía a la costa es una zona en desarrollo donde va a haber universidades, los estudiantes querrán vivir cerca. Nuestro proyecto es de lujo y amigable con el medio ambiente.
Según los vecinos, la alcaldesa Cynthia Viteri les había dicho que no permitiría que se construyera ni centro comercial ni otro edificio que les interrumpa la tranquilidad. Pero que no ha cumplido con su palabra.
Este Diario le solicitó por varias ocasiones, desde el 19 de febrero, el estudio de impacto vial y sus resultados, además de una respuesta por parte de la alcaldesa del porqué ahora sí dio los permisos de construcción; pero tampoco hubo respuesta.
Los administradores de Puerto Azul y el representante principal de la constructora ya tuvieron un acercamiento donde no se llegó a un acuerdo.
“Ellos no dan solución y esto es más un tema de capricho”, dice Solines. “Puerto Azul tiene una estructura de desarrollo y si se hacen proyectos por impulso, se deteriora la actividad normal de quienes vivimos aquí”, dice Alfredo Mantilla, residente.
Con Mantilla coincidieron muchos vecinos, que también fueron consultados por este Diario y que piden una respuesta del Cabildo.
"Puerto Azul tiene una estructura de desarrollo y si se hacen proyectos por impulso, se deteriora la actividad normal de quienes vivimos aquí"
