LUGARES EMBLEMATICOS
Entretenimiento. Las esculturas de dos niños disfrutando de un baño en el estero Salado evocan la época del American Park.Miguel Canales / Expreso

Guayaquil: Los lugares que el porteño no olvida

Varios rincones aún evocan centros de diversión, hoteles, parques y discotecas de antaño, que marcaron el ritmo de diversión

Hay sitios que perduran en la memoria colectiva pese a que dejaron de existir hace varias décadas. Y se mantienen en el recuerdo de los guayaquileños precisamente por aquellas vivencias que los marcaron.

El Puerto Principal celebra en este julio sus 489 años de proceso fundacional. Y es una buena oportunidad para recordar esos espacios de diversión u ocio que llenaron de vida la ciudad en diversas épocas.

Guayaquil

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Si hoy caminamos por el malecón del Salado, junto al puente 5 de Junio, podemos observar las esculturas de dos niños que se imponen en un rincón. El gesto de los infantes refleja emoción al bañarse en el estero. Y evoca también un espacio que reinó en la ciudad durante la primera mitad del siglo pasado: el American Park.

Una reseña del historiador Rodolfo Pérez Pimentel señala que este espacio comenzó a funcionar en la ciudad en 1922. Su mentalizador fue el empresario Rodolfo Baquerizo Moreno, quien se inspiró en el parque Conney Island, cerca de Nueva York (Estados Unidos), para construir un sitio similar en la orilla del estero Salado.

CinesPara ver las películas de estreno, los porteños acudían a los cines Presidente, Lido, Maya, Apolo, Capitol, Guayaquil y otros, que se mantuvieron activos durante varias décadas.

La infraestructura contaba con auditorio, concha acústica, graderías, parque de diversiones, juegos mecánicos, pista de baile. El espacio era concurrido por bañistas y los fines de semana se desarrollaban espectáculos artísticos y de folclor.

Dejó de funcionar en 1967 para dar paso al parque Guayaquil. En el nuevo milenio tomó la denominación de plaza Rodolfo Baquerizo Moreno.

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El hotel Humboldt se imponía frente al inicio del malecón Simón Bolívar y acogió a estrellas como Cantinflas o María Félix.GRANASA

El parque de distracciones Bim Bam Bum fue otro de los espacios que congregaban a las familias porteñas. El 10 de agosto de 1958 comenzó a operar en el actual kilómetro 4,5 de la vía a la costa. En esa época no existía aún la ciudadela Los Ceibos. Su creador fue Eduardo Carrión.

Con el paso de los años, junto a este parque se construyó el hotel Cima’s, que acogió a destacadas personalidades, como el mexicano Enrique Guzmán.

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Hablando de hoteles, el Humboldt lideró el mercado en la urbe durante varias décadas. Su auge se evidenció a mediados del siglo pasado. Estaba ubicado en las actuales avenida Malecón y Olmedo, en el centro. María Félix, Pedro Infante o Mario Moreno (Cantinflas) fueron algunas de las figuras internacionales que se hospedaron en el sitio, que también albergaba shows musicales.

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Ya años más adelante, en la década de los 80, el William’s Exclusive Club acogió en su edificio, ubicado en Los Ríos y Hurtado, a decenas de artistas, entre ellos Raphael, Julio Iglesias, Juan Gabriel, entre otros.

La discoteca Infinity, en Urdesa, también marcó una época. La farra se encendía con la música de moda en los 80. Incluso la estadounidense Gloria Gaynor y los argentinos Soda Stereo se presentaron en el lugar.

En la misma década, un espacio que se recuerda con nostalgia es el parque de diversiones La Macarena, que funcionó en la calle Pedro Moncayo, entre 9 de Octubre y Víctor Manuel Rendón.

Navegar en pequeños botes o montarse en los carruseles o la rueda moscovita llenaba los corazones de padres e hijos que acudían a este céntrico espacio, cerca a la actual estación Parque del Centenario de la Aerovía.

Ya entrando en la década de los 90, otros sitios en el norte se popularizaron para que las familias porteñas disfruten, como Luna Park y Garzocine, en La Garzota, o el parque acuático Trucusucus, en Alborada.

“Los guayaquileños no teníamos tantas opciones como ahora, que hay más centros comerciales y parques. Por eso nos quedan esos hermosos recuerdos de esas épocas, en las que había contados lugares para divertirse. La ciudad debe replantearse también fomentar más espacios para la familia, que nos sintamos seguros de salir y disfrutar”, dijo Marcelo Guzmán, arquitecto urbanista.

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