Malecón 3000 en Guayaquil: ¿Es viable el proyecto? Esto dicen los urbanistas
Un nuevo espacio público se prevé construir en el sector de Samanes, en el norte de Guayaquil
El Malecón 3000, propuesto como una nueva área verde y recreativa en el sector de Samanes, en el norte de Guayaquil, genera opiniones diversas entre urbanistas. Este proyecto, que busca crear un espacio emblemático junto al río Daule, enfrenta desafíos relacionados con la planificación, el mantenimiento y la sostenibilidad a largo plazo.
EXPRESO consultó a urbanistas respecto a la viabilidad del proyecto y si debe ser el punto de partida de un nuevo concepto de espacios públicos en la ciudad, en los que el peatón sea prioridad, integrando las áreas verdes y el río.
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Carlos Jiménez, máster en planificación urbana, recordó que Guayaquil enfrenta un déficit de áreas verdes públicas, cuestionando si este déficit ha sido medido con datos reales y herramientas precisas como imágenes satelitales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las ciudades deberían garantizar un mínimo de áreas verdes por habitante, lo cual no se cumple completamente en la urbe porteña.
El urbanista enfatizó que no solo importa la cantidad de áreas verdes, sino su ubicación y proximidad a las familias. Explicó que concentrar espacios verdes en un sector, como el norte de Guayaquil, podría obligar a habitantes de otras zonas, como el sur o el suburbio, a trasladarse largas distancias, generando emisiones de CO2.
Malecón 3000 de Guayaquil: ¿Una promesa que quedará en los papeles?
Leer másUn tema crucial, según Jiménez, es el mantenimiento de las áreas verdes existentes. El urbanista advirtió que muchos espacios públicos en Guayaquil están deteriorados. "El éxito de un proyecto no solo radica en su construcción, sino en cómo se sostiene a lo largo del tiempo", aseguró.
En ese sentido, Jiménez planteó dudas sobre la capacidad del Municipio de Guayaquil para mantener nuevos espacios verdes como el Malecón 3000. Sugirió que podrían replicarse esquemas de financiamiento como el del Malecón 2000, donde los concesionarios de locales comerciales aportan al mantenimiento. No obstante, advirtió que sin un desglose claro de los presupuestos municipales, es difícil garantizar que estos proyectos no afecten otras áreas prioritarias.
"A mí lo que me aterra y me da miedo es que el Malecón 3000 se convierta en otro parque Forestal y otro Centro Cívico. Y no sé si el Municipio tenga la capacidad para mantener todo eso", explicó.
A pesar de sus críticas, Jiménez reconoció que un proyecto como el Malecón 3000 podría beneficiar no solo a Guayaquil, sino también a los cantones vecinos, como Daule y Samborondón, que carecen de grandes áreas verdes públicas. "Podría convertirse en un pulmón para toda la región", dijo.
El simulacro sísmico en Guayaquil causó confusión, especialmente en la Terminal Terrestre, donde muchos no estaban informados y el sonido de los altoparlantes fue insuficiente.
— Diario Expreso (@Expresoec) November 29, 2024
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Priorizar espacios verdes permeables y evitar superficies duras, dice arquitecta
Lorena Sánchez, arquitecta y docente de la Universidad de Guayaquil, destacó que este tipo de proyectos deben centrarse en la creación de espacios verdes permeables. Criticó que el Malecón 2000, a pesar de su éxito, prioriza superficies duras y paseos comerciales, lo que contribuye al calentamiento de las "islas de calor" en la ciudad.
"Espero que no vaya a ser una réplica del espacio duro que tiene el Malecón 2000, que es casi un paseo comercial. Acá debe de manejarse otro concepto, la permeabilidad, la absorción de la energía", manifestó la catedrática
Carlos Jiménez
Sánchez propuso que el Malecón 3000 aproveche el entorno natural del río Daule con un enfoque en arquitectura pasiva y bioconstrucción. Esto incluye el uso de materiales naturales que reduzcan la absorción de calor y promuevan la sostenibilidad ambiental. "Debe ser un frente hídrico, un paseo fluvial, no una réplica de lo que ya tenemos", insistió
Un aspecto fundamental señalado por Sánchez es la conectividad del proyecto. Recomendó que debe priorizarse al peatón mediante pasos elevados, túneles u otras infraestructuras que faciliten el acceso seguro desde áreas densamente pobladas, como Guayacanes y Alborada, al nuevo malecón.
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Ambos expertos coinciden en que el éxito del Malecón 3000 dependerá de que el espacio sea verdaderamente inclusivo y funcional para los habitantes de diferentes sectores. Sánchez insistió en que debe integrarse con las dinámicas sociales del norte de Guayaquil, evitando un diseño que lo limite a ser solo un espacio turístico.
Jiménez retomó el caso del parque Samanes, que en sus inicios fue un gran aporte para la ciudad, pero cuya falta de mantenimiento lo llevó al deterioro años atrás. Señaló que este tipo de experiencias debe servir como lección para garantizar que el Malecón 3000 no enfrente los mismos problemas.
El proyecto podría convertirse en un atractivo turístico para actividades como paseos en bicicleta o deportes al aire libre, siempre que se diseñe pensando en la sostenibilidad y el acceso equitativo, coincidieron los urbanistas. Además, Sánchez indicó que un enfoque verde podría mitigar los efectos del cambio climático en la ciudad.
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