La maleza se desborda tras el confinamiento
Algunos parques tienen hasta troncos sobre los senderos. Los habitantes solicitan al Cabildo restaurarlos para facilitar el encierro
La llegada del coronavirus ha generado una serie de cambios no solo en los hogares y los ciudadanos, sino también en los parques de la ciudad. Y no son los más alentadores.
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Leer másEl confinamiento y el hecho de no poderles dar el mantenimiento que previo a la pandemia recibían, ha convertido los sitios en espacios repletos de maleza que superan, en algunos casos, los dos metros de altura; y que evitan sobre todo que los residentes, por no poder circular incluso por los senderos, cuyos caminos están hoy incluso atravesados por enormes ramas, puedan allí tomar un respiro.
“Cuando llegó el momento de salir, lo primero que anhelé es ir al parque, pero me quedé solo con las ganas. Me había puesto la mascarilla, pero al llegar al lugar tuve que regresarme. La vegetación se había engullido prácticamente el camino y las bancas”, relata Nathalia Mendoza, habitante de la manzana 957 en Samanes 6, donde se levanta el jardín que ahora sirve de hogar de culebras, ratas y legiones de mosquitos.
Mary Pedroza, quien habita hace un año en el mismo sector, coincide al describir el panorama, al que califica como deprimente. Reconoce que por necesidad se atreve a salir, aunque le da temor. “Por las condiciones en las que se encuentra el parque, he visto a decenas de jóvenes escondidos entre las ramas consumiendo drogas o durmiendo. El sitio ya no es seguro”, lamenta; mientras va caminando en compañía de su perro, y sorteando la basura y láminas de zinc que permanecen esparcidas sobre la tierra.
Hoy necesitamos más que nunca de los parques porque serán, quizá, el único sitio que podremos visitar en el año.
Apenas unos metros más adelante, para ser precisos, cruzando el lugar, se encuentra otro en condiciones similares y hasta peores. Ahí, como lo comprobó EXPRESO en un recorrido, los carteles que instan a los moradores a mantener limpio el parque, recoger las heces de los perros y depositar la basura en los tachos ruedan por el suelo.
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Leer másA Camila Alvarado, residente de esta ciudadela del norte de Guayaquil integrada por siete etapas, le apena ver cómo algunos de los jardines han perdido su encanto. “Más de uno parecer ser un safari”, se queja. Y no lo dice por lo inhóspitos que puedan estar los antes citados, sino también por la cantidad de hierba que ha crecido cerca de las orillas de la zanja que alberga la ciudadela, y genera malestar sobre todo a los residentes de la quinta etapa.
Eduardo Vivar vive justo frente al tramo donde la maleza ha crecido de forma desmesurada, a tal punto que los ciclistas y motociclistas tienen dificultades para desplazarse por la falta de visibilidad.
Antes de la llegada del coronavirus, Vivar solía -de vez en cuando- pararse sobre aquellas orillas a observar a las garzas y los diversos tipos de aves que allí se asientan. “Mientras permanecí encerrado, solo las primeras semanas pude hacerlo. Luego el monte empezó a crecer...”. Él, tal como en un reportaje anterior de este Diario lo sugirieron los urbanistas, espera que el sitio pueda transformarse en un malecón.
Las autoridades deben priorizar el mantenimiento de estas áreas. Las necesitamos para tomar un respiro de forma segura.
“Tienen idea de cómo ahora, en esta nueva era, nos ayudaría. Naturaleza, eso es lo que necesitamos para aguantar un futuro encierro, del que no estamos seguros llegará o no”, piensa.
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Leer másPara los consultados, que coinciden con los habitantes de las ciudadelas Álamos Norte y Simón Bolívar, donde el problema se repite; es necesario que el Municipio de Guayaquil atienda estas necesidades, reanude los trabajos de mantenimiento y de hecho mejore los parques.
“Los adultos mayores como yo, no tendremos tantas opciones para salir, y permanecer encerrados más tiempo, puede matarme. Hasta ahora he sido valiente, pero si no cuento con espacios recreativos en el entorno, no habrá más Agustín en poco tiempo”, sentencia Agustín Delgado, de 69 años y habitante de la ciudadela Simón Bolívar, donde ha vivido desde hace tres décadas.
“Si tuviera las fuerzas, cortaría toda esta mala hierba que ha vuelto feo mi vecindario. Los vecinos somos unidos y lo hemos hecho antes, ahora están hablando de organizar una minga barrial. Sin embargo, es el Cabildo el que tiene la maquinaria y el personal para hacerlo más rápido”. La manzana 3, donde se levanta el parque, necesita ser rehabilitada, piensa. Su mobiliario urbano está escondido, confinado. “Quiero volver a salir a pasear con mis nietas, ni para ellas hay esa oportunidad ahora...”, agrega.
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Leer másOpiniones como estas las mantienen también los habitantes de la ciudadela Álamos Norte, donde asimismo la maleza ha vuelto a hacer de las suyas. Ana María Chang, quien hasta febrero visitaba el lugar tres veces por semana, ahora no lo hace porque teme -como pasa en Samanes- que entre los matorrales, que un área del lugar se han formado, se escondan consumidores que puedan hacerle daño.
“Si hubo personas que no respetaron la cuarentena, fueron los adictos y chamberos. A los primeros los veías como dueños de las veredas y los parques. Se reían, tomaban, gritaban, dormían... Por eso, no pretendo poner un pie en el parque hasta que esté como antes: verde y limpio”, aclara.
Chang también se une a la lista de ciudadanos que solicitan al Cabildo voltear su mirada hacia los parques para no tener, a futuro, necesidad de salir del barrio en busca de entretenimiento. “Entiendo que hay servicios que se detuvieron y es lógico porque estamos enfrentando una pandemia. Aún así, de estos entornos necesitaremos porque, quizá, sean los únicos que podrán visitar de forma segura nuestros hijos y padres”. Lo ideal, menciona, es que además sirvan de punto de encuentro para niños y adultos. “Hoy más que nunca resulta vital fortalecer la convivencia”.
Necesitamos que nuestros entornos estén bonitos, sobre todo por seguridad. Y allí, teniendo en cuenta lo que estamos viviendo, la iniciativa puede venir también de nosotros. Lo ideal es que los niños, ahora que de a poco empezarán a salir, se topen con un parque lindo, bonito, saludable.
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Leer másAl respecto el Municipio, a través de la Dirección de Áreas Verdes, asegura que en algunas de las ciudadelas citadas, ya se han empezado a realizar los trabajos de mantenimiento. En Samanes y Guayacanes, por ejemplo, explica, se está ya realizando el desbroce manual y limpieza de matorrales desde el pasado 2 de junio. En Álamos Norte y la ciudadela Simón Bolívar, las actividades arrancarán el 16 de junio.
Según explica el Cabildo, está previsto -a través del Portal de Compras Públicas- la contratación del servicio de “desbroce manual, limpieza, estibada, desalojo y control químico de maleza” para 1.200 parques y áreas verdes complementarias de la urbe. "Actualmente, debido a la crisis sanitaria, la contratación fue reprogramada, de tal manera que, se cumplen diversas gestiones administrativas para llevar a cabo esta acción. Más allá de aquello, durante la emergencia, se cumplieron tareas como poda de árboles con peligro de precipitación, desalojo de ramas caídas y desbroces...", informa.
Sobre la posibilidad de construir más parques, uno de los pedidos de aquellos barrios que están rodeados solo de concreto, el Municipio precisa que hay obras programadas y presupuestadas que, debido a la emergencia nacional, serán ejecutadas en el 2021. En ese año, agrega, se prevé la construcción de 31 parques (entre grandes, medianos y pequeños) y la instalación de 13 circuitos de máquinas biosaludables en sectores como Mucho Lote 1, las ciudadelas Martha de Roldós, Floresta 2, Sauces, Samanes 1, entre otros.