El ‘Mall del piso’ concentra al menos 20 toneladas de basura por día

Las quejas en torno a la insalubridad que hay alrededor del mercado informal Vicente Paúl, más conocido como ‘Mall del piso’, en Guayaquil, han sido múltiples hace años, y a la fecha no hay forma de controlarla. Hay mingas de limpieza, según ha dicho la Alcaldía de Guayaquil. No obstante, para quienes viven en esta zona del suburbio de la ciudad estas acciones resultan insuficientes.

La tarde de este 22 de julio, a través de un comunicado, el Municipio de Guayaquil informó que a lo largo de la calle 25, desde García Goyena y la K, cerca del colegio Teodoro Maldonado (suburbio), Urvaseo recoge alrededor de 20 toneladas de desechos sólidos diarios. Que la cantidad de basura que se produce es debido al funcionamiento del mercado informal, aseguró. Esto, pese a que en el área existen dos contenedores para que los ciudadanos depositen los desechos sólidos.

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“Ciertas personas colocan fundas de basuras en las esquinas y aceras de la calle 25, ocasionando malos olores y daños al ornato de la ciudad. En esta calle, el recolector de Urvaseo tiene una frecuencia de lunes a domingo en horario diurno, pero por la cantidad de desechos y la escasa colaboración ciudadana, se hace necesario que el recolector pase dos veces al día”, informó.

Según anunció el Municipio, Urvaseo realizó un operativo de limpieza profunda, que consistió en barrido, recolección de basura, lavado de aceras, bordillos y entornos de las intersecciones con calles adyacentes. No obstante, lo que la ciudadanía solicita es otro tipo de control. Y es que, según advierten las familias, desde otros mercados de la ciudad van a botar también desechos a esta lado del suburbio.

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La insalubridad aumenta por el sitio ser usado como botadero colectivo

Como publicó EXPRESO meses atrás, los comerciantes del también conocido como ‘Mall del piso’, aseguraron que al sitio llegan a botar la basura de otros mercados de la zona y que la acumulación de basura es tal, que sobrepasa la capacidad de los contenedores. La situación la empeoran los 'cachineros' que entran a escarbar en los desperdicios en busca de material de reciclaje, dijeron; al hacer hincapié en que la basura se encuentra rebosada en los contenedores y tirada alrededor de la estructura metálica.

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Los ‘jugos’ (lixiviados) de los desechos putrefactos se filtran, cubren la vereda y se estancan debido al taponamiento de los canales de drenaje. Las ratas también se pasean por la zona, ya que tienen alimento de sobra. “Hay muchas cosas por resolver, a esta zona la ayuda no llega”, sentenció Marisol Cabrera, residente. 

La ciudadanía sugiere darle vida al lugar y revertir el escenario de inseguridad

“Por qué si este lugar es popularmente conocido, no se lo convierte en una especie de feria, de igual forma en la calle, pero más ordenada como hay por ejemplo en México. En Ciudad de México hay varios mercados informales y se han convertido en parte de la cultura de esas ciudad y país. Aquí llevamos años viendo que venden hasta semáforos en el piso, pero nadie hace nada. El año pasado vi ahí, sobre la acera, un servicio higiénico. Sí, un inodoro… No sé cómo lo consiguieron, ya ven que de lo que venden ahí se habla mucho… No obstante algo se puede hacer. Uno puede revertir el escenario, todo depende de que haya ganas y voluntad”, señaló la guayaquileña Amalia Estrada, quien habita en el norte de la ciudad y ha recorrido varias veces la zona para ayudar a personas en situación de calle que deambulan en el sitio. Estrada es miembro de una fundación de ayuda social.

Sonia Escaleras, quien habita en el suburbio, coincide y hace hincapié en que en el sitio hay personas que buscan ganarse la vida de manera honrada y otras que no, y frente a ello entonces “hay que regular a quien lucha por sobrevivir y llevar el pan a su hogar”.

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“Conozco de mucha gente que vende ropa, que viaja a la frontera con Perú y trae mercadería por pacas y a bajo costo; o que recorre la ciudad buscando ropa en buen estado para hacer una especie de mercado de pulgas acá en el barrio y le va bien. Quiere trabajar y trabaja para vivir. A ellos, por ejemplo, se les podría poner una especie de quiosco. Podrían llenar de murales el lugar. Hay forma de mejorar el entorno, lo necesita y puede ser una forma de volverlo seguro. Y es que allí hay actividades ilícitas, se vende droga. No es un secreto”, alega.

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