Martha Bucaram y la deuda de Ecuador con las mujeres

Jaime Roldós ya no está solo. A la nueva escultura del expresidente, recientemente develada en el redondel de Sauces 2 de Guayaquil, lo acompaña ahora Martha Bucaram, su esposa y coidearia.

La presencia de Martha no solo no es gratuita, sino que es simbólica e indispensable.

Abogada y abiertamente feminista, Bucaram luchó años para alcanzar cambios en el Código Civil para aumentar la participación de la mujer en una sociedad machista, la ecuatoriana. Ya como Primera dama, impulsó en 1980 la creación de la Oficina de la Mujer, adscrita a la Presidencia.

Sin embargo, para muchos, es solo la compañera de ese trascendental personaje.

Esto es sintomático: la historia ecuatoriana nos debe representación a las mujeres. Hay una deuda con los nombres de los espacios urbanos y los símbolos.

Según un reporte del Observatorio Social de Guayaquil (2018), solo el 2.5 % de las calles, callejones y avenidas de la ciudad llevan nombres de mujeres. En contraste, el 16.3 % han sido bautizadas con nombres de hombres. (El restante, con nombres genéricos).

Estos detalles, aunque para algunos parezcan nimiedades, son relevantes porque es necesario colocar en el imaginario colectivo a las mujeres como partícipes del desarrollo de la sociedad y parte transversal de la comunidad. No como meros accesorios masculinos.

Si observamos las estatuas, esculturas y monumentos, pasa algo similar. De las 11 esculturas que el Municipio de Guayaquil detalla que existen en el centro de la ciudad —entre ellas las de Julio Jaramillo y Pedro Carbo— solo hay una dedicada a una mujer, la compositora y artista guayaquileña Ana Villamil.

Por eso, desde los grupos feministas guayaquileños, se han empezado a rebautizar los espacios públicos como un esfuerzo de visibilizar a mujeres cuyos nombres deben ser perpetuados.

Así, la plaza San Francisco es ahora la plaza Gavis Moreno.

Directora de la Cárcel de Mujeres de Guayaquil, Moreno fue asesinada en marzo de 2018. Feminista, afrodescendiente y activista por los derechos humanos, “Gavis llamaba por su nombre a las internas”, escribió la abogada Silvia Buendía en diario Extra tras su muerte. “Las internas la querían porque estaba implementando cambios positivos”.

Que esta plaza se llame como ella tiene sentido. Numerosos encuentros y plantones de mujeres exigiendo justicia han tenido lugar ahí. Que esa plaza en pleno centro de Guayaquil, recuerde a una mujer tan importante como Moreno, es necesario. Ya habrá otros espacios en el mundo para llevar el nombre de un santo católico. 

La historiadora estadounidense Mary Beard explica en su libro Mujeres y Poder, cómo el discurso femenino ha sido apartado intencionalmente de la esfera pública a lo largo de la historia. Por eso resulta complicado encontrar personajes femeninos como referentes, desde el desarrollo de la civilización hasta hoy.

Pero existen y las vamos a recordar. A las Marthas, a las Anas, a las Gavis. Porque queremos representatividad desde todos los sectores. Porque no callamos más y nos tomamos las calles. Literal y figuradamente.