Mercado Caraguay: El muelle que traba la movilidad
Ciudadanos exigen que se construya una rampa en el Mercado Caraguay. El caminar se complica por el estado actual. Esperan una intervención municipal
Desembarcar en el muelle del mercado Caraguay, en el sur de Guayaquil, representa un agobio diario para aquellos ciudadanos que llegan en lancha o para los canoeros que trabajan en la zona. Esto se debe al terreno lodoso que dificulta el caminar de las personas y al momento que anclan las embarcaciones.
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Leer másLos ciudadanos denuncian que no pueden bajar de las lanchas con calma, debido a que caen directo al fango. No hay un muelle que les permita pasar de la embarcación al centro de abastos directamente.
La única forma de hacerlo hoy es por un camino conformado por unos bloques de concreto, que también se enlodan periódicamente. En el lugar también hay desorden, debido a la cantidad de pequeñas embarcaciones, en las que generalmente navegan los cangrejeros, que difícilmente encuentran un lugar para anclar.
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Y es por esto que exigen un embarcadero adecuado donde puedan llegar a tierra sin inconvenientes, sobre todo los estudiantes que llegan desde Puná o Posorja para asistir a sus centros educativos.
Y es que si bien este no es el único punto de desembarque, a decir de los ciudadanos que arriban en lanchas desde las comunidades aledañas, no se les permite arribar, por ejemplo, al muelle municipal Caraguay, ubicado a un costado del mercado.
“Ya se ha intentado ingresar ahí, pero nos dicen que no se puede y nos toca entrar por la plazoleta donde llegan los pescadores y cangrejeros. No nos dan mayor explicación, pese a que la exigimos al Municipio”, cuenta Miriam Cevallos, de Puná.
El segundo punto está en el mismo mercado, a pocos metros del primer punto. Ahí tampoco les permiten el acceso, concuerdan.
“Hace más de un año dijeron que ya podíamos usarlo, pero no nos dejaron ingresar y cuando pensamos que ya tendríamos un mejor espacio, nos dicen que no podemos usarlo. Tenemos una infraestructura que bien podríamos usar, pero nadie nos dice por qué está restringido el paso”, asegura un pescador del sector, quien pidió que su nombre no sea publicado.
Los barcos se acumulan, no hay donde bajar para las mujeres y niños. Necesitamos con urgencia un muelle nuevo, o que habiliten los de a lado para el público general.
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Leer másAnte este panorama, trabajadores del lugar se han visto obligados a colocar piedras y cemento para tener un poco de firmeza. Este camino improvisado recorre unos 10 metros desde la entrada, por la plazoleta de los cangrejos, hasta el punto más bajo de la marea.
“En todo el lugar no hay un espacio seguro que haya colocado el Municipio para que bajen las personas o cuando desembarquen los productos”, narra Marcelo Chalén, un comerciante del mercado, quien al consultarle sobre cuántas personas nota que se resbalan en un día, soltó una sonrisa y respondió: “Eso ni se pregunta”, señalando a una mujer que tambaleaba en el lodo para no caerse.
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“Ni las baldosas nos salvan, a veces pisas mal o el lodo también embarra las baldosas y pierden su sentido, porque ahí también nos resbalamos”, comenta Angy Riofrío, quien caminaba con cuidado para no caerse. Pero hubo otros ciudadanos que se sacaban los zapatos para tener estabilidad. La escena se repite cada día.
Ante esta situación, EXPRESO pidió una entrevista al Municipio para conocer qué acciones se están tomando para brindar un espacio digno de anclaje de lanchas y desembarque de las personas, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta. Tampoco hubo contestación respecto a por qué no se les permite el ingreso a las otras estructuras.
Con marea baja o alta, siempre hay problemas. El camino es resbaloso y la gente se resbala, o no hay suficiente espacio para que todas las lanchas puedan anclarse al mismo tiempo.
En este caso, los miembros de la Asociación de Producción Pesquera y Estibadores de Mariscos Guerreros de la Orilla señalaron que han destinado recursos para contar con elementos que le den firmeza al sitio.
“Incluso en la escalera para bajar donde están las lanchas metimos mano. El Municipio construyó eso hace unos 15 o más años, pero quedó destruida pronto. Mandamos a ponerle cemento para que dure, porque solo por ahí podíamos bajar”, narra Eleodoro Alvarado, integrante de esta asociación.
En tanto, para el arquitecto Jhony Cóndor, la solución a estos problemas no es complicada, pues indica que la construcción de una rampa de hormigón o flotante, aliviaría este problema en la zona en la que arriban los canoeros.
La gente siempre se cae, ni porque se puso unas tablas de cemento para que la gente camine por ahí, evitan resbalarse. El lodo que arrastra el río deja todo resbaloso.
“Una rampa que llegue hasta el nivel más bajo del río, para que los botes puedan pegarse y dejar y traer pasajeros o productos de manera más organizada, sin la necesidad de quedarse en el lodo, eso es algo que se puede hacer y no es una obra que costaría un dineral”, asegura.
Adicional a esto, Cóndor explica que el muelle puede resultar beneficioso para la ciudad, no solo para sus usuarios habituales, sino como un proyecto inicial para fomentar el transporte fluvial y el turismo.
En el lugar esperan mejoras. Por ejemplo, Andrés Lindao llega hasta tres veces por semana para comprar comida, visitar a su familia y traer mercadería para vender. “Cuando la marea es alta debemos esperar en las escaleras para bajar o la plazoleta, donde los vendedores se plantan, y se hace un caos por toda la gente que está ahí, además de que se dificulta salir del bote por todas las lanchas que se anclan”, concluye.
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