Los mercados de La Libertad que nadie ve ni visita
Habitantes de este cantón compran en la calle y no en los centros de abastos.Los comerciantes dejan sus puestos y ocupan las veredas. El control es nulo
Alberto Borbor es el propietario de una tercena ubicada en el segundo piso del mercado municipal # 4 en La Libertad (Santa Elena). Con optimismo pasó a atender a sus clientes en un sitio más higiénico y con comodidad desde julio del 2019, pero en diciembre de ese mismo año optó por volver a la calle debido a que los compradores no llegaban.
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Leer másBorbor no fue el único que retornó a la informalidad, también lo hicieron la mitad de los 292 concesionarios de locales que tiene este mercado. “Poca, poquísima gente compra en sitios establecidos, al peninsular le gusta comprar en la calle”, refiere Borbor, al consultarle sobre por qué abandonó el espacio que se le asignó.
A cuatro kilómetros del mercado # 4, hacia el sur de la urbe, está el mercado 25 de Septiembre, otro de los centros de abastos que no convoca a clientes. En este lugar hay espacio para 229 comerciantes, pero la mayoría también ha abandonado el sitio y su trabajo lo ejercen en la calle.
A la urbe le falta planificación. Hay zonas donde viven miles de familias y no hay un solo mercado.
“Si me quedaba esperando a que venga la gente terminaba quebrado”, comentó Vinicio Solano, comerciante del mercado ́25 de Septiembre. Solano, al igual que Borbor, coinciden en que al no existir un plan para alejar a la informalidad de las calles adyacentes a los mercados, la ciudadanía no ingresará a las edificaciones.
“Si los ciudadanos encuentran al paso los productos, es lógico que van a adquirirlos. Entonces ya no entran al mercado. Además, falta difusión por parte del Municipio para incentivar a que la clientela venga y compre en los sitios formales”, señaló Solano.
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Leer másLucía Carvajal, habitante de la ciudadela Las Acacias, es una de las clientas que compra todo tipo de verduras al paso. Lo hace, dice, porque está todo cerca. “Como veo que las autoridades lo permiten, entonces asumo que comprar allí está bien. ¿Para qué entonces comprar en el mercado?”, cuestionó; al reconocer que sí le gustaría que haya orden en el sitio. “Lamentablemente el caos es típico de La Libertad y la Alcaldía lo acepta, mientras ellos lo hagan, yo seguiré comprando sobre las veredas”, señaló.
En ambos mercados, los clientes pueden encontrar desde legumbres y carnes, hasta víveres y artículos para las viviendas, pero incluso así lucen vacíos y los pocos vendedores que allí se encuentran, esperan que en algún momento se vuelvan a llenar de personas como ocurrió en los días de su apertura.
La ciudad nos acostumbró ver la calle como un mercado y un espacio que no es destinado al peatón.
“Yo sigo aquí luchando, mis clientes me buscan porque vendo productos de calidad. Los que me conocen saben que en mi local encuentran algo bueno”, manifestó Efraín Merchán, quien mantiene su negocio en el 25 de Septiembre.
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Leer másMerchán exige a las autoridades que controle la labor de los introductores de productos, porque estos se dedican a la venta al menudeo y como son mayoristas venden más barato . “La competencia es desleal”, comentó.
Otra de las comerciantes que se mantiene firme es María Saona, propietaria de una tercena. La vendedora exige que se cree un plan para educar a las personas y enseñarles que compren de manera ordenada e higiénica por el bien de todos.
Pero la falta de clientes no es solo en estos dos mercados. En La Libertad existe el denominado ‘Centro Bahía Engoroy’, que fue construido para ubicar a los vendedores de ropa, calzado y artículos varios que trabajaban en la avenida octava de esta urbe. El traslado de los 192 informales a la edificación fue una lucha del Municipio en 2019, al final se consiguió. Pero al igual que en los otros espacios, los clientes brillan por la ausencia.
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Leer másEntre el 2018 y 2019, el Municipio de La Libertad invirtió seis millones de dólares en la construcción de mercados. Se teme que las edificaciones en corto tiempo se conviertan en elefantes blancos.
Jorge Quispe, funcionario municipal, reconoce el problema e indicó que la anterior administración municipal en donde se construyeron los mercados no tuvo estudios de planificación y estas son las consecuencias. “Fueron mal diseñados, en vez de solucionar un problema crearon otro”, expuso.
Quispe aseveró que el alcalde, Víctor Valdivieso, dispuso que en el presupuesto económico del Municipio para el año 2022 se designe un rubro para darle una solución a la problemática. Adelantó que habrá cambios en las infraestructuras para hacerlo más atractiva a los compradores.
Yo compro en los mercados y me apena verlos vacíos. La falta de cultura no ayuda a que vivamos en sociedad.
Pero para el economista Marco Nieto, experto en negocios, lo que existe en el cantón es un problema cultural que lo tiene en sí toda la provincia. “Tenemos mercados municipales y supermercados privados, todo se congrega en un espacio de alrededor de diez cuadras”, declaró Nieto. Para él las ciudades comerciales no crecen así, exhortó a que se deben crear otras zonas comerciales.
Citó, por ejemplo, el lado sur de la ciudad, en donde habitan más de 40.000 personas y no cuentan con centros de abastos.
Sin embargo para otros ciudadanos la ayuda debe venir de la mano de una sanción. “Se debe sancionar a los informales también. Solo así regresarán a sus sitios. Solo así la gente, al no ver a nadie en la calle, acudirá a los centros de abastos. No es difícil. Lo que pasa es que no hay la intención de ordenar esta ciudad”, se quejó Maggie Ortiz, habitante.