Un mes de clases: En el extremo norte de Esmeraldas, más papel que internet
Cerca de la frontera con Colombia no hay cobertura de Internet ni de operadoras telefónicas. Contactar a los alumnos es un reto para los maestros.
Por la pandemia, el distanciamiento evita el contagio pero es un obstáculo para la educación, más aun en la frontera norte. “En el aspecto de aprendizaje con nuestros niños, la distancia que tenemos entre la institución y sus viviendas nos ha perjudicado porque no nos podemos comunicar a diario”, indica Juan Herrera, docente de la escuela Misael Nastacua, de la comunidad awa de La Unión, aislada en la selva a 30 kilómetros de la frontera con Colombia.
El Ministerio de Educación ha elaborado fichas pedagógicas para las escuelas de las comunidades más alejadas. Los distritos educativos están enviando por whatsapp un documento en formato PDF, donde les dan entre cinco y siete retos y tareas especificas para cumplir durante cada semana. Sin embargo, incluso este módulo se ha convertido en una dificultad porque las comunidades no tienen acceso a impresoras.
“Los chicos, a través de la ficha, están desarrollando el contenido en sus casas. Aparte, nosotros les hemos enviado cuentos para que puedan repasar más la lectura”, explica Herrera. “Ellos hacen solo ese material porque la mayoría no tiene radio para seguir los programas del Ministerio”, añade.
El 90 % DE LOS ESTUDIANTES CONTACTADOS
Otro caso es de la escuela 26 de Agosto, de San Lorenzo. “Nos ha ido bastante bien dentro de la irregularidad que se está viviendo. En el caso de mi institución, tenemos un 50 % de estudiantes con acceso a conectividad, ya sea a través del internet o de whatsapp”, indica Antonia Hurtado, rectora de la institución.
Tres semanas luego de iniciadas las clases, el 40 % de alumnos estaba recibiendo físicamente las fichas pedagógicas. “Nosotros les hemos citado un día a la semana para hacer la entrega. Estamos dos horas en la institución con las debidas medidas de bioseguridad tratando de que no haya aglomeraciones de padres de familia”, añade Hurtado.
“Llegar al 100% de los estudiantes es el objetivo de la escuela 26 de Agosto”, aseguraba entonces la rectora. No obstante, 10 % de ellos todavía no había podido ser contactado. En ese plantel, el 90% de los estudiantes esta recibiendo clases, ya sea en línea, por mensajes de whatsapp o por medio de fichas pedagógicas.
Por el riesgo de contagio, las autoridades de la escuela descartaron el proyecto de brigadas para buscar a los alumnos no contactados. Esto conllevaba un alto riesgo para los estudiantes y los docentes. En lugar de ello, han utilizado recursos como las juntas parroquiales en el área rural, el contacto con los compañeros de aula, grupos de whatsapp con padres de familia y listas enviadas por varios docentes.
Aunque en las escuelas de San Lorenzo imprimir no ha sido algo tan complicado, en la parte rural marginal del cantón si es un problema. “Lo que estamos haciendo es imprimir varios ejemplares, dividir en grupos a los niños para su entrega”, expresa Martha Valencia, teniente política de Alto Tambo.
Pasando dos días, se pasa al siguiente grupo y así sucesivamente. Se imprime de esta manera porque el GAD parroquial no esta en capacidad de entregar tantas copias y además los padres de familia no tienen como imprimir el documento”, agrega.
El Distrito apoyó con la impresión en la primera semana por la inauguración del año lectivo a pedido de la ministra Monserrat Creamer. Pero el distrito no tiene el presupuesto para hacerlo durante todo el año lectivo.
“En las comunidades awá, nos ha tocado comprar papel e imprimir ciertos módulos en las impresoras del GAD parroquial. Están empezando la semana tres y ya no pueden imprimir para más de cien niños, peor aun el año completo en esa modalidad”, añade Valencia.
La falta de internet dejó de ser un impedimento para estudiar desde la casa. Ahora fichas impresas o en PDF son enviadas a los hogares pero, ¿cómo terminarán el año escolar si ya no hay suficiente papel para imprimir sus guías de estudio?
En la frontera norte el número de impresiones es limitado. Los niños se transfieren las hojas, pero muchas de ellas llegan en mal estado: manchadas, rotas, mojadas y bastante deterioradas. “Son problemas típicos en los niños, pero se volvió un tema complejo porque a muchos no les llegan las fichas”, expresa la teniente política del GAD del Alto Tambo.
En La Unión, para los que viven a dos o más horas de la institución, los padres de familia son quienes retiran las fichas o dejan los trabajos de sus hijos. “Hay hogares en los que los papás no saben leer y los hermanos más grandes, que ya terminaron séptimo grado, son los que les ayudan con las tareas a los más pequeños”, indica Juan Herrera.
El hecho de que los padres vayan a la escuela favorece a los profesores para evitar la movilización en tiempos de Covid-19. Y les ahorra tiempo a los docentes.
Sin embargo, “los alumnos que están aquí cerca vienen al aula y yo les ayudo con los ejercicios en los que tienen alguna dificultad”, señala Herrera. Este asesoramiento es un beneficio para los que viven a minutos o a pasos de la institución, porque es lo más cercano a una clase presencial. Aunque sea solamente de cinco a diez minutos, es algo muy conveniente, pero no todos los jóvenes tienen la misma suerte.
Antonia Hurtado indica que “recientemente nos entregaron textos integrados que facilita el Ministerio de Educación, con los cuales se va a trabajar tres meses. Estos sirven para consulta o fuente de apoyo para las fichas pedagógicas”.
Hasta el momento, el Distrito ha entregado las fichas a la escuela Misael Nastacua y 26 de Agosto, aunque no lo ha hecho con antelación. “Nos entregan las fichas con uno o dos días de retraso, pero al final si se está trabajando”, agrega Hurtado.
“Nos han apoyado con la impresión, pero ellos no tienen vehículos. A nosotros nos ha tocado ir a San Lorenzo para pagar la camioneta y transportar las fichas
El dinero utilizado para transportar las fichas es parte del presupuesto que tiene la institución. Anualmente, reciben $ 5000, “pero en las noticias se escuchó que este año nos iban a bajar el presupuesto. Hasta ahora no sabemos si lo van a reducir o no”, señala Herrera.
Si El Distrito de Educación o los GAD parroquiales no puedan asumir los costos o el material de las impresiones, el gasto tendría que ser asumido por los padres de familia.
Asimismo, ambas escuelas recibían mensualmente las colaciones escolares durante el año lectivo. “Nos enviaban un cartoncito de leche con algo adicional. Casi estamos empezando la tercera semana y hasta el momento solo han llegado las fichas, pero no las colaciones”, expone el profesor Juan Herrera. “Se nos ha dicho que van a llegar colaciones, uniformes, especialmente para el área rural, pero aún no hacen efectiva la entrega”, indica Hurtado.