Cien murales que apuntan a recuperar el tesoro del barrio
Con coloridas figuras, los moradores de Samanes 1 pretenden darle vida al Bosque Tropical del sector. Por años, el sitio ha permanecido abandonado
El rostro simétrico de una mujer se unifica con una enorme flor azul. La pintura, cuyo significado indica que los seres humanos y la naturaleza están conectados, es uno de los 50 murales de los 100 que serán plasmados, en las paredes que bordean el Bosque Tropical Samanes 1, por un grupo de jóvenes moradores del sector. Este sitio, como lo ha publicado en ediciones anteriores EXPRESO, por años, ha estado abandonado.
Es de mañana y el trinar de los pájaros que habitan en ese espacio natural, ubicado en el norte de Guayaquil, transporta. La sombra de sus frondosos árboles nativos (samanes, ceibos, robles y pechiches) hacen del lugar un área ideal para caminar. Pero aunque ese sitio es uno de los tesoros más preciados de la ciudadela (y Guayaquil), ha sido utilizado nada más que como refugio de consumidores de alcohol y drogas, y por delincuentes que acechan a los pocos visitantes.
Samanes no se sana de los robos y la presencia de adictos
Leer más“Hace unos cinco meses a mi hija le intentaron asaltar, dos hombres en una moto, saliendo del parque. Eran las 18:00. Ella no llevaba nada, por eso la dejaron tranquila, solo hacía ejercicio. Desde entonces preferimos no ir al parque”, cuenta Guillermo Solines, ingeniero mecánico y morador del barrio.
Las múltiples mingas y la siembra de arbustos parecen no bastar para llamar a la conciencia ciudadana de no dañar el espacio (otro problema que se percibe). Es así que, para aliviar estas problemáticas, este nuevo grupo de habitantes ha decidido incluir una herramienta no antes tomada en cuenta como puente hacia esa concienciación: el arte.
“Pintaremos 100 murales en las paredes que rodean el parque para recuperar el espacio, vamos por 50. Con esto damos un mensaje de respeto al sitio. Porque aquí, en este minibosque, hay árboles que tienen entre 80 y 200 años de vida y a partir de los 50 años, los árboles se convierten en una máquina purificadora del aire”, explica a EXPRESO Rayit Montoya, de 26 años de edad, quien lidera este proyecto. Él es vicepresidente del grupo de vecinos ‘Defensores del Bosque’ y presidente de uno de los tres comités de moradores de Samanes 1.
Antes de colorear los murales, los residentes solicitaron al Municipio de Guayaquil ayuda para el mantenimiento del parque. El Cabildo les respondió que estudiará una manera de apoyarlos sin dañar el área. Aún no lo hace.
Las pinturas, brochas, sprays y el resto de materiales para crear los murales, salieron del bolsillo de los propios pintores y vecinos, que recaudaron fondos para hacer realidad el plan. Los artistas son al menos 10, entre ellos, Cristhian Guerra, de 19 años.
Temor de que se afecte a los árboles nativos en Samanes 1
Leer más“Me uní, con mi arte, a esta iniciativa porque quiero ayudar a hacer conciencia de que debemos cuidar este espacio, porque la naturaleza es parte de nosotros y este bosque nos brinda oxígeno”, cuenta el joven, quien además de morador, pertenece a la organización de artistas urbanos New People.
El Bosque Tropical es considerado un pulmón natural del sector, con más de 20 árboles nativos donde habitan más 30 especies de aves. Además bajo su tierra, guarda restos arqueológicos de la Cultura Chorrera descubiertos entre 1997 al 2010. Sin embargo aún, detallan a EXPRESO algunos habitantes, además de inseguro, ese sitio suele convertirse en el rincón nocturno que sirve de ‘motel’ para ciertas parejas y hasta en un área de brujería. También cada mañana hay basura en los senderos.
“El control del Bosque Tropical de Samanes 1 no es competencia del Municipio”
Leer másCon las pinturas, Montoya y su equipo también van opacando de los grises muros los garabatos y obscenidades que allí se escribían y dibujaban. “Es una iniciativa muy bonita. También hacemos mingas constantes y sembramos nuevos árboles. Los moradores estamos pendientes del cambio del bosque y lo estamos logrando”, expresa Zoila Izurieta, jubilada y vecina. Ella a diario se ejercita con caminatas en ese lugar.
A más de la mujer y la flor, hay figuras como una iguana, ejemplares de aves y vestigios de la Cultura Chorrera. Ahora, visitar el Bosque Tropical es como ir a una galería abierta. Los chicos empezaron a colorear las muestras, días antes de que el coronavirus aterrizara en Guayaquil. Después de una extensa pausa, retoman el proyecto y esperan culminarlo a finales de octubre.