La metamorfosis del ocio nocturno
Los bares y discotecas de Guayaquil se convierten en restaurantes para sobrevivir. Dueños y clientes consideran la medida como un reto
Las puertas estuvieron cerradas por más de cinco meses. Durante ese tiempo, los dueños de algunos bares y discotecas de Guayaquil se cansaron de esperar una fecha tentativa de reapertura y sucumbieron. En tanto que otros, para no correr con la misma suerte, tienen la única opción de transformar sus locales en restaurantes.
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Leer másAl menos esta es la alternativa que el Cabildo les ha impuesto al determinar, como publicó EXPRESO, que los centros de diversión nocturna, al igual que los centros de estudios, seguirán cerrados en lo que resta del 2020. “Los bares tendrán que cambiar. Vamos a optar por programas pilotos de giro de negocios, pueden vender comida”, señaló la alcaldesa Cynthia Viteri en la última sesión del COE cantonal.
Sin embargo, la regla no ha sido bien recibida por algunos propietarios, quienes coinciden que, tras estar endeudados y sin recibir ingresos por los meses de cierre, tuvieron obstáculos para levantar otro negocio debido a los gastos que representa la compra de cocina, mesas, sillas, entre otros elementos. Y señalan que las ganancias no son las mismas que se generaban antes de que aterrizara la pandemia al territorio ecuatoriano.
Uno de ellos es Daniel Díaz, quien despidió a 15 empleados por la falta de ingresos, y ahora trabajará solo con cuatro personas. Él tuvo que acceder a préstamos para poder reabrir su discoteca, ubicada en el centro de la ciudad, e instalar una cocina industrial a un costado de la amplia pista de baile.
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Leer más“Es un cambio drástico, pero tengo que llevar el sustento a mi casa. No ha habido una respuesta o más alternativas, solo nos han dicho que esperemos. No nos ha quedado de otra que reabrir de esta manera”, expresa Díaz, al reconocer que este cambio le representa un nuevo reto.
Por ahora, atenderá bajo esta modalidad y aguardará el día de volver a celebrar los cumpleaños y fechas especiales que se cumplían cada fin de semana en el local de dos plantas.
Hace dos meses transformé mi bar en un restaurante, pero no tengo clientela porque ya hay muchos restaurantes. Estamos endeudados y de esto dependemos varias personas y no podemos mantenernos así.
Madelen Vera, administradora de otra discoteca situada en el mismo sector, piensa de una forma similar. “Somos conscientes de lo que está pasando y aunque tenemos ahora más ventajas, sabemos que es difícil porque la gente está acostumbrada a salir de noche y ahora solo podemos atender hasta las 24:00. Hay limitantes”, manifiesta, mientras detalla la lista de combos que ahora se venden en el sitio. El menú cuenta con alitas, hamburguesas, piqueos y cervezas.
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Leer másPor su parte, Patricio Pareja, presidente de la Asociación de Centros Nocturnos del Guayas, que agrupa a unos 400 negocios entre karaokes, bares, salsotecas y salones de eventos, calcula que unos 50 establecimientos han cerrado de forma definitiva, pero asegura que ya hay otros -aunque no todos- que se ‘alistan’ para volver a atender bajo esta modalidad.
Actualmente hay restaurantes en Guayaquil que ya venden cervezas y otras bebidas alcohólicas. Ellos, los dueños de bares, tienen una inversión y es una plaza de trabajo para mucha gente. Debe haber una solución.
Pareja también es propietario de una discoteca situada en la ciudadela Kennedy Norte y explica que sus colegas tendrán que respetar la regla: “Primero se come y luego se bebe, pero solo cerveza, coctel o sangría”.
Recuerda que los primeros días que atendió bajo este concepto no estaba conforme, pero ahora ya se ha acostumbrado. Incluso le ha dado más iluminación a la pista e incorporó sillones y licuadoras para hacer batidos y cocteles. “Otra propuesta que tenemos es la de funcionar bajo la figura de restobar. Esperamos un mejor escenario para octubre, mientras eso tenemos que adaptarnos y hacer lo mismo con la gente”.
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Leer másY es que estos últimos, según reconocen a EXPRESO, ven con rareza que en el Puerto Principal, al menos por cuatro meses, no haya música para bailar. “Guayaquil es una ciudad fiestera, la gente disfruta de ir a las discotecas. Es parte de nuestra identidad. Que no las tengamos, por lo tanto, me extraña e incluso me da algo de nostalgia”, asegura María Gracia Cascante, habitante de Los Ceibos.
Asimismo, se autoriza el aforo del 75% en locales comerciales y restaurantes y con horario de atención de 05h00 a 0h00.#NoTeConfíes, la pandemia aún no termina. pic.twitter.com/nDWzvub2DB
— Alcaldía Guayaquil (@alcaldiagye) September 10, 2020
Aunque Antonella Guerrero, también guayaquileña, está tranquila al saber que aún este tipo de establecimientos no abrirá, admite que añorará las farras de los sábados y la barra libre de los bares. “Me da miedo también pensar que Guayaquil se silenciará. Y es que hay que reconocer que la diversión que allí se percibía era el reflejo de lo que somos nosotros y la ciudad”.
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Leer másSin embargo, como explica Paula Tobar, administradora de una de las salsotecas que se levantan en la Alborada, frente al parque Gran Albocentro, hay que ponerle ganas y tratar de confiar en el plan, para tratar sobre todo de mejorar la economía. “Hoy las ganancias no llegan ni al 10 % de lo que se hacía en una noche de fin de semana. A duras penas se hacen $ 50 y antes, un viernes o sábado se ganaban hasta $ 800”, subraya.
Jorge Mendoza, propietario de una salsoteca aledaña al local de Tobar, se ha planteado la idea de reabrir para vender fritada, pero sostiene que no será una decisión fácil, ya que teme no poder llegar a completar el alquiler del predio. “Yo pagaba $ 1.400 de arriendo, más trabajadores, servicios básicos. ¿Y si no alcanzo?”, analiza.