Metrovía desguaza su flota útil, pero inactiva, para repuestos
Los transportistas deben a sus proveedores y piden ayuda. El retiro de los alimentadores frustra a los usuarios. La ATM promete respuestas
La crisis en la que está sumergido el sistema de transporte masivo metrovía recrudeció en la pandemia, a propósito de las medidas de distanciamiento que obligan a los buses a rodar con menos de la mitad de los pasajeros.
ATM: "Los carriles compartidos fueron excepcionales y temporales"
Leer másLeopoldo Falquez, gerente de la Fundación Metrovía, contó que la nueva realidad por la COVID-19 hizo que de 377 unidades solo salgan 110 a rodar, porque los costos de operatividad superan los ingresos que percibe el sistema. Además, se retiró a todos los alimentadores de las rutas bajo el argumento de que tenerlos activos no es rentable.
#Guayaquil | Los choferes tienen dos meses de pagos atrasados y el Municipio debe ayudar con combustible. Las críticas por las escasas mejoras recrudecen. Por @Blankimonki. 🔽
— Diario Expreso (@Expresoec) August 16, 2020
Este escenario creó un efecto dominó. Hoy hay una deuda de cuatro millones de dólares en los tres consorcios que operan el sistema. Eso redundó en el cese al pago del seguro social del personal, dos meses de mora en sueldo y la negativa de los proveedores de fiar repuestos, contó César Carranza, gerente del consorcio Metroquil, que conecta norte-sur de la urbe.
Cuatro millones de dólares, la deuda que arrastran los transportistas de la metrovía
Leer másCon más de la mitad de su flota sin uso y la falta de flujo de efectivo para el mantenimiento de sus unidades, las decenas de articulados y alimentadores útiles, pero inactivos en los patios de los consorcios, se despiezan para servir de repuestos a las que sí ruedan. Es decir, lo que antes era una estación de buses parece hoy un deshuesadero.
Hólger Gordon, gerente de Metrobastión, que une este-oeste, dice que esto es parte de la “creatividad” que han debido aplicar para seguir operativos, aunque reconoce que despiezar a las unidades terminará por hacer mucho más grave la crisis, si se tiene en cuenta que cada articulado tiene un costo de $ 300 mil.
Distanciamiento imposible: La metrovía rueda con menos de la mitad de sus unidades
Leer másEl panorama es complejo, cuenta Marco Ramírez, dirigente transportista de Metrobastión. “Como hemos sacado piezas para tener operativo el servicio, cada día se reduce más el inventario de unidades útiles, porque no hay cómo hacer el mantenimiento. Debemos millón y medio a nuestros proveedores, por eso perdimos crédito para repuestos”.
La crisis pasa factura, también, a las cooperativas que prestaron sus unidades para entregar el servicio de rutas alimentadoras, pero no es nueva, asegura Antonio Navarro, gerente de la cooperativa Ciudadelas Unidas, que tiene 12 unidades como alimentadoras de Metrobastión.
Desde octubre del año pasado, el consorcio dejó de pagar los mil dólares mensuales por unidad a la cooperativa, bajo el argumento de que el costo del pasaje no alcanzaba. Luego llegó la pandemia, en marzo, y las unidades pararon de forma definitiva. La deuda con ellos alcanza unos 50 mil dólares hasta febrero. Él confirmó que es posible que las unidades sean devueltas a la empresa.
Solo 20 personas de pie, el reto de la metrovía en la pandemia
Leer másResalta que la crisis es un tema que no solo atañe a la metrovía, que es general y ha afectado a todos los transportistas urbanos. Hay unidades que pueden ser embargadas por falta de pago. Él cree que lo único que puede levantar el sistema es “un alza de pasaje inmediato de, al menos, 60 centavos”.
Desde que iniciamos nuestra participación en la metrovía, hemos hecho más ágil el servicio: redujimos el tiempo de las frecuencias a tres minutos en horas pico.
Las autoridades locales han evitado tratar a fondo el problema. El gerente de la Autoridad de Tránsito Municipal, Vicente Taiano, envió a EXPRESO un comunicado luego de que este Diario expusiera que la decisión que tomó de retomar la exclusividad de 30 carriles del sistema, ni era bien recibida por los conductores ni lograría un cambio trascendental, a propósito de la falta de unidades.
Transporte público en Guayaquil
Leer másEn #Guayaquil, el hecho de que la restricción vehicular siga vigente no logra evitar los embotellamientos. El escenario se complica más ahora que la ATM ha dispuesto que los carriles de la metrovía sean exclusivos. Por: @DianaSotomayorZ https://t.co/xo14EJZnEw
— Diario Expreso (@Expresoec) August 21, 2020
Taiano no habló ni de la crisis ni de la falta de unidades. Defendió la medida y aseguró que hizo más ágil el servicio, al reducir el tiempo de las frecuencias a tres minutos en horas pico. “En 15 días, pasamos de movilizar a 126.000 personas diariamente a transportar 135.000 pasajeros, por día”, reza el informe.
Antes de la pandemia, de que no haya rutas alimentadoras y de que la metrovía confiese su crisis, los pasajeros diarios eran 400 mil.
Alimentos, transporte y educación: los servicios con menos precios en julio
Leer másEl gerente de la entidad, Vicente Taiano, dijo que esto fue analizado y medido por los técnicos de ATM y Metrovía, para hacer más ágiles los viajes. https://t.co/R8df91PpCr
— Diario Expreso (@Expresoec) August 22, 2020
En un nuevo alcance de información enviado a este Diario, la entidad, que ahora es rectora de todos los escenarios de movilidad de Guayaquil, asegura que esta semana haría pública nuevas acciones.
Las unidades son pocas. Es terrible, porque debería ser más continuo. Deben sacar los alimentadores. Con tantos articulados parados, puede haber organización para rutas alternativas.
EXPRESO conoce que la Fundación Metrovía paga el diésel de las unidades y que en las conversaciones que se han llevado con las autoridades se ha puesto sobre el mantel todo el escenario de la crisis.
“Estamos con los brazos caídos y rodaremos hasta que el último vehículo esté operativo. A no ser que se inyecte una compensación para seguir. Ellos (las autoridades) están conscientes de esto. Lo saben todo”, precisa Marco Ramírez, dirigente transportista de Metrobastión.
La tarifa no compensa los costos operativos y la pandemia recrudeció esa crisis. Suben los repuestos, sube el sueldo del conductor y el pasaje mantiene sus costos fijos.
Ese consorcio, que no ha renovado ningún bus de su flota desde que inició actividades, en 2008, tiene un total de 135 unidades, 65 articulados y 70 alimentadores, pero solo 33 de los primeros y 22 de los segundos están activos. Estos últimos no cumplen su ruta tradicional, sino que apoyan a los articulados en la ruta general.
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El retiro de los alimentadores pudo no haberse percibido en marzo y abril, cuando Guayaquil estaba en cuarentena y todos sus locales comerciales, salvo los esenciales (alimentos y medicinas), estaban cerrados. Pero desde mayo, cuando la ciudad pasó a amarillo, el servicio que complementa las rutas de las tres troncales del sistema se mantuvo y mantiene inactivo hasta hoy, tras la reducción del aforo.
Esto implica que el usuario José Félix Proaño, de 38 años, cuando viaja de la Alborada al sur, deba caminar hasta la estación Río Daule por cerca de media hora, en caso de no tener presupuesto para tomar otro bus.
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Leer másIgual le ocurre a Pablo Araujo. “Antes tomabas metro y hacías el intercambio dentro de la parada. Ahora debes salir, coger un bus, a veces incluso dos buses, para llegar a un destino. Es terrible. Se triplica el gasto en pasajes”, narra este vecino de La Pradera.
Hasta ahora, ninguna autoridad se ha pronunciado por la falta de alimentadores. Y aunque es verdad que los buses pueden, solo a veces, suplir sus recorridos, también es cierto que la crisis ha llevado a muchos ciudadanos a ganar la mitad de lo que percibían como salario, a propósito de la pandemia de la COVID-19.
Félix Proaño exige al sistema que saque los alimentadores. “Con tantos articulados parados, puede haber rutas alternativas, recorridos que ayuden a paliar la falta de unidades. Pero nadie piensa en el usuario. Me gusta caminar, pero no nos pasemos”, precisa.