Guayaquil: Miraflores desafía al hampa con alarmas y cámaras en las calles

Cansados de los robos y asaltos a cualquier hora del día, hechos que han sido dados a conocer por EXPRESO a través de diferentes reportajes, los vecinos de la ciudadela Miraflores, norte de la ciudad, se han organizado para tomar medidas que les devuelvan la paz que han perdido desde hace más de cinco años.

En tres cuadras transversales de este sector, el comité promejoras Unidos por Miraflores ha instalado sirenas de alarmas para que las familias puedan reaccionar de inmediato ante alguna alerta de delincuencia y dar aviso a la policía, con la que trabajan en conjunto para disminuir los índices delictivos de la zona.

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Renzo Urquizo, quien pertenece al comité, y los otros miembros invitaron a EXPRESO para mostrarle cómo operan estos dispositivos que brindan seguridad. “En cada una de las viviendas existe un pulsador, que se conecta a la alarma principal. Un sonido significa alerta sobre la presencia de personas extrañas en la ciudadela; dos sonidos, que alguien desconocido ingresa a las viviendas; y tres sonidos, que están robando”, explica, al comentar que con las alarmas se benefician más de 200 usuarios.

Como ha contado EXPRESO en otras ediciones, los residentes tienen miedo de salir de sus casas, ya que a muchos les han robado el celular al pie de su vivienda, les han desmantelado el carro o han robado en los negocios ubicados a lo largo de la avenida Rodolfo Alvear Ordóñez, sitio donde se asientan restaurantes, cangrejales, chifas, parrilladas y otros locales.

“No podíamos vivir en paz y tampoco podemos permitir que nos roben o nos maten”, expresa Marilyn Coll, quien tiene nueve años viviendo en la ciudadela.

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Recalca que la gente está muy contenta con la instalación de los equipos. “Seguro que este trabajo será ampliado a muchos más habitantes de la zona, ya que otros vecinos tienen interés en colocar estos instrumentos en sus sectores también”, asevera.

Aparte de las sirenas de alarmas, en la ciudadela hay doce cámaras que monitorea la policía, algo que también pueden hacer los vecinos a través de sus celulares.

Para adquirir los equipos tecnológicos, cada uno de los miembros del comité entregó una cuota. Un residente del sector está a cargo de la instalación de los aparatos, lo cual abarata los costos del trabajo.

Hay dos alarmas a lo largo de dos avenidas y otra más en el parque central, en cuyo interior ha sido colocada la unidad móvil policial para darle mantenimiento, equiparla y para guarecerla de los ataques que han sufrido otras unidades policiales en otros sectores.

El traslado del cámper (furgón) desde la calle hasta el interior del parque no tiene el apoyo de todos los residentes. Washington Ozaeta, quien habita frente al parque, asegura que como la unidad móvil prácticamente está escondida, la presencia de los hampones se ha incrementado. “Al día siguiente que metieron el vehículo robaron una panadería y trataron de asaltar a los comensales de un restaurante. El cámper debe estar en la calle”, reitera.

Alfredo Ávalos, miembro del comité, se muestra preocupado por la falta de colaboración de ciertos vecinos, a quienes invitó a unirse para defender a la ciudadela de la delincuencia. “Solo cuestionan las acciones que hacemos por nuestra seguridad, pero no quieren colaborar”.

Ese sistema de seguridad fue instalado recientemente, por eso todavía es difícil realizar una evaluación de los resultados.

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Paralelamente a la puesta en marcha de todos estos implementos, también conformaron un grupo de WhatsApp entre quienes tienen la aplicación de las cámaras, para que la comunicación sea más eficaz. “Cualquier cosa que vemos nos la comunicamos y luego llamamos a la policía”, dice el residente Daniel Espinoza.

La organización en la ciudadela se logró por cuenta propia. No tuvieron el apoyo de ninguna institución. “Estamos motivados y dispuestos a defendernos unos a otros. El principal reto es devolverle la tranquilidad al sector. Por eso tenemos previsto instalar más alarmas y cámaras de videovigilancia y continuar las acciones para que el vecindario se reactive, la comunidad se empodere y recuperar el sector”.