Los monigotes más vendidos y los mejores lugares para encontrarlos en Guayaquil

Se acerca el momento de despedir el 2024 con toda la energía y tradición que solo Guayaquil sabe ofrecer; por ello, es común encontrar en las calles de la urbe una de las tradiciones más vibrantes y divertidas de nuestra cultura: los monigotes, aquellos muñecos —elaborados con materiales como papel periódico, madera o almidón— que dan vida a personajes de series, películas e incluso figuras de la política ecuatoriana que han marcado el año.

Aunque para algunos solo pueden ser unos muñecos, para otros simbolizan todo lo negativo del año que termina. Al prenderles fuego cuando inicia el nuevo año, los ciudadanos buscan purgar las malas experiencias y dar paso a la renovación de energías positivas, cerrando así con humor y creatividad los 12 meses vividos.

Si estás buscando el muñeco ideal para quemarlo este Año Nuevo, EXPRESO te presenta la Ruta de los Monigotes en Guayaquil. Un paseo lleno de creatividad y una amplia gama de precios que se fusionan con el entretenimiento y turismo que ofrecen estos 'años viejos', como también suelen llamarlos.

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¿Dónde están ubicados y cuánto cuestan?

Desde gigantes muñecos hasta figuras más pequeñas, cada rincón de la ciudad ofrece una diversa oferta. Sin embargo, la calle 6 de Marzo, en el centro de Guayaquil, continúa siendo la preferida de los guayaquileños para buscar 'años viejos' desde $5 hasta aquellos que superan los $100. 

Noboa, entre los monigotes más vendidos

En Cuenca y 6 de Marzo, Teresa García recibe a los clientes que se detienen a elegir qué monigote llevarán a sus casas. Como lo ha hecho durante los últimos 15 años, esta artesana ofrece una variedad de personajes que se adaptan tanto a los gustos como al presupuesto de los compradores.

"Hay de $30, $25, $15 hasta de $8 para que puedan llevar", comenta García, quien no duda en responder que el monigote más vendido es el del presidente de Ecuador, Daniel Noboa. "Pobrecito mi presidente, que lo van a quemar; lo piden a pan caliente", agrega entre risas. 

Más adelante, en la esquina de Gómez Rendón y 6 de Marzo, William Escalante ofrece monigotes de Bruce Lee, el 'Kitu' Díaz, César de El planeta de los simios, entre otros personajes. Sin embargo, los más vendidos son los de Álvaro Noboa —representado sin camisa y con el brazo extendido— y los del primer mandatario.

"Los Noboa son los que más se venden ahora", destaca Escalante, cuyas figuras tienen un precio de entre $80 y $100. Este artesano ha dedicado tiempo y detalle en la creación de varios monigotes de Daniel Noboa, algunos con gafas, otros con velas que simbolizan los apagones, e incluso algunos con pistola.

Escalante, hincha de Barcelona S.C., comparte con este Diario que este año la afluencia de personas ha sido menor debido a la inseguridad. "Los invito a que vengan, la 6 de Marzo está bien resguardada por la Policía y los metropolitanos. Vengan a pasear, a tomarse fotos y a comprar su muñeco", invita. Además, menciona con satisfacción que ya vendió los 250 monigotes de $5 que había preparado.

Dragon Ball Z, entre las franquicias más escogidas para elaborar monigotes

En otro rincón de la 6 de Marzo, entre Brasil y Gómez Rendón, Raúl Valdés coloca sus monigotes justo debajo de su casa. Entre sus creaciones, destacan los personajes de Dragon Ball Z. "Tengo a Gokú, Majin Buu, de todo; son los monigotes que más se venden en la 6 de Marzo", confirma. 

Sin embargo, uno de los villanos más populares del anime japonés, Cell, no se encontraba entre sus 'años viejos'. "Es hueso ese muñeco, es difícil de fabricarlo, cargoso de pintarlo; la gente no lo compra en realidad y eso que es un muy buen personaje", asegura Valdés.

Valdés reconoce a EXPRESO que las ventas han disminuido un poco. "Está un poco flojo, no es como antes", señala. A pesar del aumento de la inseguridad, el artesano sostiene que ha notado la presencia constante de la Policía, lo que lo hace que los clientes se puedan sentir más tranquilos. Además, menciona que las lluvias han sido un desafío, "me han correteado, hay que guardarlos porque son de papel (y se pueden dañar)".

Los monigotes de Valdés varían en tamaño y precio, adaptándose a los diferentes presupuestos de los compradores. "Cuando vendo más de uno a un cliente, les ofrezco un combo", destaca. Además de cobrar en efectivo, acepta transferencias bancarias, asegurando que "aquí no se va ningún cliente sin un monigote". 

Desafíos que se han presentado para los artesanos

Continuando con el recorrido en este popular sector del centro-sur de Guayaquil, encontramos a Mario Zaldumbide terminando de pintar su monigote de Popeye, el clásico personaje animado. Ante la visita de EXPRESO aprovecha a declarar que, debido a la escasez de papel periódico, el costo de los materiales para elaborar los 'años viejos' ha aumentado considerablemente, por lo que "ya no hago tantos como antes".

"El quintal de periódico ahora cuesta $70, antes era $10 o $5", explica. Por su monigote del marino de tiras cómicas, que supera los dos metros de altura, pide $120, "pero el precio tope es $100; es lo que la gente me paga porque le gusta. Se lo han llevado a Babahoyo, Quito, a todas partes", enuncia.

En otra cuadra de la 6 de Marzo, Luis Ronquillo Morales ultimaba los detalles de sus monigotes de gran tamaño de Deadpool y Wolverine,  personajes de Marvel, que resultan ser los más vendidos para este artista plástico.

Ronquillo relata que se dedica todo el año a la elaboración de monigotes y que sus clientes suelen solicitarle con anticipación los personajes que desean ver convertidos en 'años viejos'. Además, el experto fabricador y tallador explica a este Diario que en el 2024, tanto la delincuencia como los apagones han afectado sus ganancias. 

"Todos los eventos han sido cancelados por los apagones. Además, la delincuencia ha hecho que las personas no quieran venir por temor a que les roben el celular", lamenta. No obstante, a pesar de los desafíos, Ronquillo reconoce que hay presencia de resguardo policial y municipal, lo cual brinda apoyo a los artesanos. 

Monigotes gigantes, otra ruta a elegir

El suburbio, en el suroeste de Guayaquil, es el epicentro de los monigotes gigantes, algunos de los cuales pueden alcanzar hasta 9 metros de altura. Más de 20 se encuentran en exhibición a lo largo de distintas calles, representando una variedad de personajes. 

Por tan solo 1 dólar, los visitantes pueden fotografiarse con estos impresionantes muñecos, lo que potencia el turismo y desarrolla le economía en la zona. Entre los más destacados se encuentran el parque temático de Dragon Ball Z (en la 18 y Francisco Segura) y las emociones de Intensamente 2 (en Décima y Ayacucho).

Charles Vilema, creador de los monigotes de la exitosa secuela de Disney Pixar, tardó entre dos y cuatro días en elaborar cada uno de los nueve personajes, que los inició y culminó en este mes de diciembre. "No es la primera vez, ya lo hice en 2015, pero esta vez agregué las cuatro emociones nuevas. Las hemos hecho más realistas; ahora tienen textura, parecen de peluche y están hechas con tela de ropa", comenta. 

Este artesano confesó a EXPRESO que La emoción Desagrado fue la más difícil de elaborar debido a los detalles en el rostro, mientras que Alegría, Tristeza y Ansiedad son las más fotografiadas. Además, Vilema destaca el apoyo de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) y la Policía Nacional para proteger la zona para los turistas.

La aceptación del público ha sido muy positiva, indica Vilema, detallando que más de 2 000 personas visitan la exhibición entre semana, y una mayor afluencia los sábados y domingos. La muestra estará disponible hasta el 15 de enero, luego los monigotes serán desarmados y reciclados en lo posible. El horario de atención es de lunes a domingo, desde las 06:00 hasta las 02:00.

La Ruta de los Monigotes no es solo un recorrido para comprar un muñeco, sino una experiencia única que sigue siendo una parte fundamental de las tradiciones que los guayaquileños disfrutan cada año. Es también una oportunidad para descubrir la creatividad de los artesanos locales, quienes, con materiales sencillos, logran transformar sus ideas en auténticas obras de arte que reflejan la idiosincrasia de la ciudad y su gente.

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