De Guayaquil para el mundo
Un biólogo local descubre una nueva especie de planta en el sector de Las Iguanas. Ya la reconocen en el mundo. Puede ser plantada en los parques
Su flor es blanca como una novia y de una apariencia tan delicada que da la impresión de que fuera de seda. Es una planta. La Xanthosoma guayaquilense, que pertenece a la familia Araceae y fue descubierta hace un año en Guayaquil, pero hace poquísimo reconocida por la ciencia por ser una especie nueva y única en el mundo.
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Leer másEsta no existe en ninguna otra parte del planeta, hace hincapié su descubridor, el biólogo y catedrático Xavier Cornejo, quien recibe a EXPRESO en el herbario GUAY de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil, donde permanece la planta (en cultivo); que fue hallada cerca del botadero municipal Las Iguanas, en el noroeste del Puerto Principal, en una colina con una “vegetación bastante alterada, de la que quedan todavía restos de la vegetación nativa, entre árboles, arbustos y trepadoras”.
El hallazgo fue pura casualidad. Cornejo, quien había recorrido el sitio decenas de veces, acompañó esta vez al editor del proyecto Flora of Ecuador (Flora del Ecuador), de la Universidad de Gotemburgo, Suecia, a recolectar las especies que necesitaba; y mientras lo hacían, se encontró con la Xanthosoma guayaquilense, cuya flor -que no tiene pétalos- aparece solo en época de lluvia.
“Su ciclo de vida no dura más de dos o tres meses, eso lo supe ahora. Llueve, germina y ahí es cuando se la ve blanca, preciosa y luego desaparece. El resto del año no se la puede encontrar, la planta aparentemente desaparece, tiene un fuerte ciclo estacional, solo queda los bulbos debajo de la tierra. Tuve la suerte de estar allí en el momento preciso”, detalla.
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Leer másQue cuánto tiempo ha permanecido en el lugar, Cornejo cree que desde siempre. El sector de Las Iguanas es un pedazo de tierra que guarda riquezas nativas de todo tipo, dice; al precisar que el descubrimiento, plasmado ya en las páginas de la revista científica Aroideana volumen 42, ha sido publicado en conjunto con dos taxónomos norteamericanos del Missouri Botanical Garden, que son especialistas en esta familia -la Xanthosoma- en América: Xavier Delannay y Tom Croat.
Aquí hay ciencia. El descubrimiento nos recuerda lo bendecida que es Guayaquil por tener manglares y los bosques seco tropicales, considerados en peligro de extinción.
Por estar ubicada solo en este sector de la ciudad (Cornejo manifiesta que es así, basándose en las exploraciones que él y otros investigadores han hecho a lo largo de al menos cinco décadas en la ciudad), la planta ha sido categorizada en peligro crítico, según los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
“Está en riesgo de extinción. Lo que tenemos es solo un pequeño remanente...”, advierte. Por ello, hace un llamado a que el Municipio de Guayaquil y el Ministerio de Ambiente creen un programa que permita no solo preservar el área, sino también normas que establezcan que allí no se debe construir. “Allá no hay asentamientos, sin embargo hay que trabajar porque eso siga así”, piensa.
- La especie. Existen diversos tipos de Xanthosomas en el mundo. Sin embargo, este tipo, la guayaquilense, es nueva para la ciencia. No existe en ningún otro país, publica la revista taxonómica Aroideana volumen 4, lanzada el 31 de diciembre de 2019 en Estados Unidos.
A decir de Cornejo, con este descubrimiento, Guayaquil está entrando en un campo en el que es evidente que existe una diversidad que no es obvia a simple vista, lo que es parte de su riqueza y se puede aprovechar. “Son estas revelaciones las que incluso pueden fortalecer el turismo e identidad biológica de Guayaquil...”.
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Leer másY no solo eso. A medida que se va hablando del hallazgo y su importancia, la cultura e investigación también se ven beneficiadas, admite Natalia Roca, representante de la ONG ‘Árboles sin fronteras’; al hacer énfasis en la necesidad que tiene hoy la urbe de que se conserven áreas como estas, además de los cerros.
“En Guayaquil hay, por lo menos ya reconocidas, tres especies endémicas: el guayacán amarillo, la ardilla y el papagayo guayaquilense. La importancia de este descubrimiento entonces es otro argumento fortísimo para la conservación. Es importante para la identidad botánica y genética. Vital para despertar en el ciudadano la conciencia de conservar”, explica.
Para el máster en gestión ambiental, Juan de Dios Morales, fundador the Wild GYE Initiative, el hecho de descubrir una nueva especie en una ciudad como Guayaquil, a la que describe como una de las más caóticas en el campo urbano; genera, además de satisfacción, motivación. Esto no solo es un hito para la ciencia, sentencia. “Es un hito para poder crear valor, información y contenido en la toma de decisiones a largo plazo”.
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Leer másLa existencia de la Xanthosoma guayaquilense que, a decir de Cornejo, puede ser plantada en parques, como el de Samanes, que tiene un área protegida; en pocas palabras, agrega Morales, queda escrito a nivel internacional, lo que incrementa el interés de investigadores y profesores de otros países por asentar inclusos sus laboratorios o centros de investigación en la ciudad.
El hallazgo nos invita a preservar los remanentes de bosque seco y cerros. En todos ellos hay biodiversidad, vestigios arqueológicos. Son indispensables, necesarios de conservar.
“Guayaquil tiene potencial para crear estos centros con una mirada más integradora. Invertir en ciencia dentro de la ciudad es una de las ramas a las que no se le ha prestado mucha atención y hay que hacerlo...”, sostiene.
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Leer másCornejo, quien advierte que la especie tiene potencial ornamental, a breves rasgos también se refiere a ello. Lamenta que siendo Guayaquil el sitio “donde comenzó la investigación botánica en Ecuador”, no exista todavía un libro que confirme cuántas y cuáles son las especies de plantas nativas existentes. Él apunta a publicar uno, incluso, por el turismo.
“La gente viene de afuera y quiere saber lo que hay aquí, no viene para ver las especies de los parques, que aquí muy poco tienen que ofrecer en el sentido botánico. La gente quiere ver lo propio. El descubrimiento, el libro, será entonces un aporte a todo el campo”.
- OTROS HALLAZGO
No es la primera vez que se descubre una planta en Guayaquil. Hace algunos años, Cornejo encontró otra especie (la Dicliptera francodavilae (Acanthaceae)), una herbácea baja, en el área del rocódoromo del Parque Samanes. También descubrió la Psidium guayaquilense, la nueva especie de árbol encontrada en el bosque protector Cerro Blanco de Guayaquil.
La investigación de esta última duró un año en la cual recopilaron información de la especie y la compartieron con expertos del extranjero.El hallazgo fue publicado en la revista Britonia, de The New York Botanical Garden.