Murales en zonas conflictivas, el inicio del cambio
Los moradores de Socio Vivienda 3 sienten que el arte cambió el ambiente. Para expertos, estas intervenciones modifican a fondo sociedades en crisis
Luego de un largo camino, en auto, el resplandor del verde de la naturaleza comienza a primar; a la izquierda se divisan unos cerros. De pronto, no tan lejos, la mirada se llena de colores y de formas; la sensación cambia. Desde el auto se divisan grandes murales, plasmados en lienzos de hormigón.
Pareciese que uno estuviera paseando en Cerro Alegre o en Cerro Concepción de la quinta región de Chile. Pero no; no es el puerto chileno, sino el noroeste de Guayaquil, en Socio Vivienda 3. Sí, allá.
EXPRESO ingresó a esta zona sin resguardo militar y/o policial, en un auto particular. En los alrededores -antes de este sector residencial, está la segunda etapa de Socio Vivienda, la cual ha sido considerada como la zona más conflictiva y altamente delictiva de la urbe porteña- no se divisa ninguna fuerza del orden. El ambiente estaba tranquilo. Guayaquil había amanecido nublado y lluvioso.
Pictórica pared del Banco Central, en el olvido eterno
Leer másUn gran ceibo avisa al equipo de EXPRESO que ha llegado a Socio Vivienda 3. Este gigante árbol, frondoso, verdoso y solitario, era la antesala de este gran museo a cielo abierto.
A la derecha e izquierda, las paredes se transformaron en lienzos. Grandes y diversas pinturas se roban las miradas.
Hace dos años todo era distinto, recuerda Martha Vélez, presidenta del comité promejoras Nuevo Ceibo Socio Vivienda 3. Con ella concuerda José Pazmiño, hace 5 años vive allí.
Y es que a pesar de que este sector está lejos de las zonas más habitadas, donde hay más movimiento comercial y vehicular, Pazmiño sostiene que los murales les han levantado el ánimo, las ganas de avanzar y de proyectarse hacia un mejor futuro. Para él, “tener el arte más cerca, siempre va a marcar una gran diferencia que el tener una pared en blanco”.
De acuerdo con su apreciación, a raíz de este proyecto, la comunidad se ha unido a pesar de que carecen de varios servicios, comenta Pazmiño. A este sector les falta un parque inclusivo para las 470 familias que moran aquí; también rampas, porque allí, el 72 % de las personas que residen tienen discapacidad, indica Vélez.
Aun así, ante la ausencia del Estado, cuando los artistas nacionales y extranjeros iban a este sitio, “los niños se motivaron a coger la brocha y empezaron a asistirlos”, recuerda Vélez. Ahora quieren ser como ellos, cuenta la presidenta del comité del barrio, “están anhelando que el curso de arte inicie pronto”.
Guayaquileños exigen arte y eliminar los mensajes políticos del espacio público
Leer másPero no solo los sueños han comenzado a volar en las mentes de los menores, sino que también ha permitido que las mujeres puedan proveer a sus hogares. Evelyn Contreras fue una de las encargadas de preparar la comida para los pintores. A través de este servicio no solo que recibía un dinero, sino que se enriquecía de la cultura de los extranjeros y llegó a apreciar más la gastronomía ecuatoriana, porque lo que para ella era algo sencillo, un seco de pollo, para los foráneos era el plato más delicioso que habían degustado. Ella era feliz, comenta.
Cada vez que vengo en un taxi, el conductor se sorprende de los murales; me hace sentir orgullosa. Ellos dicen: ¡Qué bonito que está esto!, ¡es diferente a lo que me imaginaba!
El intercambio cultural fue fuerte; los niños escuchaban cómo eran las ciudades donde ellos habitaban, su imaginación volaba, relatan felices los moradores. Quienes esperan con ansias que más paredes se llenen de arte, cada uno con técnicas e historias diferentes.
De esta forma comienza el cambio en zonas conflictivas, manifiesta Andrés Guanín, muralista colombiano, quien compartió sus conocimientos con otros jóvenes artistas e interesados del barrio. Él creció en barrios populares en conflicto, en Bogotá: Ciudad Bolívar y Usme, y vio cómo con la intervención de murales, estas se activaron económicamente al convertirse en un corredor cultural, generando fuentes de empleo.
Es gratificante tener estos tipos de proyectos artísticos en nuestro sector; es hermoso. Hay un cambio enorme, tanto en apariencia como en la unión de muchas familias y en la vecindad.
Esta es una de las formas en cómo se recupera espacios públicos, afirma Javier Gutiérrez, presidente de Misión Alianza Noruega en Ecuador. Pero “es importante que el Estado reconozca su ausencia en los territorios, tanto en aspectos deportivos, culturales, como en la implementación de infraestructuras comunitarias y de programas para el tiempo libre, como el arte, es decir, en todo lo que ayude a reconstruir el tejido social, lo que a su vez ayuda a enfrentar y a contener la violencia”.
En Socio Vivienda 3 claman por seguridad
Leer másLa iniciativa de Socio Vivienda 3 justamente responde a lo que especialistas y sociólogos, en un reportaje anterior de EXPRESO, recomendaron. Por otra parte, Gutiérrez afirma que, al no haber espacios públicos de desarrollo para los niños, adolescentes y jóvenes, las zonas se convierten en un caldo de cultivo para la violencia. Por lo que recomienda que el trabajo social sea intenso.
Ante esta realidad, es importante no solo replicar este proyecto, sostiene María Fernanda López, promotora de la Bienal de Arte Urbano en Contexto Comunitario Haciendo Calle, si no que el Municipio invierta en el programa para hacer un trabajo sostenido en el territorio. Ella junto a otros artistas han plasmado obras, en donde han cuidado cada detalle, para que las personas puedan apreciarlo que es el arte.
En la siguiente etapa del proyecto anhelamos que los menores y adultos aprecien el cine; proyectaremos películas para contrarrestar los antivalores que han adquirido
López sostiene que estas intervenciones ayudan a desestigmatizar y a restaurar espacios captados, permitiendo que las personas crezcan al tener contacto con el arte. De esta forma, la sociedad se articula y no se fragmenta más, dice Guanín.
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