El Niño que se avecina trastoca la mente de los guayaquileños
El recuerdo de los daños que causó antes el fenómeno genera desde ya frustración y estrés. Hay más pacientes ya en las consultas por este tema
Román Apolo conduce un expreso escolar y siente los estragos del fenómeno de El Niño, que ya avecina su llegada a través de las esporádicas lluvias que ya caen sobre la ciudad y la temperatura que se percibe en Guayaquil.
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Leer másA Apolo, quien trabaja doce horas trasladando a personas en el perímetro urbano de Guayaquil, el estrés, el temor y el cansancio físico no le permiten dormir y se ha visto en la necesidad de repensar si seguirá sus labores en los próximos meses. “El sentimiento es compartido por todos los que trabajamos en este servicio. El temor surge, sobre todo, por las inundaciones, ya que se daña el automotor, que es nuestra herramienta de trabajo. Normalmente con las lluvias se inunda el interior del carro y hay que reparar el sistema todo el tiempo. Además, el aire acondicionado no abastece, lo que causa malestar. No quiero que llegue El Niño. Nadie está preparado”, afirma.
Los cambios en las personas pueden estar asociadas al recuerdo de un día lluvioso, donde se suscitó un evento particular dejando eso una huella en el sujeto.
Un sentimiento particular y similar siente la cosmetóloga Magdalena Espinoza, quien se encuentra más alterada y nerviosa al conducir por la ciudad, y con el temor de perder clientes por las inundaciones. “A pesar de que mi consultorio está en una zona privilegiada de Guayaquil, muchas clientes ya no llegan a sus citas. Esto me ha generado frustración, ya que ni ellas ni yo podremos movilizarse cuando las calles se inunden, así que tengo temor a que el clima cambie”, comenta.
El excesivo calor aumenta el nivel de irritabilidad, y al generar mal humor, afecta la interacción con los otros. Este malestar emocional afecta nuestro entorno.
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Leer más“Los efectos del cambio climático, como temperaturas extremas, eventos climáticos destructivos y la pérdida de ecosistemas, pueden generar ansiedad, tristeza, frustración y preocupación sobre el futuro. También puede aumentar el estrés, debido a la incertidumbre y la necesidad de adaptarse a condiciones climáticas cambiantes”, explica a este Diario el psicólogo Luiggi Sáenz de Viteri, quien ha empezado a atender en su consultorio a ciudadanos alterados desde ya por el fenómeno.
Las constantes lluvias, el sismo que sufrió Guayaquil y la desatención de las autoridades mantienen en zozobra a los moradores de la urbanización Los Senderos, en Ceibos. El deslizamiento de tierra preocupa a residentes. Aseguran que el problema fue advertido desde 2019.
— Diario Expreso (@Expresoec) April 1, 2023
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Según explica Sáenz de Viteri, el problema nervioso y psicológico se da más en las personas adultas. “Algunas pueden estar familiarizadas con el fenómeno y comprender sus implicaciones, sobre todo la generación que ya vio sus efectos en 1982 o 1998, mientras que la generación actual tiene una comprensión limitada y al estar menos informadas, no presentan aún cuadros de ansiedad, que son posibles que aparezcan...”.
No obstante, hay probabilidades de que los jóvenes también perciban los efectos, argumenta el psicólogo y docente universitario Juan Cando, quien al tener en cuenta que somos seres biopsicosociales, asegura que habrá elementos del ambiente que influirán sí o sí en el actuar o sentir de las personas.
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Leer másMaría José Gavilanes, ingeniera en Desarrollo de Negocios, cree las personas se pondrán más ansiosas, sobre todo los jóvenes, porque aún no han medido la dimensión del cambio climático, y es un problema que posiblemente cause trastornos mayores a futuro. “Me causa un poco de incertidumbre la economía y seguridad del país. Siento que a nivel empresarial el sector privado aún no ve el impacto que puede dejar el fenómeno en diversas industrias, por ende, el ciclo económico, ya afectado, puede generar un sinnúmero de consecuencias, incluido los problemas en la salud mental y golpear directamente a los hogares”, explicó.
Frente a esta situación, la máster en Psicología Clínica, Sandra Moreira, invita a los jóvenes a reflexionar y a tomar medidas para no verse afectados mentalmente en los próximos meses. “Directamente, no he recibido ningún paciente que en su discurso hable de El Niño, pero sí he visto malestares por las inundaciones y el temor a salir en horas donde suelen presentarse las precipitaciones”, reconoce.
El Niño puede aumentar el estrés, debido a la incertidumbre y la necesidad de adaptarse a condiciones climáticas cambiantes. Hay que abordar el tema de una forma integral.
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Leer másSáenz de Viteri, también educador, hace un llamado a que las autoridades desarrollen trabajos de promoción del cambio climático para sostener socialmente la salud mental. “Creo que es importante abordar estos problemas desde una perspectiva integral, con instituciones públicas y privadas que trabajen tanto en la adaptación al cambio como en la promoción de la resiliencia individual y comunitaria. El apoyo psicológico y la educación sobre el clima pueden ser herramientas valiosas para ayudar a las personas a enfrentar y gestionar estos desafíos”, piensa.