“El niño que toma un instrumento musical no toma jamás un arma”
Entrevista a Íñigo Pirfano, un director de orquesta español, que vino a Guayaquil invitado para dirigir a la Orquesta Filarmónica de esta ciudad
Íñigo Pirfano, también ensayista y autor de tres libros, está en Guayaquil porque fue invitado para este viernes dirigir la Orquesta Filarmónica de Guayaquil, en el Teatro Centro de Arte, en una presentación sin costo, que apunta a reactivar el campo del arte, también golpeado por la pandemia. Pirfano habla con EXPRESO sobre la necesidad de la realización de conciertos en esta época.
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Leer más- Viene recorriendo varios países dando conciertos pospandemia, ¿qué ha notado en el público? ¿Miedo? ¿Alegría desbordada quizás?
- He visto que la necesidad de recuperar la música es enorme, lo estoy viendo en los conciertos que se están reactivando. El público tiene deseos enormes de encontrarse de nuevo con la música en vivo, porque nos devuelve a la comunión con nosotros mismos, la música es bálsamo que aquieta al alma, da paz y serenidad en los momentos difíciles y dolorosos.
- En esta época ha realizado conciertos en España, Brasil y Suecia. ¿El público es diferente después de la pandemia?
- Es un público que ahora sabe que nada se puede dar por garantizado ni siquiera la posibilidad de salir de su casa, de asistir a un concierto o de ir a un cine. Ahora está consciente que todo eso son regalos maravillosos; y es lo que aprecia ahora con un profundo agradecimiento a la vida y a la música por poder volver a disfrutar de esas cosas que son extraordinarias.
- ¿Cuál es el enfoque en un concierto pospandemia y qué espera del público de Guayaquil?
- Vamos a darle vida a las partituras de los compositores que vamos a interpretar. No se trata de tocar solo bellamente, sino de transmitir vida. Entonces con el antecedente de que se está regresando a la normalidad, en Guayaquil, deseo vivir una experiencia como le pasó a mi papá, de que el público pueda sacar lo mejor de sí y se proyecte para ser mejor ser humano. Mi padre era director de orquesta y después de una interpretación del réquiem de Mozart, una persona del público se le acercó y le dijo: ‘gracias maestro porque después de su presentación he decidido rehacer mi vida’. Eso quiero, que las personas se sientan inspiradas a rehacer su vida después de escuchar el concierto.
- No es la primera vez que viene a Guayaquil, ¿por qué le gusta dirigir a los músicos de las orquestas de esta ciudad?
- Desde mi primer vínculo con este país y con esta ciudad, que fue en el 2017, percibí una conexión a nivel musical, humano y espiritual muy poderosa con los instrumentistas. En este país encuentro un enorme talento, comparable con cualquier otro país. Aquí hay músicos preparados que además tienen una profundidad humana y espiritual, pero su talento se puede ver asfixiado por una inadecuada gestión artística o administrativa; y eso es una pena. Entonces me gusta venir a aportar con mi formación como músico y compartir mi visión de la música desde lo humano.
Aspy Band, un grupo musical que rompe barreras
Leer más- Usted es uno de los que promueve que la música alarga la vida y hace mejor persona...
- Para eso es necesario sembrar la cultura y arte. La clase política tiene que tener claro esto, que hay que apoyar esta siembra y pensar en las futuras generaciones. La música tiene la capacidad de apaciguar el espíritu, nos hace felices, nos da serenidad que es importante en un mundo donde hay tanta agitación y nerviosismo.
- ¿Cómo la música hace que una persona sea mejor?
- Puede extraer lo mejor de nosotros. Penetra en el corazón y toca nuestros resortes más íntimos, nos emociona, nos lleva a un gozo indescriptible y nos ayuda a sacar lo mejor de nosotros. Permite conocer al mundo con ese conocimiento amoroso, conocimiento poético. La música nos convoca a un encuentro y pregunta por lo más íntimo de nosotros; y nos pide respuestas.
- ¿La música se puede usar como terapia para quienes consumen drogas o para quienes han cometido delitos?
- Estoy convencido de ello, pero lo mejor es llegar antes; es lo que decía de sembrar cultura. Un niño que toma un instrumento musical, nunca tomará un arma. Una persona que cultiva en su vida desde pequeño la belleza de la música está inmunizada ante la violencia. Una vez que se da es más difícil, pero hay terapia de música para dar la vuelta a esa conducta. Pero creo más en que la música debe estar en la formación de la persona desde que son niños.
- ¿Es un proyecto a largo plazo y las autoridades, por lo general, optan por la solución inmediata?
- La música como el amor encierra una promesa de eternidad. Se trata de poner la semilla, para tener frutos duraderos. Estamos invirtiendo en el modelo de ser humano que van a heredar nuestros hijos y nietos. Hay que pensar en el Ecuador que queremos dejar a las próximas generaciones y por eso hay que sembrar cultura, arte y música.
- Usted ha participado en terapias musicales para enfermos y personas en la cárcel. ¿Qué han sentido, desde su punto de visto, sus espectadores?
- Llevé la novena sinfonía de Beethoven a grupos vulnerables a los hospitales y ellos se sentían curados en el aspecto espiritual y en ser más humano. También tocamos en una cárcel y ellos nos indicaron que le habíamos llevado libertad.